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El Carnaval, entre luces y sombras

Desde la 44 se oyen voces que cuestionan la organización oficial. La resurrección de Celia Cruz y Hugo Chávez. Habla Carla Celia, directora de Carnaval S.A.

Jaime de la Hoz Simanca
02 de marzo de 2014 - 02:00 a. m.
Las viudas de Joselito, cuya muerte ocurre el martes que antecede al comienzo de la Cuaresma.  / Fotos: cortesía
Las viudas de Joselito, cuya muerte ocurre el martes que antecede al comienzo de la Cuaresma. / Fotos: cortesía

El próximo miércoles 26 de marzo las calles de Barranquilla estarán transitadas por innumerables personas que lucirán en su frente una cruz de ceniza para indicar que durante los 40 días siguientes mantendrán —muchos en teoría— un espíritu de arrepentimiento por los pecados cometidos.

La tradición cristiana del Miércoles de Cenizas está ligada a su más inmediato antecedente: una fiesta pantagruélica y pagana de cuatro días durante los cuales el goce y el desenfreno evocan a los negros esclavos del siglo XVIII en Cartagena, donde disfrutaban de un día de jolgorio, pero distinta a las fiestas que desde dos siglos antes celebraban los cimarrones en San Basilio de Palenque, luego de la acción heroica de Benkos Biohó.

Un día antes del inicio de la cuaresma, el Martes de Carnaval, se verán en Barranquilla centenares de Joselitos muertos, insepultos todos, cargados por viudas inconsolables y hombres de mirada lánguida que llorarán el final de unas fiestas que todos los años se repiten como un carrusel interminable que gira en medio de aplausos y críticas.

Celia Cruz, después de haber cobrado vida en La Guacherna del pasado 21 de marzo, recogerá sus vestidos y sus pelucas de colores y dejará de mover las caderas como lo hacía la auténtica guarachera cubana. Se acordará otra vez de que desde 2005 viene siendo el otro yo de Celia, después de haber deslumbrado a los habitantes de Maicao, en La Guajira, con su famosa representación.

Volverá a ser Ana Carmela Barrios de Zuluaga, quien a sus 66 años bien vividos me dice: “A través de Celia Cruz he rendido homenaje a Jennifer López. El último día del Carnaval de este año luciré un vestido multicolor de arandelas, igualito al que usó la guarachera, y tal vez vuelva a visitar su tumba en Nueva York, adonde fui hace tres años”.

Por su parte, Hugo Chávez regresará al más allá luego de caminar las calles de Barranquilla y los pueblos del Atlántico luciendo una gorra roja sobre su cabeza, la banda presidencial tricolor en el pecho y la V de la victoria. Acá, en tierra firme, quedará Juan Ruiz, esta especie de clon que todavía defiende con ahínco los ideales políticos y sociales del desaparecido mandatario.

“Gran amigo el comandante —me dice—. Nunca nos conocimos, aunque lo intenté bastante. Pero me siguen llegando libros desde Venezuela y los leo con agrado. Este año tengo pensado ir al vecino país para visitar su tumba y saludarlo como se merece”.

Al Carnaval de Barranquilla llegan, desde hace varios lustros, danzas, grupos musicales, comparsas y disfraces del Caribe colombiano. Del departamento del Magdalena, de la Ciénaga Grande y de la zona momposina, al igual que del Valle del Sinú, sin excluir regiones del resto del país, arriban a esta ciudad y se distribuyen entre los desfiles que organizan Carnaval S.A., entidad oficial, y la Asociación de Grupos Folclóricos del departamento del Atlántico, una disidencia que nació hace 15 años.

La asociación que preside el gestor cultural y folclorólogo Édgar Blanco organiza también una coronación de reina del Carnaval propia, la Batalla de Flores del Recuerdo “Sonia Osorio”, la Gran Parada “Carlos Franco” y la Conquista del Carnaval “Totó La Momposina”, eventos paralelos a los de Carnaval S.A., que se acompañan de 226 grupos folclóricos y 600 disfraces individuales y colectivos.

“Nos cansamos de que se explotara el trabajo de los hacedores del Carnaval —dice Blanco—. Además, tampoco somos partidarios de la contaminación visual y auditiva. Muy pronto las cumbiambas, comparsas y hasta la misma reina tendrán nombre de marcas comerciales. Lo que vimos en el Carnaval de los Niños fue una amplificación exagerada de sonidos que va en contra de las advertencias de la Unesco”.

Blanco agrega que el trabajo de la asociación está concertado con el Ministerio de Cultura y la Gobernación del Atlántico. Después señala que el negocio de los palcos no redunda en beneficio de los grupos, que son los auténticos protagonistas de las fiestas. Y remata con una pregunta a Carla Celia, directora de Carnaval S.A.:

“¿En qué se invierten los $14.000 millones que la empresa privada, la explotación de los palcos y el Festival de Orquestas aportan al Carnaval?”.

Desde hace cinco años, la artista plástica y gestora de áreas culturales y patrimoniales Carla Celia está al frente de la Fundación Carnaval de Barranquilla S.A., entidad creada en la década de 1990 con el propósito de regular las fiestas. En 2014 lidera el Carnaval que celebra el décimo aniversario de la declaratoria de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad realizada por la Unesco en París el 7 de noviembre de 2003.

Lo primero que señala es el orgullo que siente porque el Carnaval le pertenece al mundo. Después expresa la necesidad de su protección y cuidado, lo cual se materializa mediante capacitaciones, talleres, impulsos a los semilleros infantiles y estímulos a los hacedores del Carnaval. En cuanto a la pregunta del gestor del Carnaval de la 44, dice: “Lo que recaudamos son $10.000 millones: $4.000 millones por concepto de venta de boletería que facilita la entrada a los palcos y al Festival de Orquestas y $6.000 millones que aporta la empresa privada. No hay utilidades y los eventos gratuitos son 30”.

Celia sostiene que en los carnavales hay una dinámica importante en la economía y en el sector turístico. “Se generan más de 22.000 empleos, entre directos e indirectos. Sólo la Fundación Carnaval S.A. genera 8.000 empleos”.

¿Y en cuanto a la contaminación visual y auditiva?, pregunto.

“Desde hace cinco años existe un manual publicitario que rige al Carnaval en esa materia”, responde. “Pero debe saberse que el único aporte importante en efectivo proviene de la empresa privada. Sin ese aporte no podríamos hablar de una fiesta para el mundo. El aporte del Distrito, de la Gobernación y de la Nación es en otro sentido”.

Por Jaime de la Hoz Simanca

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