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'Tener una mascota es un aliciente': Alan Jara

Después de regresar a la libertad, Jara habla de cómo vio a los recién liberados y las mascotas que tuvieron en la selva.

Rosario Moreno Hernández / Villavicencio
08 de abril de 2012 - 09:26 p. m.

El 31 de octubre de 2004 fue la última vez que Alan Jara vio a los 10 integrantes de la fuerza pública, que recobraron la libertad el pasado 2 de abril en Villavicencio. Pasaron siete años y medio para volverlos a abrazar y darles la bienvenida a la libertad, después de permanecer más de 12 años en cautiverio.

“Nosotros en el cautiverio no llorábamos para darnos fuerzas y no decaer, pero ese día las lágrimas salieron sin ninguna restricción, sin reprimirnos, para expresar el afecto a los familiares. Fue un momento muy emocionante”, dice ahora con la serenidad que deja el paso de los días después de aquel momento de libertad.

El gobernador del Meta explica que el sargento segundo José Libardo Forero, le dejó el pecarí al que bautizaron Josefo (por las iniciales del policía), ya que siempre fueron muy unidos desde el secuestro. Sabía que a Jara le gustaban los animales y, además, tiene una finca para cuidarlo.

“Cuando estábamos en cautiverio varios teníamos mascotas, porque en la selva se crea la necesidad de tener a alguien para brindarle cuidado, y nosotros lo hacíamos con los animalitos que encontrábamos. Yo tuve una chucha (animal pequeño parecido a un ratón), duré con ella 15 días. Después tuve una gallina y la llamé ‘La viejita’, pero un día la llevaba en el morral, llegamos a un campamento yo me senté, y después me acosté y la aplaste, porque se me olvidó que la traía allí”, recuerda Jara.

Añadió que el general Luis Mendieta tuvo un lorito cantimplora; Luis Alfredo Moreno, dos pájaros; Robinson Salcedo Guarín, dos micos bebés, uno de ellos se llamaba ‘Tyson’, y Carlos José Duarte, un gato al que llamó Nick.

“Pero el gato se consiguió de compañera a una gata que la llamaron Nikita (como la asesina de la serie de televisión), porque mató al lorito del general Mendieta”, dice con una sonrisa el mandatario metense.

Luis Alfonso Beltrán, otro de los liberados, también tuvo una chucha, a la cual le hizo una hamaca. La congresista Consuelo González de Perdomo adoptó un pollo que bautizó ‘Popeye’.

“Todos teníamos mascota, porque sentíamos la necesidad de cuidar a esos pequeños animalitos y brindarles afecto. Tener una compañía allá en la selva era un gran sacrificio, porque implicaba alimentarla, cuidarla y darle amor. Se convierte como un hijo para uno”, agrega Jara.

Con respecto a Josefo Libertad, Jara dice que ya le hicieron las respectivas valoraciones médicas y que está muy bien. Por ahora está en su finca y le encanta tomar aguadepanela con leche.

Jara espera que Forero decida sobre el destino de su pequeño amigo: si lo dejan en el bioparque Los Ocarros de Villavicencio, o en otro lugar donde lo puedan cuidar.

Cuando todos los liberados salgan de sus análisis médicos y los tratamientos a que sean sometidos, el gobernador espera reunirse con algunos de ellos, y compartir como la gran familia en que se han convertido.

Regresando del secuestro

“Al primero que saludé fue a Carlos José Duarte. Hablamos como si nos hubiéramos visto el día anterior y me regaló una cerveza que traía. Le hablé sobre su hijo, Carlos Andrés, su esposa, Gloria, que trabaja en la gobernación, y me dio las gracias por el apoyo a su familia. A él lo vi bastante sereno y muy tranquilo.

“Con Luis Arturo Arcia nos saludamos, lo vi físicamente bien y bastante aplomado, fue muy cariñoso y afectuoso con su mamá biológica (no se crió con ella), y le recordamos que él era el encargado de gritar cuando venían los aviones en la selva, y que ya no tendría que volverlo a hacer.

“A Jorge Humberto Romero lo vi muy flaco. En la selva estaba bastante corpulento y robusto, me impactó mucho su delgadez. Hablamos de su hija Vianey Katerine y su nieto; por la radio, ya se había enterado de que era abuelo.

“Cesar Augusto Lasso, que fue mi compañero de cambuche, con él nos dimos un gran abrazo, lo vi muy sereno y consciente. Le hablé sobre su hijo Daniel Alejandro, que le gusta mucho el fútbol.

“El más afectado de todos era Jorge Trujillo Solarte. Está muy delgado, se veía muy cansado y enfermo.

“Wilson Rojas Medina me saludo en ruso, está bastante delgado, allá en la selva hacía mucho ejercicio y estaba fornido. Quedamos en ir a Saldaña, su pueblo natal, cuando salga de todo esto.

“Con José Libardo Forero nos abrazamos. Él era mi lanza en la selva. Me reclamó que no lo hubiera saludado el domingo a través del programa de Antonio José; ese día yo le envié un mensaje a cada uno de ellos y se me olvido él. Está delgado, lo vi muy metido con Dios. Traía a Josefo Libertad, el pecarí, y me dijo que no se lo podía llevar, que me quedará con él, y me dejó su manual de instrucciones para atenderlo.

“A Luis Alfonso Beltrán, Robinson Salcedo Guarín y Luis Alfredo Moreno Chagüeza no los pude saludar, porque a ellos los familiares los estaban esperando en Bogotá, sin embargo quiero enviarles un caluroso saludo de bienvenida a la libertad y manifestarles mi aprecio.”

Por Rosario Moreno Hernández / Villavicencio

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