En 1991 Colombia se reconoció como un país multiétnico y pluricultural. Así que en el censo que se realizó dos años más tarde, fue necesario preguntar cuántos indígenas y afrocolombianos existían en el país. El DANE calculó en esa ocasión que la población indígena era el 1,61 % y los afros 1,52 %.
En el censo de 2005 esas cifras cambiaron dramáticamente. Pasaron a 3,4 % y 10,6 %, respectivamente. ¿Estaban creciendo los grupos minoritarios de una forma tan acelerada? Los expertos descartaron esa hipótesis. Comenzaron rápidamente a sospechar que el problema era otro: la forma en qué se formuló la pregunta en los dos censos.
De acuerdo con Juan Camilo Cárdenas, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, “nos preocupaba que los cambios que hubo de 1993 a 2005 se debieran a la forma de redactar del DANE. Estábamos con esa pregunta hacía un rato y la Fundación Ford tenía esa duda”.
Al revisar los formularios de los dos censos, en efecto, notaron que existían diferencias claras en las preguntas. En 1993 la pregunta fue: “¿Pertenece a alguna etnia, grupo indígena o comunidad negra? Sí o no”. En 2005 fue mucho más amplia: “De acuerdo con su cultura, pueblo o rasgos físicos, se reconoce como: 1. Indígena; 2. Rom; 3. Raizal del Archipiélago de San Andrés y Providencia; 4. Palenquero de San Basilio; 5. Negro(a), mulato(a), afrocolombiano(a) o afrodescendiente; 6. Ninguno de los anteriores”.
Surgió entonces la idea de hacer un experimento para demostrar o descartar si la diferencia en las cifras se debía a la pregunta. Cárdenas buscó el apoyo de otros investigadores, como César Rodríguez Garavito, Juan David Oviedo y Sebastián Villamizar, todos de la U. de los Andes.
Para estudiar si la redacción influía o no, los investigadores encuestaron a 2.128 personas en 72 barrios de Bogotá y probaron tres distintas preguntas con cinco menús de respuestas diferentes. Lo que hicieron fue jugar con opciones como “afrodescendiente”, “blanco”, “mestizo”, “mulato”, “negro” o “ninguna de las anteriores”, para ver si el porcentaje de minorías cambiaba.
Los investigadores demostraron que la pregunta no es la que afecta el resultado, sino las variaciones que ofrecen las categorías diferentes en la respuesta. Uno de los grandes hallazgos es que la opción de “ninguna de las anteriores”, presente en el censo del 2005, es seleccionada por la mayoría de la población. De acuerdo con Cárdenas, “esta categoría hace que la gente se salga rápido por la tangente, porque permite responder sin preguntarse a sí mismo ¿a qué grupo pertenezco?”. Es decir, si se incluye una categoría sombrilla, como mestizo o mulato, la autoidentificación étnica aumenta.
Para que los afros se declaren como parte de una minoría, es fundamental no considerarlos como un solo grupo. En el último censo, el DANE les dio sólo la opción 5 a los negros: “Negro(a), mulato(a), afrocolombiano(a) o afrodescendiente”. Los investigadores hicieron distintas combinaciones y encontraron que separar esta categoría hace que aumente el porcentaje de afros. Esto se debe a que hay personas que se consideran “negras” pero no “mulatas”, ya que no creen que tengan antepasados blancos. Hay otros que se identifican como “afrodescendientes” mas no como “afrocolombianos”, pues sienten que el Estado no los reconoce. Asimismo, la opción de “negro” tiene el menor índice de respuesta, seguramente por su carácter peyorativo.
Estos resultados los compartieron en la mesa interétnica de organizaciones afros e indígenas, que venía reuniéndose para discutir sobre este tema. Cuando los demás miembros vieron las conclusiones, no les quedó duda: debían acercarse al DANE antes del próximo censo. Esta entidad les abrió las puertas y escuchó los resultados.
La recomendación del estudio es “utilizar un menú de respuestas más amplio, que elimine la opción de ‘ninguna de las anteriores’, abra las categorías correspondientes a los pueblos afros y utilice otra opción de categorías como ‘blanco’, que resalte las diferencias entre las categorías étnico-raciales”.
De acuerdo con Rodríguez, también director del Observatorio de Discriminación Racial, conformado por la Universidad de los Andes, DeJusticia y el Proceso de Comunidades Negras, la importancia de conocer la diversidad radica en que “para poder tomar acciones y decisiones colectivas, tanto por la sociedad civil como por parte del Estado, es fundamental tener información de calidad. Desde nuestro primer informe, el problema de la discriminación y las desigualdades raciales y étnicas comienza por la invisibilidad, que a su vez comienza por la falta de cifras confiables y adecuadas”.
Después de escuchar los argumentos de la mesa interétnica, el DANE inició en marzo un piloto del censo del 2017 con tres millones de personas. La pregunta 46 quedó formulada de la siguiente manera: ¿De acuerdo con su cultura, pueblo o rasgos físicos es o se reconoce como: 1-Indígena, 2-Gitano o Rom, 3- Raizal del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, 4- Palenquero de San Basilio, 5-Negro (a), 6- Mulato (a), 7- Afrodescendiente, afrocolombiano (a), 8- Blanco(a) o mestizo(a), 9- Otro diferente de los anteriores.
Aunque no siguieron sus recomendaciones al pie de la letra, Rodríguez considera que se llegó a una pregunta que “sin ser perfecta, avanza en dos asuntos importantes. Primero, elimina la categoría de ‘ninguna de las anteriores’, y segundo, alcanza a distinguir las diferentes formas en las que los encuestados se pueden autoidentificar. Entonces, ya es un avance que la categoría general que había para ‘afrodescendientes, negros, palenqueros, etc.’ esté más distinguida y más diferenciada”.