¿Discriminación en el colegio San Juan del Camino? Denuncian bullying contra niño con autismo

Diana Acosta dice que su hijo sufrió acoso escolar y no contó con el acompañamiento adecuado. La institución, ubicada en Bogotá, se defiende afirmando que trabajaron por el bienestar del menor.

Leonardo Botero Fernández
09 de septiembre de 2016 - 01:26 a. m.
Diana Acosta, la madre de Andrés Julián. / Foto: Jhonatan Ramos
Diana Acosta, la madre de Andrés Julián. / Foto: Jhonatan Ramos

“Mi objetivo no es solo hablar por mis hijos, sino hablar por todos esos niños que están en la misma condición y esos padres que no tienen la posibilidad de ser escuchados”, así empieza a contar su historia Diana Acosta, una mujer bogotana de 43 años, casada, que cursa cuarto semestre de Psicología y tiene dos hijos. Los dos han sido diagnosticados con TEA: Trastornos del Espectro Autista.

A pesar de lo poco que se sabe del autismo en Colombia y de los prejuicios sobre este trastorno, quiere que sus dos niños, Mateo* (de 14) y Andrés Julián* (de 12 años), tengan una vida como cualquier otra persona. Por eso ha intentado, junto con su esposo, que vivan una infancia como cualquier otra persona. Para conseguirlo, han buscado el acompañamiento necesario.

Han buscado animarlos en sus talentos y que los tratamientos que reciben sean acordes a estos. A Mateo, a quien siempre le interesó la música, le compraron un piano Yamaha y lo ingresaron a clases. Por su parte, a Andrés Julián lo han animado a que siga su gusto por las artes plásticas. Conocieron a un hombre de 37 años que da clase a niños con Asperger y él le ha enseñado a hacer videos. Ambos, además, están en colegios tradicionales.

Durante un tiempo todo parecía estar bien. Pero en octubre pasado, Diana empezó a notar un cambio en el comportamiento de su hijo menor, que para entonces estudiaba en el colegio San Juan del Camino y, aunque intentaba hablar con su hijo para saber qué sucedía, él no le contaba. Además, a juicio de los papás de Andrés Julián, la intervención de las directivas no fue la adecuada.

El pasado 11 de febrero, durante la sesión de terapia psicosocial de ese día, Andrés Julián “se encerró en el clóset, después de un tiempo salió corriendo a la  cocina, cogió un cuchillo e intentó atentar contra su propia vida”. Después de eso, gracias a un juego de roles con la terapeuta, el niño empezó a relatar lo que pasaba y se pudo determinar que era golpeado, insultado e, incluso, amenazado (con expresiones como “te meterás en problemas”).

Sus compañeros, contó, se burlaban de él y lo señalaban de “tonto”. Su rendimiento académico empeoró. Por esta situación empezó a perder varias materias. Varias veces se reunieron con la directora del San Juan del Camino para, entre otras cosas, solicitar que adaptaran la malla curricular de la institución a las necesidades y capacidades del menor, pero en el colegio se negaron a hacerlo. La respuesta de la directora fue que este “no es un colegio especial”. Algo que para la madre fue discriminatorio.

En una denuncia que envió al Ministerio de Educación, Acosta detalla el maltrato que recibió Andrés Julián mientras estuvo en el colegio: “burlas (tanto niños de su grupo, como de grupos superiores e inferiores le hacían bromas pesadas, le decían frases con doble sentido), maltrato verbal (retrasado, bruto, mal estudiante, eres un tonto, lento), maltrato físico (empujones, puños en la nariz, morados en sus brazos y piernas que no podía explicar) y amenazas (te meterás en problemas, corres riesgos, te pueden hacer daño)”.

No solo eran sus compañeros. En uno de los juegos de roles con la terapeuta, Julián Andrés tomó el papel de profesor y la psicóloga, el de él. Al hacer esto, el niño aseguró que un maestro, que no quiso decir cuál, le había dicho “eres un mal estudiante, estoy decepcionado”.

Rosario Bermúdez, la rectora del colegio San Juan del Camino, tiene otra mirada de la situación. Según contó a El Espectador, desde que el menor fue inscrito en la institución para entrar a transición, allí se preocuparon por brindarle el acompañamiento necesario y los cambios recientes del comportamiento no eran por bullying, sino porque el menor estaba llegando a la adolescencia y porque “había situaciones complicadas en su casa”.

Afirma también que en efecto la malla curricular sí se adaptó según sus necesidades. Además, dice que las reuniones con los padres de familia fueron “permanentes”. Agrega que no comprende la molestia de Acosta por la afirmación de que el “colegio no es especial”, pues asegura que la dijo para explicar a los padres todo lo que se había hecho para garantizar el bienestar del menor.

La situación se volvió insostenible. El 31 de marzo pasado, Andrés Julián llegó sumamente alterado del colegio. Ese día, relata Diana, el niño no aguantó más: “llegó alterado y llorando, diciendo ‘ya no soporto más, ya no puedo más con esto, estoy cansado de que me traten mal, que me digan cosas que me duelen y que se burlen de mí. Me quiero morir, por favor mamá, déjame morir, no me obligues a volver al colegio, porque me voy a meter en problemas’”.

Desde ese momento, Andrés Julián fue retirado del San Juan del Camino. Ese podría haber sido el fin de la historia. Pero por la situación económica que a travesaba entonces la familia, no pudieron pagar la pensión. Aunque sí debían pagar, Diana critica que en el colegio no les dieran la documentación necesaria para inscribir a su hijo en otro colegio. Además, entre los papeles había un cuaderno de Andrés Julián en el que dibujaba y por el que a diario le preguntaba a su madre.

Los documentos no se entregaron, explica Bermúdez, porque los papás de Andrés Julián incumplieron el acuerdo al que habían llegado para realizar los pagos de la matrícula. Y cuando cancelaron la deuda, sí los devolvieron. La rectora del colegio es reiterativa en el hecho de que “no tiene nada que ocultar”, pues el actuar del colegio fue el adecuado.

“Aquí se portaba de manera increíble, lo que ellos veían era en la casa. Lo que sí era que tomaba actitudes fuertes, pero en una reunión concluimos que su cambio era porque estaba entrando en la preadolescencia y su mirada estaba cambiando frente a muchas cosas. Pero no era por frustración”, asegura Bermúdez.

Pero para la mamá de Andrés Julián, el acoso fue tal que decidió actuar por la vía legal y radicó una denuncia por bullying en la Secretaría de Educación y en el Ministerio de Educación para pedir que se “inicie un proceso de investigación e intervención a la institución educativa Fundación Colegio San Juan del Camino, por eventos de bullying en contra de mi hijo, quien además se encuentra en condición de diversidad intelectual”.

“Soy una mamá pidiendo ayuda a gritos, en un colegio donde todo eran abrazos para al final, en una reunión le dijeran a mi esposo que ponían en tela de juicio mi papel como mamá”, asegura Diana, pero también dice que su denuncia va más allá de lo que sucedió en el colegio. Afirma que prefiere pensar que esta es una forma de llamar la atención sobre el derecho de todas las personas “a tener un espacio en la sociedad” y que esto solo se puede conseguir “educando, informando y enseñándole a los demás a respetar la diferencia”.

*Nombres cambiados por protección de los menores.

Nota del Editor: Con posterioridad a la publicación de este artículo, la Secretaría de Educación respondió que no existe ni existió algún tipo de discriminación respecto de los estudiantes de la Fundación Colegio San Juan del Camino. 

Por Leonardo Botero Fernández

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