Horuz Group alimenta al ejército ruso

Dos emprendedores antioqueños crearon la empresa en 2013 y ya llevan un año exportando hacia el país euroasiático, con un contrato por US$260 mil. También maquilan cereales de las cadenas de supermercados.

Mary Luz Avendaño
29 de diciembre de 2014 - 02:00 a. m.
El administrador de empresas agropecuarias Camilo Peláez, uno de los fundadores de Horuz Group.  / Luis Benavides
El administrador de empresas agropecuarias Camilo Peláez, uno de los fundadores de Horuz Group. / Luis Benavides

Quién podría pensar que las barras de cereal que consumen los militares del ejército ruso se fabrican en Rionegro (Antioquia), a 30 minutos de Medellín. Desde comienzos de 2014, Horuz Group firmó un contrato por US$260 mil con una compañía militar de ese país para suministrar el alimento.

Esta empresa fue fundada en 2010 por Camilo Peláez, un administrador de empresas agropecuarias, y su hermana, Susana Peláez, publicista. En un comienzo intentaron comercializar aceite de oliva saborizado, pero el negocio no funcionó, “es un nicho de mercado muy débil en nuestro país y decidí darle un vuelco total a la empresa y dedicarme a los cereales”, explica Camilo. Luego comenzó el proceso de investigación e implementación de la tecnología necesaria para competir en este segmento, dominado por dos multinacionales.

Tener la planta lista les tardó mucho tiempo, pues debieron importar una parte de la maquinaria y construir otra. Además, asegura Camilo, lo más complicado fue que “en la academia colombiana no hay formación en cereales y el tema de las formulaciones fue un proceso largo, así como la capacitación del personal”.

En 2012 comenzaron a conseguir los clientes, tocaron puertas y promocionaron sus servicios. “Arrancamos operaciones en el segundo semestre de 2013. En ese entonces estaba tratando de comercializar un producto a base de cereales y granos proveniente del Tíbet. La forma más adecuada que encontré era mezclándolo con las barras de cereal”, recuerda el emprendedor antioqueño.

El producto al que se refiere es el tsampa, que es la comida tradicional de los monjes tibetanos y que mezcla harinas y cereales, un alimento muy tradicional con alto contenido de proteína y minerales, apetecido por su valor energético. Lo conoció gracias a unos amigos, así que no dudó en viajar al Tíbet para ver de cerca su proceso y comenzar a producirlo en Colombia. Allí vio una oportunidad de negocio.

Con su marca propia, Oruz, promueve este alimento, pero además les maquila los cereales a las cadenas de supermercados en el país. Son 30 referencias las que ofrece. Según Camilo, “con la marca es más complicado, pero tenemos un nicho, una línea para mujeres y consumos naturistas, y con las marcas blancas sí competimos en consumo masivo”.

Actualmente cuenta con 12 trabajadores. Para el próximo año la meta es construir otra planta, que triplique la capacidad actual de producción, lo cual les permitirá generar otros 25 puestos de trabajo, y en 2016 abrirá una sede en Panamá, donde se generarán 12 empleos más.

“Estar con las maquilas nos ha permitido tener un crecimiento muy grande y una penetración de mercado interesante. El cereal lo sembramos en la Costa y los Llanos, y hay otros productos que hay que importarlos de Argentina, Chile y EE.UU., principalmente nueces y avena”.

Este año el crecimiento fue de 400% y para 2015 la proyección es de 60% gracias a la apertura de mercados en Venezuela y EE.UU. Desde 2013 están vinculados al programa “La Andi del futuro”, el cual les ha permitido, a través de mentorías y asesorías, crecer en términos de planificación y comercialización. Cada día siguen tocando puertas en busca de nuevos clientes y mercados, mostrando la calidad del producto que han desarrollado gracias al trabajo paciente y dedicado.

Por Mary Luz Avendaño

 

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