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Portada del 14 de septiembre de 1986.
Foto: Jhonatan Ramos
El domingo 14 de septiembre de 1986, en su columna Libreta de Apuntes, Guillermo Cano escribió un largo texto para criticar la postura de quienes creían que la fórmula adecuada para enfrentar la crisis del narcotráfico era la legalización de la marihuana o la cocaína. El director de El Espectador observó en su editorial que como parecían encaminarse los dilemas en Colombia, él y quienes apoyaban su tesis de enfrentar a los capos de la droga iban camino a convertirse en “mentes extraviadas de Quijotes reblandecidos”.
Ese mismo domingo, El Espectador publicó un informe especial titulado “El ajedrecista de la droga”, para denunciar la estrategia adoptada por el capo del Cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, para eludir el asedio de la justicia norteamericana. Tras ser extraditado desde España, un juez de Cali lo llamó a juicio por tráfico de cocaína. De esta manera, lo que lograron sus abogados fue que se paralizaran los requerimientos de la justicia norteamericana, mientras él maniobraba en los estrados judiciales de Colombia.
En medio de las vicisitudes nacionales para enfrentar a los barones del narcotráfico, ese 14 de septiembre trascendió que el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, dispuso redoblar los esfuerzos gubernamentales contra el tráfico de estupefacientes. El anuncio incluyó la aprobación de millones de dólares para las agencias encargadas de reprimir la actividad ilegal. La primera dama de Estados Unidos, Nancy Reagan, entró a apoyar los anuncios para contrarrestar los efectos de la droga en la juventud. (Le puede interesar: La Wan Ifra le rinde un homenaje a Guillermo Cano)
Por Redacción El Espectador
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