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La historia del laboratorio natural en medio del bosque más antiguo de Urabá

“Tulenapa” es el nombre que recibe este centro de investigación científica perteneciente a la Universidad de Antioquia.

María Luna Mendoza
04 de febrero de 2014 - 03:26 p. m.
El aprovechamiento sostenible de los recursos es uno de los ejes que guía cada una de las actividades académicas que se desarrollan en el laboratorio natural.
El aprovechamiento sostenible de los recursos es uno de los ejes que guía cada una de las actividades académicas que se desarrollan en el laboratorio natural.

 En la lengua de los indígenas Tule, habitantes de la región del Darién del Urabá chocoano y antioqueño, la palabra “Tulenapa” significa “tierra de los conocedores del cosmos”. Este es el nombre que recibe uno de los mejores laboratorios con que el que cuenta la Universidad de Antioquia. Se trata de un laboratorio natural de física, química y biología ubicado en medio del bosque más antiguo de la planicie costera del Urabá, en el municipio de Carepa, Antioquia.

La segunda fase de la Sede de Estudios Ecológicos y Agroambientales de Tulenapa, recientemente presentada por la Universidad, cuenta con tres laboratorios básicos; dos aulas de clases con una capacidad para 40 personas; nueve aulas para grupos de investigación y de posgrados; tres casas de alojamiento y con más de 146 hectáreas de bosque para investigar.

“Tenemos el último bosque maduro, saludable y lluvioso de la planicie costera. Si dejamos que se acabe y no lo estudiamos, estamos desperdiciando la oportunidad no sólo de potenciar su uso con fines de investigación y docencia, sino de comprender lo que este puede ofrecer a las comunidades y al sector productivo”, dijo el biólogo Juan Felipe Blanco para ‘Alma Mater’, periódico de la Universidad de Antioquia.

El conocimiento de la biodiversidad y los recursos naturales; la reparación de ecosistemas degradados y especies amenazadas y el aprovechamiento sostenible de los recursos son los tres ejes que guiarán cada una de las actividades académicas que ahí se desarrollen.

Tal como lo reseñó ‘Alma Mater’, la riqueza natural de la región no sólo implica un compromiso ético de la Universidad, sino una posibilidad única en términos de pertinencia académica y social. Según Blanco, una gran variedad de actividades científicas están permitiendo aprovechar al máximo dichos recursos. En Tulenapa se adelantan investigaciones sobre aves migratorias, un inventario de especies de árboles, estudios microbiológicos del suelo y cultivos experimentales de banano, yuca, fríjol, cacao, árboles frutales. Dichos cultivos facilitan el estudio de los procesos agroindustriales de la región. Asimismo, la Sede cuenta con la Estación de paso Corpoica, destinado a la recuperación y cuidado de animales silvestres. En diciembre de 2013, el laboratorio fue el epicentro de los encuentros de la ‘Licenciatura en Pedagogía de la Madre Tierra’ en la que participaron 67 indígenas que recibieron el título de licenciados. Según Dora Nicolasa Gómez, directora de Regionalización de la Universidad, la extensión de los estudios ecológicos y agrícolas corresponde al deseo de acercar a todos los rincones de Antioquia los programas académicos pertinentes para el desarrollo humano y sostenible del departamento.

 

Por María Luna Mendoza

 

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