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El Hospital Universitario del Valle todavía tiene pulso

Siguiendo una ruta de emergencia trazada hace dos semanas por el Ministerio y la Supersalud, el centro asistencial más importante del suroccidente podría salvarse.

Fabio Posada Rivera, Cali
06 de octubre de 2015 - 03:19 a. m.

Algo no está bien cuando en la sala de urgencias de un hospital son más los médicos y las enfermeras que los pacientes y, además, todos juntos rezan pidiendo a alguna divinidad que obre el milagro de sanar a los enfermos pues no hay insumos con qué atenderlos. Esa, palabras más, palabras menos, era la situación que vivía el Hospital Universitario del Valle (HUV) desde mediados de mayo hasta el 3 de septiembre, cuando cerró sus puertas tras declarar la emergencia económica.

Desde ese día no se atienden pacientes en urgencias ni se hacen cirugías, ya que el hospital no cuenta con sangre ni con jeringas, tubos de ensayo, reactivos, guantes, gasa, algodón, entre otros insumos médicos indispensables para la atención de emergencia. Esto en razón a que su mayor proveedor le embargó las cuentas debido a una serie de deudas atrasadas que superan los $20.000 millones.

Se calcula que cada año esta casa de salud, la más importante del suroccidente de Colombia, recibe unos 50.000 casos de pacientes heridos de bala y arma blanca, con traumas o enfermos de cáncer y sida, entre otras enfermedades de alta complejidad, no sólo del Valle, sino de Cauca, Nariño y Putumayo, y otras regiones.

Por estas razones, al suspender sus actividades, el HUV ha provocado un efecto dominó que amenaza con colapsar la prestación de los servicios de salud en la capital vallecaucana. En promedio, entre 180 y 200 personas eran atendidas en el HUV a diario. Si a esto le sumamos el cierre de la clínica Rafael Uribe, que era administrada por Comfenalco y la Unilibre, donde había otras 400 camas, tenemos una fuerte presión sobre las otras 29 entidades de salud de la red hospitalaria de la región.

Por eso, si usted vive en Cali y padece serios problemas de salud, no hay quien lo atienda. Al menos eso se concluye de recorrer parte de la red hospitalaria de la ciudad y encontrar pacientes en los corredores, gente atendida en sillas de plástico y con sueros colgados de las puntillas de las paredes. “El cierre de servicios del HUV de inmediato congestiona a todos los prestadores de salud de Cali”, señala Carlos Vargas, coordinador de urgencias del centro médico Imbanaco, entidad que está funcionando al 120% de su capacidad.

Nelly Bedoya, personera delegada de Cali, muestra su preocupación, ya que “los pacientes son estabilizados y los remiten a la red hospitalaria de la ciudad para cirugías o tratamientos, pero no sabemos si ésta tiene la capacidad, los especialistas y los equipos para tratarlos”. Por su parte, Alexánder Camacho, defensor del paciente en Cali, explica que la mejor forma de comprobar que el sistema ya colapsó es “que se necesita tutela para que aprueben hasta unos rayos X”. No hay una respuesta oportuna de los hospitales y clínicas del nivel tres, concluye.

Aunque el déficit financiero en el HUV es de vieja data, este año acumuló cuentas por pagar por un total cercano a los $80.000 millones, según cifras dadas a conocer por su director encargado, Jairo Corchuelo, quien asumió las riendas de la entidad el 20 de agosto, cuando el titular, Jaime Rubiano, fue suspendido del cargo por la Contraloría del Valle, que inició una auditoría especial.

La polémica en torno al manejo del centro asistencial surgió a mediados de junio, cuando médicos y enfermeras, así como el personal operativo del HUV, denunciaron ante los medios de comunicación las “condiciones infrahumanas” en que debían realizar su trabajo, no sólo por la falta de insumos sino porque les adeudaban varios meses de sueldo y hasta las primas.

Aunque en un primer momento Rubiano, el director titular, desestimó las alarmas, el 28 de julio aceptó ante los medios la crítica situación del hospital. “Uno no puede sencillamente decir que el HUV es un ente aislado de lo que está pasando en el país acerca de la crisis de la salud, como las EPS les deben a los hospitales $12 billones y nosotros estamos en ese mismo problema”, explicó.

Esto ocurrió luego de que recibiera una andanada de críticas lideradas por Ubeimar Delgado, el gobernador del Valle, quien en su programa en el canal de televisión regional pidió al aire la renuncia del director argumentando que “al hospital se le vino el mundo encima porque el doctor Jaime Rubiano no ha sido un buen administrador”.

Al parecer, la razón de la molestia del gobernador tiene que ver con el modelo de alianzas estratégicas con algunos proveedores, el cual desarrolló Rubiano. El HUV ha tenido por tradición una serie de acuerdos comerciales con más de 200 empresas que se encargan de dotarlo de sus insumos. Sin embargo, parte de la crisis de sus finanzas tiene que ver con la falta de control y eficiencia en las compras, según análisis que el mismo Rubiano presentó a la junta directiva.

Fue con empresas como Vallepharma, Intercomercial, Dotamos y Multifarma, entre otras, con las cuales el director negoció comprar buena parte de los insumos, logrando en algunos casos mejores precios y ampliando la cobertura de medicamentos para los pacientes, un aspecto muy sensible de la operación del HUV y que antes de Rubiano sólo se cubría en 80%.

Fueron varios los servicios que desde 2014 la administración del HUV concesionó a terceros para ampliar la oferta de servicios, cuatro de ellos —atención a pacientes SOAT, resonancia nuclear, cirugía bariátrica y el servicio farmacéutico— dejaron ingresos para la institución por $5.794 millones y un total de 7.769 pacientes nuevos, según el informe de gestión.

Pese a los resultados con que Rubiano defiende su gestión, los críticos señalan que, debido a ese modelo, el HUV es dependiente de esos pocos proveedores, quienes pueden cortar el suministro y parar el funcionamiento de la institución, tal como ocurrió en septiembre pasado.

Hay quienes piensan que detrás del anterior modelo, donde muchos proveedores financiaban la operación del HUV aunque éste se atrasara con los pagos, se esconde una red de corrupción que cobra los insumos a precios por fuera del mercado. Rubiano sostiene que es víctima de una revancha con tintes políticos en pleno año electoral y aclara que no hizo nada a espaldas del gobernador de Valle, quien preside la junta directiva del hospital.

La ruta para sacar al HUV de su crisis fue diseñada por el grupo técnico de prestación de servicios y la viceministra de Salud, Carmen Eugenia Dávila, y aunque en medio de las discusiones, a las que también asistió parte de la bancada parlamentaria del Valle, se ha mencionado una posible intervención, lo cierto es que el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, ha sido enfático en intentar salvar al hospital por otros medios y conseguir que esta salida sea vista como la última instancia.

Si bien las acreencias del HUV suman alrededor de $80.000 millones, al centro asistencial las EPS le deben $146.000 millones, una cartera de fácil cobro, pues tiene menos de un año de vencida.

Al finalizar la semana se conocieron detalles del informe de la auditoría realizada por la Contraloría del Valle y se daba como un hecho el retorno del doctor Rubiano a la dirección. De acuerdo con la resolución 714 del 1º de octubre de 2015, firmada por el contralor Adolfo Weybar Sinisterra, “la motivación central por la cual se suspendió al director ha desaparecido”.

El ente de control realizó 28 hallazgos, siete de naturaleza fiscal, cinco disciplinarios, uno penal y quince administrativos. “Indagamos un presunto detrimento patrimonial por haber cambiado el destino de $2.841 millones de las estampillas, además de la falta de gestión para cumplir con las obligaciones establecidas por contrato con las alianzas estratégicas Miocardio, Imágenes Diagnósticas San José y Vallepharma”, aclaró Sinisterra.

Los hallazgos disciplinarios, indicó el funcionario, tienen que ver con la falta de gestión de los funcionarios que tienen la responsabilidad en el área administrativa, en facturación y en la gerencia del HUV. De acuerdo con esta auditoría, los errores administrativos en facturación y recaudo son los que tienen al centro asistencial en la crisis económica que atraviesa.

Al paso de estos señalamientos, la presidenta de uno de los sindicatos del HUV, Alba Lucía Campaz, dijo que se debe acabar con el mito de que el hospital no cobra: “Es falso. Nosotros les facturamos a las EPS, pero éstas se niegan a pagar”. De acuerdo con las cuentas del HUV, Caprecom le debe $22.788 millones; Emssanar, $20.250 millones; Coosalud, $13.478 millones; Asmetsalud, $4.554 millones, y Cafesalud, $3.200 millones, para un total de $64.270 millones.

Por Fabio Posada Rivera, Cali

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