Hijos de Carlos Alonso Lucio salen en defensa de su padre y del derecho a la intimidad

José Antonio y Marialia se pronunciaron en contra de la W Radio, en la que periodistas cuestionaron al promotor del referendo contra la adopción igualitaria porque no se encargó de la crianza de sus hijos.

redacción Nacional
12 de mayo de 2017 - 03:10 a. m.
Óscar Pérez- El Espectador
Óscar Pérez- El Espectador

El proyecto legislativo que más ha polarizado al país en su historia reciente, el referendo contra la adopción igualitaria, sigue dividiendo aun después de hundido en tercer debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes. Este jueves, un día después de que los representantes rechazaran la propuesta con un marcador de 22 votos contra 12, la discusión se trasladó a los micrófonos de la W Radio. (Lea aquí: Se hundió referendo de Viviane Morales, el No ganó en tercer debate)

Carlos Alonso Lucio, promotor del referendo autoría de su esposa, la senadora Viviane Morales, estaba al aire en conversación con la mesa periodística. El comunicador Juan Pablo Calvás le hizo una pregunta que consideró pertinente, aun cuando tocaba el ámbito personal. Lucio defendía por qué la adopción en el país solo debe estar reservada para las parejas heterosexuales unidas por matrimonio o unión marital de hecho, excluyendo así a las parejas homosexuales y personas solteras.

“Partiendo de ese rol del padre y de la madre, quisiera que usted me respondiera una pregunta, y me perdona que me le meta en el campo personal: su hijo no creció con usted, creció con sus abuelos. Su hija creció con su mamá, no creció con usted, no tuvo el rol paterno. ¿A usted le parece correcto estar promoviendo una iniciativa como la que está promoviendo, cuando el modelo mismo de su familia va en contravía de lo que usted habla y de lo que usted pregona por sus creencias y por la manera en la que usted está convirtiendo sus dogmas religiosos en un elemento de política en Colombia?”, cuestionó Calvás.

“Perdóneme, señor Lucio, pero su hijo mayor usted se lo quitó a su mamá y usted se lo entregó a sus abuelos…Entonces, usted mismo fue el que tomó una decisión por su hijo de alejarlo del rol materno, que es el que ahora usted está exigiendo. No entiendo cómo pudo haber dado usted esta voltereta ética y moral”, aseveró Calvás.

Lucio se molestó e insistió en que sus hijos nunca estuvieron en condición de adoptabilidad. Luego de calificar al periodista de “descortés”, el coequipero de Morales colgó la llamada e interrumpió la entrevista.

Tras el álgido debate, José Antonio y Marialia, los hijos de Lucio, se pronunciaron a través de un video y de una carta para criticar la “intromisión” de la W Radio en su vida privada y defendieron la relación que tienen con su padre.

La joven de 24 años, le pidió a Julio Sánchez Cristo, de la W, que no la utilizara para “atacar” a su padre. “Y no lo haga con mentiras, siempre ha estado ahí con su amor incondicional para apoyarme en todas las etapas de mi vida. Esta mañana en su programa, usted ultrajó mi dignidad y mi privacidad, es un acto miserable que suele hacer con todos aquellos que no coinciden con los intereses de su bolsillo y su círculo social. La verdad no la determinan sus opiniones infames, la verdad está en los corazones de los hombres, en el corazón de mi padre estoy yo, y él está en mi corazón”, agregó Marialia.

Esta es la carta completa:

"Bogotá, 11 de Mayo de 2017

Señor Julio Sánchez Cristo:

Mi nombre es José Antonio Lucio Vásquez.

En respuesta a la entrevista que le hizo a mi padre Carlos Alonso Lucio esta mañana, quisiera dejar muy en claro los hechos que usted hoy tergiversa con fines políticos y lucrativos.

Quiero aclarar que estoy de acuerdo con los derechos de la comunidad LGBTI y en desacuerdo con lo planteado en el referendo que se votó ayer en la Cámara de Representantes. En mi casa la discusión siempre se ha dado abiertamente y con el mayor respeto por la diferencia de opiniones y pensamientos. Sin embargo, no he venido a hablar de eso.

Hoy me urge hablar de otros temas, que considero deben ser  conocidos y revisados por quienes conforman la opinión pública, por los lectores y oyentes que periódicamente son manipulados por usted y la jauría de periodistas que lo validan y lo idolatran.

Primero, quisiera hablar del supuesto abandono de mi padre, arma que usted decidió utilizar el día de hoy para castigarlo en el terreno fértil del escarnio público.

Como usted sabe, soy hijo de dos exmilitantes del movimiento M-19, y en diciembre de 1986 mis padres tuvieron que entregarme a mis abuelos paternos, considerando que era peligroso mantenerme a su lado por temas de seguridad. Poco sabe usted del dolor que conlleva para una familia tener que desprenderse de sus hijos, o del largo proceso que requiere entender las decisiones de personas que se jugaron la vida por sus ideales políticos.

Desde entonces crecí y viví dentro de una familia con el mayor amor y apoyo que le pueda ser brindado a alguien, muy seguramente el mismo que otra familia conformada por otra configuración de género pueda tener. De nuevo, no estamos discutiendo eso.

Mi padre ha estado siempre presente, de seguro en la misma medida que usted como profesional dedicado a su oficio ha podido estarlo, me ha enseñado a ser libre e independiente, a pensar por mí mismo y a hacer valer mis derechos como ciudadano y ser humano.

He aprendido a quererlo y respetarlo por siempre tener la valentía y el coraje de enfrentarse a una opinión pública politizada, desinformada y llena de odios.

Hoy vengo a hablar de la ética periodística, a preguntarle en qué momento los medios de comunicación cambiaron su función y compromiso de informar, para dedicarse a juzgar, castigar, polarizar y utilizar cualquier herramienta para desarticular al enemigo.

Lo invito a que revise el derecho a la privacidad, porque hoy usted ha violado la mía y la de mi familia, con fines políticos y lucrativos.

Los ataques de los medios de comunicación no son algo nuevo en mi familia, los recuerdo desde pequeño, y le aseguro que pesan más, en mi persona que la supuesta ausencia de mi padre.

Hoy, leyendo las reacciones en las redes sociales me pregunto si no es lo mismo echar a la hoguera a un cristiano que a un homosexual.

Me duele y me indigna habitar un país en el cual las diferencias, sean de cualquier tipo, no puedan ser tomadas en consideración en el marco del entendimiento, el amor y el respeto.

José Antonio Lucio Vásquez"

Por redacción Nacional

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