Publicidad

Las razones de la “guerra” por el agua en Cali

Pese a contar con siete ríos que la atraviesan y tomar el 75 % del agua que consume del Cauca, segundo afluente más importante de Colombia, la capital del Valle vive su peor sequía en los últimos 20 años.

FABIO POSADA RIVERA
13 de octubre de 2015 - 02:00 a. m.
El río Pance, en Cali, es uno de los más afectados por el fenómeno de El Niño.  / Fabio Posada
El río Pance, en Cali, es uno de los más afectados por el fenómeno de El Niño. / Fabio Posada

Con un arma frente a sus ojos, al hombre no le queda más que detener el camión cisterna y ceder el volante a quien lo amenaza. El vehículo, rodeado por cuatro motos que lo escoltan hasta una invasión en la zona de ladera de Cali, no lleva gasolina o petróleo, su contenido es agua y el atraco no solo busca saciar la sed de las familias que viven en ese asentamiento humano irregular, sino también llenar improvisados aljibes de los que luego sacarán porrones para la venta.

La sequía que padece Colombia por el fuerte fenómeno de El Niño tiene una expresión criminal en este sector de la ladera de Cali, donde la necesidad ha dado paso no solo a actos vandálicos, sino a toda una mafia que hurta el agua que Emcali (empresa de servicios públicos de la ciudad) lleva a estos barrios en camiones cisterna, para luego venderla a los mismos habitantes del lugar, quienes no reciben una gota del precioso líquido desde hace casi cuatro meses.

“Ante los cortes de agua por el bajo nivel de los ríos que surten la parte alta de Cali, llevamos agua en camiones cisterna a las comunas 1, 2, 18, 19 y 20. En la 18 enfrentamos graves problemas, pues la comunidad ‘secuestra’ los vehículos con revólver, machetes y cuchillos e intimida y maltrata a los conductores”, denunció hace una semana Julián Lora, gerente de Acueducto de Emcali.

Ante la delicada situación, los vehículos que suben el agua a estos barrios llevan 15 días siendo escoltados por la Policía, aunque el funcionario de Emcali no descarta el acompañamiento militar.

Pero en la disputa por el agua en la capital del Valle no solo se recurre a la violencia, las trampas también están a la orden del día. Supervisores del área de agua potable de Emcali han encontrado que clínicas y colegios privados de la ciudad, que se abastecen del líquido a través de la red primaria o sus propios pozos profundos, “solicitan el servicio de camión cisterna para llenar sus tanques o reservorios y así evitar pagar por este servicio”.

En respuesta a todas estas irregularidades, Emcali anunció que solo surtirán los asentamientos irregulares en la zona de ladera los martes y jueves. “Es que allí están las personas que toman el agua de manera ilegal y no cancelan por ello. Tienen chuzadas las líneas de la planta de La Reforma y gran parte de esta crisis se debe al desperdicio que provocan y al impacto ambiental que generan sobre el río Meléndez”, señaló la entidad en un comunicado.

Para las empresas privadas que estaban pidiendo el servicio solo para evitar usar la red primaria y pagar por el servicio de agua, se anunciaron sanciones. Además, se les comenzará a cobrar el valor del agua entregada, no solo el flete del camión cisterna. Cada viaje cuesta $350.000 y solo a la zona de ladera Emcali hacía 20 diarios, por lo que gastaba un total de $7 millones en fletes por jornada.

Más allá de las inclemencias causadas por el fuerte y prolongado verano producto del fenómeno de El Niño, ¿por qué una ciudad bañada por siete ríos y bordeada por el segundo afluente más importante de Colombia termina inmersa en una guerra por el vital líquido?

Para Andrés Santamaría, personero de Cali y quien dará a conocer hoy el resultado de un detallado estudio liderado por esta entidad, “una multiplicidad de elementos explican la paradoja de que la ciudad se quede sin agua cuando los ríos se secan por el verano o cuando llueve torrencialmente. Lo que tenemos es un sistema débil y mal planificado, que está en mora de corregirse”.

La paradoja que menciona Santamaría la sufrieron los caleños el domingo pasado después de un copioso aguacero que, según el gerente de Acueducto de Emcali, “arrastró una gran cantidad de sedimentos que llegaron al río Cauca, dejándolo sin oxígeno e impidiendo la potabilización del agua”. Por esta razón, al menos el 75 % de la ciudad estuvo sin servicio hasta casi el mediodía.

Entre los puntos claves que contiene el estudio de la Personería para entender la crisis del agua en Cali se destaca la disminución de la calidad del agua en cinco de los afluentes que atraviesan la ciudad (Cali, Aguacatal, Meléndez, Lili, Cañaveralejo), pues en ellos el estado del líquido es pésimo, lo que incrementa el costo de potabilización y los riesgos para el consumo de los caleños. Ese problema también lo padece el río Cauca, del cual se potabiliza agua para abastecer al 75 % de la ciudad. La proliferación de asentamientos humanos ilegales dentro de sus franjas de protección es la principal causa de la alta contaminación.

Los altos índices de contaminación se relacionan con el segundo aspecto clave en la crisis del agua: las detenciones de las plantas de potabilización. Según datos de la Personería, entre enero y julio de 2015 se han presentado 19 paradas en las plantas Puerto Mallarino y Río Cauca por falta de oxígeno del agua. Es decir, que en promedio las plantas que abastecen a la mayor parte de la ciudad han dejado de trabajar casi tres días de cada mes en lo corrido del año. Sobre el problema en la zona de ladera, la entidad de control informa que este “se agudizó por la construcción de más de 3.000 viviendas (urbanización Santa Elena, obra adelantada por el alcalde anterior, Jorge Iván Ospina), donde se dieron permisos sin tomar en cuenta los factores ambientales”.

Por último, el informe reseña lo que es considerado por los expertos como la más grande debilidad del sistema de agua de la ciudad: las pérdidas. Por cada metro cúbico de agua potable que Emcali produce, pierde más de la mitad. Por eso, el año pasado, de los 197 millones de metros cúbicos de agua potable que fabricó para abastecer a más de 590.00 clientes, Emcali dilapidó 108 millones de metros cúbicos. Lo que representa una pérdida por cada suscriptor del servicio que asciende a 24 metros cúbicos al mes, guarismo que supera cuatro veces lo permitido por el Gobierno Nacional, que es apenas de 6 metros cúbicos por mes.

Por FABIO POSADA RIVERA

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar