Publicidad

El pasado y presente de Caño Cristales

La Macarena se ha recuperado de las secuelas dejadas por el conflicto armado, encontrando en su parque natural una insignia de prosperidad económica, pero la explotación de hidrocarburos podrían terminar con este sueño.

Carolina Covelli y Alejandra Sarria*
17 de abril de 2016 - 12:08 a. m.
El pasado y presente de Caño Cristales

I.

El reciente anuncio de la licencia para la exploración minera otorgada a la petrolera Hupecol, y su posterior suspensión por el presidente Santos, alerta a los colombianos ante el riesgo ambiental que corre el parque natural Sierra de La Macarena, reconocido por albergar una variedad única de plantas acuáticas que le da distintas tonalidades al agua que corre por Caño Cristales.

Son pocos quienes recuerdan que el denominado “río de los cinco colores” o “arcoíris que se derritió”, lleva poco más de seis años siendo un referente turístico mundial, visitado por un promedio de diez mil personas anualmente, pues durante tres años esta maravilla natural, ubicada en el municipio de La Macarena, hizo parte de las denominadas zonas de distensión controladas en su totalidad por la guerrilla de las Farc.

Tras sus aguas cristalinas y colores embrujantes, Caño Cristales encierra una historia de sudor y sangre. En la memoria de sus habitantes aún perduran hechos como el asesinato de siete personas en el parque principal, a causa del desmantelamiento del campamento en que habitaba el comandante “Mono Jojoy”, ante una falsa alarma de despeje. A pesar de la represión, el posicionamiento de las Farc en el territorio trajo como consecuencia la conservación del parque.

Frédéric Massé, politólogo francés, experto en conflicto armado y profesor de la Universidad Externado, afirma que se trata de un efecto global y que la guerra en todo el mundo ha permitido que muchos ecosistemas permanezcan intactos. “Este efecto se resume en que si ya no hay conflicto, los colonos pueden colonizar más tierras y van a deforestar. La deforestación es la primera causa del daño al medio ambiente y, si el turismo y la explotación no se controlan, se van a ver grandes efectos negativos en el ecosistema”, concluye.

¿Qué relación tenían los guerrilleros con el parque y qué normas existían en torno a él? “No había restricción en el caño, pero no se podía talar, ni quemar allá. Generaban conciencia de cuidar por beneficio de la región”, afirma Gilberto Olarte Hernández, habitante y comerciante de La Macarena desde hace 40 años, respecto a la relación del grupo subversivo con el parque.

Por su parte, el general Miguel Pérez, excomandante del Ejército en La Macarena (Meta) y actual director nacional de la Defensa Civil, reconoce que existieron en su momento grandes campañas implementadas por la guerrilla para evitar la deforestación y la pesca. Aunque señala también que algunas de las acciones del secretariado como la construcción de vías para transportar coca, impactaron la zona de forma negativa.

Pero la presencia de personajes como el “Mono Jojoy” y en ocasiones del mismo Manuel Marulanda Vélez ejercían un fuerte control sobre el comportamiento de los habitantes: “Ellos mantenían controlada las zonas de El Caño, El Raudal, Caño Canoas y El cajón, colocando letreros con calaveras y leyendas de prohibido el paso y la pesca para preservar las especies, especialmente en El Cajón, puesto que es la zona de desove de los peces”, explica una fuente militar que ha preferido conservar el anonimato.

II.

Para los habitantes de La Macarena fueron diversas las repercusiones de esos tres años en que formaron parte de la zona de despeje, además, uno de los aspectos más impactados fue la economía.

John Alexander Lesmes, quien actualmente labora en el archivo de la alcaldía municipal, recuerda que muchas cosas cambiaron con la llegada de la guerrilla: “Durante esa época el comercio se vio afectado debido al auge de los cultivos de coca, esto ocasionó el descuido de actividades como la agricultura y la ganadería pues toda la mano de obra disponible se destinaba a los cultivos ilícitos”.

La zona de distensión se dio por terminada con una orden del presidente Pastrana, el 21 de febrero de 2002. Una vez “recuperada” la región por las Fuerzas Militares se implementaron estrategias de acercamiento a los habitantes, pero debido a que la zona se encontraba organizada de una forma totalmente diferente, el proceso tomó más tiempo del esperado. “Aunque frente a los medios de comunicación y al país la recuperación fue instantánea, tardó en realidad varios años y aún hoy se sigue llevando a cabo ese proceso”, confiesa el general Pérez, quien fue el encargado en ese momento de retomar el municipio.

III.

Cuando en 2009 se abrieron las puertas de Caño Cristales para el turismo, el municipio encontró una fuente de ingresos clara, en la que actualmente giran la mayoría de actividades que sus habitantes realizan. Es por esto que crece la preocupación de que su fuente de sustento se vea afectada por las actividades de extracción petrolera. 

El municipio de La Macarena se ha recuperado poco a poco de las secuelas dejadas por el conflicto armado, encontrando en su parque natural una insignia de esperanza y prosperidad económica que impulsa toda clase de proyectos e iniciativas que labran el camino a la paz.

Cabe resaltar que las consecuencias de la explotación de hidrocarburos podrían terminar con este sueño y devolver a los macarenences la incertidumbre de un pueblo abandonado por el Estado.

Vea más en http://unaguerradecincocolores.weebly.com/cantildeo-cristales.html

*Estudiantes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

Por Carolina Covelli y Alejandra Sarria*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar