La espera que podría no terminar

En Colombia hay 100.842 menores bajo la protección del ICBF, de los cuales 8.105 tienen características especiales que dificultan la asignación de familia. Bogotá aglutina la mayoría de las instituciones autorizadas para los procesos de adopciones.

Pilar Cuartas
17 de mayo de 2014 - 04:38 p. m.
La discapacidad  es una de las condiciones físicas que hacen más difícil la adopción de los niños  del ICBF.  / Cristian Garavito
La discapacidad es una de las condiciones físicas que hacen más difícil la adopción de los niños del ICBF. / Cristian Garavito

En los últimos cinco años 11.114 niños, niñas y adolescentes han sido adoptados en el país. En 2012 y 2013 se redujeron las cifras en un 46 y 50%, respectivamente, respecto a 2011. Las demoras en los plazos establecidos por la ley, el déficit de defensores de familia y la discriminación de los colombianos hacia ciertas características son algunas de las razones por las que cada vez más menores no logran encontrar un hogar, según directivos de varias instituciones autorizadas para los procesos de adopciones (Iapas), de las cuales cuatro están radicadas en Bogotá. La capital tiene el 19,6% de los niños abandonados en Colombia. Los menores dejados, en su mayoría, en lugares públicos como hospitales, calles y parques son llevados al Centro Zonal para que un defensor de familia comience el proceso de restablecimiento de derechos. El funcionario dicta una medida de protección y ubica al pequeño en un hogar o institución.

El proceso, que empieza con la búsqueda de sus parientes y termina con el reintegro al núcleo familiar o la declaratoria de adoptabilidad, no debe exceder los seis meses. Sin embargo, expertos coinciden en que la medida no se cumple. La Fundación Casa de la Madre y el Niño, en Bogotá, por ejemplo, ha llevado casos en los que los pequeños crecen hasta por diez años bajo el brazo del Estado.

Lorena Vargas, vocera de Fundación Casa de la Madre y el Niño, atribuye la demora en los trámites al déficit de defensores de familia. “Es humanamente imposible que sea diligente el sistema con tan pocos defensores. En nuestra fundación tenemos una defensora que lleva hasta 300 casos. Y todos los directores de ICBF dicen que van a aumentar el número, pero no lo hacen y argumentan que es por presupuesto. Pero lo que no saben es que es más costoso mantener a los niños que pagar otro defensor”, afirma Vargas.

Otro de los problemas, según Vargas, es el modelo de hogares sustitutos que se trabaja en Colombia. El ICBF tiene actualmente 25.433 menores ubicados en hogares sustitutos o internados y “les paga a esas familias para que los acojan y ahí crecen, sin que se les defina la situación jurídica, cuando la ley establece que pueden permanecer en esos hogares tan sólo por un año. Cuando no se recibe dinero por acoger a un niño en un hogar, como sucede en Estados Unidos, es un acto de amor, pero cuando le están pagando por eso a alguien es un acto económico”, agrega Vargas.

Gonzalo Gutiérrez, representante legal del Centro para el Reintegro y Atención del Niño (CRAN), otra de las Iapas, coincide con Vargas en que hay que replantear la conformación de los defensores de familia. “Aproximadamente hay 1.300 en Colombia y de ellos un poco menos del 10% realmente ven en la adopción un mecanismo positivo de restablecimiento de derechos infantiles. Ese grupo humano debería ser el más capacitado, comprometido y riguroso; los mejores deberían estar ahí”, dice Gutiérrez.

Sumado al drama del abandono o la separación del núcleo familiar biológico, los menores deben lidiar con la discriminación que azota al sistema y con la que los colombianos se han acostumbrado a percibir la adopción, a diferencia de los extranjeros, según los voceros consultados.

Unos 8.105 niños, niñas y adolescentes con características y necesidades especiales, como pertenecer a un grupo de más de tres hermanos, ser mayor de ocho años y padecer una discapacidad física o mental o enfermedades permanentes como VIH y renales, no han encontrado una familia.

En el caso del CRAN, los niños con características especiales casi que un 100% van a familias extranjeras, “porque es muy difícil que los colombianos entiendan qué es ser papá y mamá. La mayoría quiere a los niños más claros y “sanos”. Pero, me pregunto, ¿uno escoge a sus hijos biológicos? Hay que entender que el ser padre es una decisión y un acto de amor”, explica Gutiérrez.

El formulario de solicitud de adopciones entregado por el ICBF pide especificar a los futuros adoptantes el sexo, el tono de piel y las características adicionales sobre los menores que se desean adoptar. Durante los últimos cinco años, 6.563 familias extranjeras han realizado procesos de adopción en Colombia. Italia, Estados Unidos, Francia, España y Alemania son las principales nacionalidades.

Actualmente existen 1.970 jóvenes que cumplieron 18 años bajo el sistema de protección del ICBF y a quienes no se les pudo conseguir familia adoptiva por condiciones de salud, discapacidad severa o por la edad. Cuando éstos van a salir del sistema se les extiende la medida de protección desde las defensorías de familia, con el propósito de que concluyan su proceso de formación y prepararlos para la vida laboral y productiva, de acuerdo con información del ICBF.

Lorena Vargas, vocera de la Casa de la Mujer y el Niño de Bogotá, asegura que hay niños que salen de las instituciones y no tienen a nadie en la vida. “Muchos de ellos vuelven a la calle. Tenemos un caso de un joven que volvió a consumir droga y a vivir bajo los puentes. Entonces, el ciclo de pobreza del niño que arrancó a la calle vuelve a repetirse. Otros sí logran conseguir trabajo. La solución para que no crezcan institucionalizados es definir la situación jurídica a tiempo”.

Con tan sólo siete años, Pedro Leguizamón perdió a sus padres a manos de la violencia en su barrio, en el sur de Bogotá. Su abuela y sus tías acudieron a Aldeas Infantiles SOS ante la falta de recursos económicos para hacerse cargo de él y de sus hermanos. Hace 16 años, Pedro ingresó a la aldea 11 a cargo de Mamá Fanny. Hoy, gracias al acompañamiento de la organización, es médico general, egresado de la UDCA y coordinador del servicio de urgencias en el hospital de La Vega.

Aldeas Infantiles SOS, fundada en Austria, es la ONG internacional más grande de ayuda directa a la infancia y la adolescencia. El objetivo es acoger a los menores en un entorno familiar y acompañarlos en su crecimiento, pero sin separarlos nunca de los hermanos biológicos. Bogotá es una de las zonas priorizadas por la organización que atiende a niños del ICBF, pero no forma parte de las Iapas. Se encuentra en 133 países y en siete regiones del territorio colombiano.

Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles SOS, señala que la edad es uno de los mayores inconvenientes para un niño que quiere ser adoptado. “En el país persiste el falso imaginario de que los más pequeños son los adoptables. Pero se nos va olvidando como sociedad que ellos crecen y el que hoy tiene tres años, en los próximos cuatro tendrá siete, y rápidamente será adolescente y adulto, y se quedó esperando a que lo adoptaran”.

“En el sistema de protección estatal hay pocas posibilidades de que los hermanos crezcan juntos. Hay organizaciones que atienden sólo niñas, y si tienen hermanos varones, los separan. Si no crecen en familia pueden repetir ciclos de abandono en la adultez”, concluye Rosales.

Mientras las instituciones y organizaciones libran la batalla contra el abandono, el ICBF anunció que está preparando una actualización y ajustes de los lineamientos técnicos del programa de adopción.

 

pcuartas@elespectador.com

@pilar4as

Por Pilar Cuartas

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