En la localidad de San Cristóbal, en Bogotá, un joven gestor ambiental está recuperando el río Fucha, que atraviesa la capital del país. En los últimos cinco años se ha puesto en la tarea de recoger basuras con la ayuda de la comunidad; niños, universitarios y adultos mayores recorren dos veces por semana tramos del río en busca de desechos, bolsas, latas, plásticos y papel. El objetivo es sanar las aguas de cada territorio y que se pueda nadar y pescar en el cuerpo hídrico, así como caminar alrededor.
Hamid Martínez Rodríguez, uno de los fundadores del Colectivo Casa Nativa, es el responsable de que todas las fuerzas humanas de San Cristóbal se hayan unido en torno a un solo propósito. La idea surgió cuando paseaba junto al Fucha, que nace en los cerros orientales, en el páramo de Cruz, y se dio cuenta de que sus aguas se transformaban en unas de las más contaminadas al caer sobre las calles bogotanas. La mano del hombre estaba acabando con el río. Empezó a recoger solo los residuos y se comprometió a hacerlo como un proceso de sanación personal. Luego hizo el llamado a la gente. Y así se fueron uniendo poco a poco más personas.
“Hay que reconocer el territorio en el que vivimos. Conocí el río en la parte alta, y es agradable, y en la parte de abajo es un canal y cambia totalmente. Eso es lo que queremos salvar”, dice uno de los voluntarios. Ese contraste, según Hamid, es el que logra cambiarle el chip a la gente y la motiva a trabajar por la protección de su zona.
Además de las jornadas de limpieza, este escuadrón ambiental se encarga de la renaturalización de los alrededores del río sembrando árboles nativos y plantas. “Qué bonito tener una ciudad ecourbana. Por qué tengo que irme a nadar al río Magdalena si el Fucha va a estar limpio”, dice Martínez, quien con su liderazgo y perseverancia ha logrado recoger más de tres toneladas de basuras al año y hoy es uno de los finalistas de Titanes Caracol en la categoría de Sostenibilidad Ambiental.
Vote aquí por su titán favorito.