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El año 2013 pasará a la historia colombiana, entre otras cosas, por el despertar del movimiento negro. En julio la Fundación Manos Visibles realizó en Quibdó (Chocó) el encuentro académico Conexión Pacífico, para buscar la articulación de los territorios ubicados sobre ese litoral. Dos meses después, también en la capital chocoana, se dieron cita 1.000 representantes de consejos comunitarios afros, palenqueros y raizales de todo el país, para hablar de autodeterminación y soberanía. Y ayer se inició en Cali la Tercera Cumbre Mundial de Alcaldes y Mandatarios Afrodescendientes.
Hasta la capital del Valle se trasladó la ministra de Integración y Cooperación Internacional de Italia, Cécile Kyenge, quien ha enfrentado una dura batalla contra el racismo en su país: ha sufrido burlas e insultos, la han comparado con animales y le han arrojado plátanos. Pero esta mujer de ancestros congoleses no claudica y sigue exigiendo igualdad y respeto. Oculista de profesión y orgullosa de “no ser de color, sino negra”, visita Colombia para hablar de su experiencia y seguir en su tarea de buscar la creación de políticas concretas para la integración de la población afro en el mundo.
Los ataques de discriminación que ha recibido, ¿aún continúan?
Inmediatamente después de mi nombramiento, recibí muchos. Ahora, aunque disminuyeron, tomaron otra forma: ya no recibo tantos insultos o ataques verbales directos; pero deformar mis declaraciones y aspectos específicos de mi trabajo para obstaculizarlo, es otra forma de ataque.
¿Cómo ha reaccionado el gobierno italiano ante su situación? ¿La ha apoyado?
Sí, por supuesto. Debo decir que he recibido mucho de cada partido, tanto de izquierda como de derecha. Pero creo que la solución no se encuentra solamente en el apoyo per se, de manera verbal, sino en lo que está más allá y después de él: en las acciones. Necesitamos instrumentos y leyes para proteger a la gente que, como yo, ha sido víctima del racismo. Se necesita garantizar un trabajo en ambiente de igualdad para todos.
¿Considera a Italia un país racista o cree que lo que le ha sucedido es un caso aislado?
El problema tiene una raíz más profunda relacionada con los cambios culturales que ha afrontado Italia desde los años 90 en materia de inmigración. La cuestión es que la perspectiva política en esa área tuvo en cuenta una sola categoría: la inmigración ilegal. Y ya se ha demostrado que el fenómeno migratorio tiene más aristas que incluyen otras categorías, como la población trabajadora, académica o empresarial.
Entonces, cree que las afrentas no son personales sino a la institución que representa y las propuestas que ha desarrollado dentro de la misma...
En gran medida sí, y a las políticas que pueden cambiar este enfoque basado en la “legalidad”. El país necesita poner el foco en la integración, no en la exclusión.
¿Cuáles son sus principales objetivos como ministra de Integración en Italia?
Quiero lograr un fin: acabar con el racismo y la segregación en todo sentido. Y para ello es necesario usar como medios la educación, el deporte, la información y el trabajo en equipo. Por otro lado, busco reforzar las leyes contra la discriminación racial y su aplicación a nivel nacional.
¿Cuál es su propuesta para integrar a las comunidades minoritarias?
Es necesario abrir un camino hacia la inclusión. Y para iniciar este viaje hay que darles la posibilidad, especialmente a los jóvenes que han nacido en otras fronteras, de sentirse parte del país, por lo que tenemos que hablar del derecho a la ciudadanía y a la integración real.
¿Qué significa la Tercera Cumbre de Alcaldes y Mandatarios Afrodescendientes que se realiza en Colombia?
No es sólo importante, es necesaria y urgente. Vamos a hablar sobre la participación de las minorías, de los inmigrantes, de la población que siempre está a un costado del camino. Es la oportunidad para entender que la diversidad y la inclusión son factores de desarrollo económico para cualquier nación, que generan riqueza en todo sentido. Esa es una tarea que debemos trabajar juntos.
¿Hay más avances o retrocesos hoy en día en el debate alrededor de la población afro?
Estamos viviendo un despertar, un renacimiento que se debe principalmente a un factor: hay mayor conciencia en los pueblos y en la gente. Con ella, estamos en condiciones de establecer y, sobre todo, ejecutar políticas para incluir a todas las minorías, especialmente aquellas que históricamente fueron y siguen siendo despojadas, exiliadas, humilladas y sometidas.