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Tragedia en Salgar: la lucha de Edwin y Matías entre la vida y la muerte

En la emergencia ocurrida en este municipio antioqueño, muchos niños resultaron afectados. Aquí la historia de dos pequeños. Uno de ellos logró ganarle la batalla a la Liboriana y el otro fue víctima de ella.

Mary Luz Avendaño, Medellín
24 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.
Edwin, en La Trilladora, sacó fuerzas inexplicables y logró levantar el chifonier y salir a flote. Luis Benavides
Edwin, en La Trilladora, sacó fuerzas inexplicables y logró levantar el chifonier y salir a flote. Luis Benavides

El desbordamiento de la Liboriana sorprendió a Nora Herrera en su casa, en el sector de La Habana. Cuenta que sintió que dos árboles que estaban en la parte de afuera se quebraron y en cuestión de segundos el agua inundó su vivienda. Como pudo logró salir con su hija y su nieta.
 
A esa misma hora, al otro extremo del pueblo, Luz Cano despertó sobresaltada por la fuerza del agua, no podía más que gritar preguntando por su hijo Edwin Alexis, quien se encontraba en el sector de La Trilladora, en casa de unos amigos. Al sentir la sirena que anunciaba la avalancha le preguntó a los policías por la Trilladora, y éstos le respondieron que se la había llevado la quebrada. Sintió que su hijo había muerto y la desesperación se apoderó de ella.
 
Sin embargo, y cómo de película, Edwin aún luchaba por su vida. “Jaime, el papá de Diego y Juan Esteban, que son los amiguitos, se levantó al baño y sintió que tembló la tierra, abrió la puerta y se entró la quebrada, entonces les dijo que se metieran para la última pieza”, relata la madre del niño de 12 años. 
 
En La Habana, Nora se acordó que su hermano estaba en un apartamento en el primer piso de la vivienda, intentó entrar a salvarlo, pero la fuerza del agua había bloqueado la puerta. Gritó en busca de auxilio y los vecinos acudieron en su ayuda. “Tumbamos la puerta y entramos, la loza se había caído y dejó atrapados a mi hermano Julio César, a su esposa Andrea y a su hijo de tres años, Matías. Ellos estaban aprisionados y empezamos a tratar de sacarlos con vida”, recuerda Nora. 
 
Mientras ella y sus vecinos luchaban por sacar a estas tres personas, en La Trilladora el agua inundó por completo la casa de Jaime. Él, junto con sus dos hijos y Edwin, se refugió en la última habitación y cerró la puerta para evitar que entraran las piedras. Edwin asustado le pedía que rompiera el techo para salir por allí, pero Jaime le respondió que no había peligro, que ya el agua no se entraría más. Pocos minutos pasaron para que una de las paredes se desplomara, los niños cayeron al agua y un chifonier lleno de ropa impedía que Edwin saliera a flote.
 
Al otro lado del pueblo los vecinos perforaron la loza de la casa de Nora, varios de los muchachos se sumergían en el agua para lograr desatascar a las tres personas que allí estaban. “A la primera que sacamos muy aporreada fue a mi cuñada Andrea, pero Julio César y el niño estaban muy atrapados. Esos muchachos gritaban y lloraban, no me dejaban entrar para que no me angustiara”, relata Nora.
 
Casi a la par, Edwin, en La Trilladora, sacó fuerzas inexplicables y logró levantar el chifonier y salir a flote. Junto a sus amigos y al papá de ellos se subió a un colchón que flotaba, el cual se convirtió en una improvisada balsa que luchaba contra la fuerza de las aguas de la Liboriana. La corriente los llevaba de un lado a otro, mientras rezaban pidiéndole a Dios que los salvara. 
 
En la casa de Nora, los vecinos y la policía, con ayuda de improvisadas herramientas, casi una hora después de lucha, lograron sacar a Julio César. Su pierna estaba prácticamente destrozada. Faltaba entonces rescatar al pequeño Matías, el tiempo corría en su contra y la furia de las aguas poco ayudaba.
 
En medio de la corriente y a punto de ser llevados a un caudal aún mayor, Jaime les dijo a sus hijos y a Edwin que se resignaran, pues nada podían hacer para salvarse. Edwin lo miró y le dijo que no se quería morir chiquito y, acto seguido, se tiró al agua tratando de luchar contra la corriente. Detrás saltaron Juan Esteban, Diego y Jaime. Se aferraron a un pedazo de tierra. Veían pasar palos, piedras y escombros, lloraban y rezaban, le pedían a Dios que no los arrastrara. 
 
Edwin y Matías, en dos extremos opuestos de Salgar, luchaban contra la Liboriana, en la casa de Nora muchas personas sumaban esfuerzos para sacar al pequeño, Edwin sólo tenía la fe de que Dios calmara las aguas y la corriente no terminara por llevárselos. 
Casi dos horas después, relata Nora, pudieron sacar al pequeño Matías cubierto por el lodo. Sin perder tiempo lo montaron a un carro y salieron rumbo al hospital en busca de ayuda.
 
Entre tanto, cerca de la desembocadura de la Liboriana, Edwin tragaba pantano, sus oídos cubiertos por el lodo le impedían escuchar mucho de lo que pasaba. Los vecinos lo auxiliaron sacándolo del agua.
 
Su mamá Luz trataba de llegar hasta La Trilladora, pero no había paso en Puente Restrepo, a la salida del pueblo. A las cinco de la mañana por fin pudo verlo cubierto de lodo y con ayuda de los vecinos lo llevó al hospital. 
 
Matías y Edwin coincidieron allí después de horas de luchar por sus vidas. Nora, la tía y Luz, la madre, rogaban al cielo por sus pequeños. Matías a sus tres años de edad perdió la batalla contra la muerte. Nada pudieron hacer los médicos para salvarlo, la fuerza de la Liboriana apagó su existencia. “Bendito sea Dios, luchamos mucho, toda la gente me ayudó, pero el niño se ahogó. Gracias a Dios pudimos salvar a mi hermano y a la esposa, pero esto es un dolor muy grande”, explica Nora Elena con su voz entrecortada y sus ojos cargados de lágrimas.
 
Luz también llora, pero de alegría, y asegura que es un milagro que su hijo haya sobrevivido, “el corazón se me quería salir, yo pensé que se había ahogado, porque eso fue horrible, la furia de la corriente es una cosa que no se puede describir, pero gracias a Dios mi niño está vivo”. 
 
Edwin tal vez ahora podrá cumplir su sueño de ser futbolista y jugar algún día en el Nacional y el Barcelona. Cuenta que es un niño obediente, le va bien en la escuela donde cursa quinto de primaria y tal vez por eso, asegura, Dios lo escuchó mientras oraba. “Yo rezaba todo el tiempo, el Padre Nuestro, el Credo, el Ángel de mi Guarda, y le pedía a Dios que no me dejara morir porque estoy muy chiquito. Él me dio fuerza y me ayudó porque todavía no me necesitaba, pero no quiero estar aquí, no soy capaz de dormir en mi casa al lado de la quebrada, porque me da mucho miedo que se vuelva a crecer la Liboriana”.
 
***
 
Minvivienda asumió reconstrucción
 
El ministro de Vivienda, Ciudad y Territorio, Luis Felipe Henao Cardona, visitó otra vez Salgar, Antioquia, esta vez como gerente de la reconstrucción de este municipio antioqueño, designado por el presidente Juan Manuel Santos. En compañía de su viceministro, Guillermo Herrera Castaño, se reunió ayer sábado con autoridades locales y regionales para puntualizar las acciones que permitirán reconstruir el municipio en 12 meses. Luego acompañó a las familias al sepelio colectivo de víctimas de la avalancha provocada por la creciente súbita de la quebrada la Liboriana. Las familias damnificadas y que quedaron sin vivienda tendrán un subsidio de arrendamiento de $250 mil mientras se les da una solución habitacional definitiva.
 
Siguen las labores de rescate en Salgar
 
Cerca de 70 socorristas adelantan las últimas labores de búsqueda de los desaparecidos tras la avalancha en Salgar (Antioquia), provocada por el desbordamiento de la quebrada Liboriana el lunes. En medio del dolor, quienes perdieron a sus seres queridos se acercan a diario al cementerio del municipio, donde son trasladados los cuerpos que son rescatados del lodo y los escombros. Al cierre de esta edición, 92 cadáveres habían sido trasladados a la sede de Medicina Legal en Medellín, de los cuales 61 están identificados: 32 mujeres y 29 hombres.
 
El jueves, más de cinco mil  habitantes de Salgar les dieron el último adiós a las primeras 33 víctimas identificadas en un sepelio colectivo. La infraestructura municipal también resultó afectada: 126 casas  en riesgo y 18 puentes dañados.
 
La Gobernación de Antioquia anunció que se destinará un grupo de socorristas exclusivo para las labores de aseo y limpieza del casco urbano. Se prevé que hoy termine el rescate de los cuerpos.
 

Por Mary Luz Avendaño, Medellín

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