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Otra víctima más de la guerra de pandillas en Cartagena

Un reciclador murió por una bala perdida en la puerta de su casa.

Redacción Nacional
14 de junio de 2014 - 12:06 a. m.
Roberto Enrique Porras y su hijo Arlintong Porras
Roberto Enrique Porras y su hijo Arlintong Porras

Roberto Enrique Porras Ricardo, era un humilde reciclador que vivía en la Calle 10 de Mayo en el barrio La Candelaria en Cartagena, junto con sus tres hijos. El mayor de ellos es ciego y pide limosnas en el centro de la ciudad.

El pasado lunes, mientras estaba en la puerta de su casa, Porras recibió una bala perdida en el abdomen como consecuencia del enfrentamiento de las pandillas ‘La Amapola’ y ‘los Maraqueros’ del sector. Varios vecinos corrieron a auxiliarlo, trasladándolo al Centro de Atención Permanente, CAP de La Candelaria.

“Carlos, yo me voy a morir”, le decía Roberto a un vecino que estaba a su lado, en el vehículo, en medio de su agonía. Mientras, la Policía buscaba a los causantes de su desdicha. Entre ellos, alias ‘el Chiquitín’, ‘el Pachito’, ‘el Bazuca’ y ‘el Andrés’, según informó eluniversal.com.co

Sin embargo, los médicos del CAP lo remitieron a la Clínica Crecer por la gravedad de su herida. En el camino a Roberto le dieron dos paros cardíacos y al llegar al centro médico sufrió otro, que fue fulminante.

Porras, es una víctima más de la guerra entre pandillas.

Arlintong Porras, Su hijo mayor quien es invidente, y vive de la caridad de las personas, vivió fuertes momentos al enterarse de la muerte de su padre a tal punto que intentó acabar con su propia vida valiéndose de un cuchillo.

“Luego que cogí el cuchillo algo me decía que no me suicidara y después la gente se metió y me lo quitaron. Eso fue muy duro para mí porque yo quería mucho a mi padre. Yo vivo con mi mamá y cuando llegaba a la casa de mi papá me ponía a bailar con él en la sala. Me tomaba las manos y me hablaba. Por eso hoy me acerqué a su cajón y le dije ‘papá ya no siento tus manos que me abrazan, ni tu voz. Te fuiste’. Después le prometí que no iba a prender un equipo que tengo por dos años para así guardarle luto, pues antes que muriera me prometió que me iba a regalar un parlante”, relató tristemente Arlintong.

Por la muerte del reciclador aún no hay capturas. Este jueves hubo una nueva pelea en el sector.
 

Por Redacción Nacional

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