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“Vea, la figura de Víctor Carranza en Puerto López es como la de Pablo Escobar en Medellín. Muchos dicen que era un benefactor, otros que era un asesino. Lo que yo creo es que la historia terminará diciendo la verdad”. De esta forma resume Elías, un veterano habitante de Puerto López, la presencia del Zar de las Esmeraldas en el municipio.
El tema allí no es otro. Aunque la muerte de Víctor Carranza era una noticia que se esperaba desde hacía meses, no dejó de ser sorpresa para los casi 35.000 portolopenses.
Muchos recordaron ayer cómo hasta hace 15 años El Viejo, como le decían cuando ni sus guardaespaldas ni amigos se encontraban cerca, paseaba tranquilamente por las empolvadas calles del pueblo e incluso se sentaba a tomar cerveza en cualquier tienda de esquina.
“Yo tengo memoria de él cuando llegó al Llano a comienzos de los ochenta. Ya venía con plata a Puerto López, pero tuvo acogida porque a pesar de que uno sabía que era ricachón, no dejaba de vestirse y hablar como campesino... con sombrero y todo”, rememora Elías, y agrega que fue en esa época que empezó a comprar tierras en el Llano “y la tierra cambió de función”.
Sin embargo, todo fue distinto cuando Carranza se enfrascó en las intestinas guerras que no sólo libró en Boyacá, sino más recientemente contra Pedro Guerrero (Cuchillo), hasta su muerte el principal jefe paramilitar de los Llanos.
El respeto que en algún momento tuvo El Viejo entre la comunidad se fue transformando en temor por las investigaciones y señalamientos que se le hacían.
“Antes se le veía en el pueblo de vez en cuando, pero después del primer atentado que le hizo Cuchillo (en julio de 2009), se volvió hermético. Sabíamos que estaba aquí, pero por la caravana de escoltas”, explica un concejal de Puerto López.
Y mientras los campesinos del municipio lo miraban con temor, se ganó la admiración entre círculos de ganaderos y comerciantes por “el emprendimiento y la prosperidad de los negocios que tenían sus empresas”.
“No era un hombre de rencores. Fíjese que a pesar de señalarlo como de ultraderecha, no tuvo problemas en abrazarse fraternalmente con Rosemberg Pabón (excomandante del M-19), en noviembre de 2004, durante un foro por la paz en Puerto Gaitán”, recuerda un ganadero de la zona, pero a renglón seguido reconoce que cuando compró tierras en cercanías a predios de Carranza tuvo que pedirle permiso para construir su hacienda.
Para José Martínez Uchuvo, dirigente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), la muerte de Carranza contribuirá a aclarar ese pasado reciente en la historia de los Llanos: “Para efectos de la reconciliación y la paz, uno espera que la verdad en torno a la figura de Víctor Carranza salga a flote y que no haya un recrudecimiento de la violencia, porque eso involucraría a la población civil”.
“El personaje de Carranza hay que desmitificarlo, como se hizo con Pablo Escobar. Pero con su muerte, creo que antes se va a mitificar”, dice Elías.
Por lo menos 200 policías entre Puerto López y Puerto Gaitán y 1.500 soldados del Batallón Serviez de la Séptima Brigada del Ejército garantizan la seguridad en esta extensa zona del oriente del Meta.
El coronel Jaime Alfredo Romero, comandante de la Policía en el Meta, dice que, según inteligencia, no existen indicios de que la violencia se pueda recrudecer a raíz de la muerte de Carranza.
Pese a que el viernes se realizó un consejo de seguridad en Puerto López, el trabajo se hizo más de manera preventiva, para evitar que bandas criminales quieran aprovechar la coyuntura y ganar u ocupar territorios.
“Desde el año pasado se pusieron en marcha unas líneas institucionales para fortalecer la seguridad en la zona del oriente del Meta y disminuir los índices de homicidios, que se han dado más por la pugna entre las bandas criminales Bloque Meta y Libertadores del Vichada, disidentes del Erpac. Estamos alertas a cualquier intento de estos grupos armados ilegales o particulares de romper la tranquilidad”, explica el coronel Romero.
Añade que se han fortalecido subestaciones de Policía en corregimientos como Pachaquiaro, Puerto Guadalupe, Remolinos, San Pedro de Arimena y San Miguel, donde se han iniciado procesos de restitución de tierras. “El objetivo es que las personas a las que se les restituyan sus predios cuenten con seguridad y tranquilidad”, sostuvo el comandante de la Policía en el departamento del Meta.