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La población continúa resistiendo en Buenaventura

En medio de la crisis que padece Buenaventura, el Centro Nacional de Memoria Histórica presenta hoy el informe más importante que se ha escrito sobre la violencia en el puerto y las resistencias de la sociedad civil.

Jorge Iván Posada* / Especial para El Espectador
02 de junio de 2015 - 02:34 a. m.

Organizaciones sociales, la Iglesia, la Fiscalía y el CNMH se reunirán en el auditorio de Confamar, a las 4 de la tarde, a pesar de que toda la ciudad se encuentra sin fluido de energía, ya que el frente 30 de las Farc destruyó, con cargas explosivas, una torre eléctrica el pasado fin de semana.
 
A las dos de la tarde, en la catedral San Buenaventura, en una eucaristía, se recordará a las víctimas del conflicto armado, y de ahí saldrá una movilización que se concentrará en la administración municipal. La organización Mujeres Entretejiendo Voces por los Desaparecidos pedirá verdad y justicia por las tantas personas que han sido desaparecidas en el puerto (entre 1990 y 2013 el Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres registró 475 víctimas de desaparición forzada). 
 
Mientras tanto, los operadores de EPSA insistirán en restablecer el fluido eléctrico. Al momento la Armada Nacional sigue en la zona rural de Agua Clara. Los uniformados están verificando si hay o no minas antipersonales instaladas alrededor de la torre que fue derribada. 
 
Buenaventura a oscuras sigue resistiendo a todos los grupos armados: ni las casas de pique de las bandas criminales, los ataques de las Farc contra la población civil y la indiferencia del Estado, han paralizado la lucha de las organizaciones (Proceso de Comunidades Negras, Fundescodes, el Centro de Pastoral Afocolombiana, la Pastoral Social, los Jesuitas, Transformando Mentes, el Comité del Agua, entre otras) para que termine la crisis humanitaria que padece la ciudad. 
 
Esa que resume el informe Buenaventura: un puerto sin comunidad, el primer estudio académico sobre la práctica de terror de las llamadas casas de pique, que evidencia la gran paradoja, ya que después de la desmovilización del bloque Calima, en 2004, el impacto del conflicto armado ha sido peor.
 
El Centro Nacional de Memoria Histórica registró 26 masacres entre 1995 y 2013, 20 de ellas entre 2000 y 2003. Es decir, que el 76% de las masacres se concentraron en cuatro años en el período denominado “el arribo paramilitar” o “la época de las mil muertes” (2000-2004).

Por Jorge Iván Posada* / Especial para El Espectador

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