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Y pregúntales a los duendes
cuál de todas las estrellas
que se ha visto en su laguna
se quiere bañar en ella.
Lucía y los 5herentes es de las pocas agrupaciones musicales en el mundo a las que les pagan por no cantar. O al menos eso fue lo que buscó un fantasmal mecenas que pretendió financiarles la producción de su disco a cambio de que no siguieran interpretando Estrellita Santurbana, una especie de canción protesta que aunque no suena en las grandes cadenas, sí se ha convertido en el himno de quienes defienden el sagrado páramo de Santurbán de las garras de las multinacionales mineras.
Álvaro Serrano Calderón (cajón peruano), Sergio Laguado Lamus (guitarra), Olga Lucía Santos (voz solista), José Darío Sanabria (contrabajo), César Andrés Castro (tiple) y José Julián Santos (viola), son los santandereanos que integran esta banda acústica de la que dicen que hace música propia a partir de la fusión de formas ancestrales con lenguaje pop y combina elementos interioranos con forma afrocolombiana, persiguiendo una expresión a la que se puede llamar ‘espíritu calentano’.
Ayer me llegaron voces
de unos sabios frailejones
el temor está sembrado
en todas las direcciones.
Serrano compuso esta canción al páramo —en el que nace el agua que beben bumangueses, cucuteños y habitantes de otros 25 municipios— en un fin de semana sentado con sus amigos Maxim Flórez y Sergio Laguado, preguntándose cómo es que no había un aire que sirviera de referencia para esta batalla que desde hace dos años están dando ambientalistas, estudiantes, sindicatos y ciudadanos del común.
“Quien canta su desosiego es el propio páramo en primera persona, acompañado de flores y frailejones”, explica Serrano, quien dice que aunque tienen amigos en emisoras de radio que han manifestado su intención de ponerla a sonar, “pero no se atreven por esta borrachera de intereses que hay alrededor de este problema de la minería a cielo abierto”.
Soy piedra solitaria, soy altura
soy verde avergonzado, casi nube;
soy risco vigilante de la entraña
Que empapa al habitante enmudecido (bis).
A sabiendas de estas trabas, Olga Lucía Santos declara que han recurrido a ‘otros zaguanes’ y por eso se han presentado en escuelas y colegios de la provincia y del área metropolitana. “Que se vaya colando por las ventanas, en un viaje creativo que acompañe la buena voluntad y las campañas para defender el páramo”, anota.
“Buscamos letras contextualizadas que puedan acercarse a estas nuevas generaciones, sin perder lo ancestral y lo rico de la música tradicional”, asevera Olga Lucía Santos, complementada por Serrano, quien dice que la diferencia la marca la mezcla del lenguaje contemporáneo con timbres y sonoridades por más acústicas que sean.
“Nos une una enorme insatisfacción, no la rabia, convertida en la necesidad de hacer la música que queremos hacer”, aseveran.
Los helechos milenarios
comunican estas cosas
a las flores esteparias
que vigilan recelosas.
Subrayando que sus piezas desdeñan el pintoresquismo por artificioso y evitan en lo posible la sensiblería por ser un truco viejo, Álvaro Serrano afirma que por un lado está la música tradicional, “que se pone sepia e ingresa en el museo vivo de los bares ‘del recuerdo’”, y por el otro, “las expresiones posmodernas que se manifiestan a través de canciones y cantantes clonados ‘Made in Miami’”, músicas que huyen de lo particular, “expuestas al rasero globalizador que jamás tendrá en cuenta lo sabio del ancestro ni lo rico de la tradición”.
Advierten que a pesar de que no tocan Señora María Rosa o Los guaduales, sí hacen ‘música colombiana y de inmediato Serrano sube el tono de la voz. “Se nos clavó el San Benito que somos andinos y la radio decidió que todo lo que no fuera tambor era alpargata y ruana, así que nosotros decimos que ha habido una laguna enorme y no tenemos por qué estar condenados a repetir y repetir esas canciones tristes, por no decir depresivas, como son casi todas las canciones de la alta montaña”.
Confiesan que tienen un poco de Joan Manuel Serrat, otro de Joaquín Sabina y algo más de Pablo Milanés, y que cada canción echa un cuento distinto en rima o en verso libre, abriendo espacio para la ternura, jugando con la ironía y sin ignorar la risa, en una mezcla de bambucos, valses, joropos y cumbias.
Ay de las aguas revueltas,
ay del silencio perdido,
ay del incierto zarpazo,
ay de ese páramo olvido.
Ellos buscan el maridaje feliz de mar y montaña, y mantener una relación sutil con la palabra, por eso es que Lucía y los 5herentes le cantan al “Despecho tan arrecho” (‘Él no había llorado de manera tan copiosa desde el mundial en el que Holanda casi gana, siempre pensó que sólo pasan esas cosas en las telenovelas latinoamericanas’) o a La Red (‘Él salió con el clásico ¿Tú qué haces? Ella vio y respondió yo hago lo mismo. Chatearon una hora y dos compases sobre el rock, el Zodiaco, el terrorismo’).
De ahí también sus Remedios caseros (‘Mantenga la paciencia, conserve la calma, inténtelo otra vez, pudo haber sido peor. Regrese mañana, busque un abogado, récele a la Virgen, haga una promesa. Sóbese con mentol, póngase hielito, hágase un remiendo, acuéstese temprano’), El Manual (‘Quiere que lo quiera y yo lo quiero, como manda el manual del buen culebrero’).
Soy piedra solitaria, soy altura
soy verde avergonzado, casi nube;
soy risco vigilante de la entraña
que empapa al habitante enmudecido. (bis)
Esta es pues la Estrellita Santurbana que alentó la marcha de ayer, en la que miles de santandereanos convocados por organizaciones ambientalistas caminaron por la carrera 27 y luego la calle 36 de Bucaramanga, hasta desembocar en la Plaza Cívica Luis Carlos Galán con el firme propósito de reiterarle a Colombia que el agua vale más que el oro y que el páramo de Santurbán es sagrado, así a quienes les corresponde declararlo Parque Natural poco o nada hayan hecho.
Si por desgracia para el medio ambiente en Santurbán terminan imponiéndose las locomotoras del desarrollo defendidas por el presidente Juan Manuel Santos, Lucía y los 5herentes tendrán más trabajo.
Esta agrupación ganó a finales del año pasado una de las Becas Bicentenario otorgadas por la Gobernación de Santander.
Bumangueses marcharon por la defensa del agua
Cerca de 30 mil personas participaron ayer en la marcha por la defensa del agua y en contra de la explotación minera en el páramo de Santurbán, realizada en la capital santandereana. En la manifestación, que partió de forma pacífica desde la Puerta del Sol, cerca de las 3 p.m., participaron adultos niños y grupos folclóricos, quienes con pancartas y arengas le dijeron al Gobierno: “Agua sí, oro no” y “Abajo la locomotora de la minería”.
La marcha tuvo su curso normal hasta llegar al centro de la ciudad, donde se unieron cientos de estudiantes de la Universidad Industrial de Santander. Sin embargo, encapuchados hicieron explotar varias papas bomba y se enfrentaron con la Fuerza Pública. Dos estudiantes fueron detenidos.
La protesta, convocada por el Comité para la Defensa del Páramo de Santurbán y el Comité por el Agua de Bucaramanga, terminó frente a las instalaciones de la Alcaldía.