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'Una adicción no se debe tratar con otra'

En entrevista con El Espectador, Bo Mathiasen expuso los principales problemas que rodean el tema de las drogas ilícitas en el país.

Isabel Junca
01 de septiembre de 2013 - 09:00 p. m.
Bo Mathiasen, representante de la ONU contra la Droga y el Delito.  / El Tiempo
Bo Mathiasen, representante de la ONU contra la Droga y el Delito. / El Tiempo
Foto: CEET - CLAUDIA RUBIO

Para el director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc), Bo Mathiasen, la dinámica en el consumo de drogas como la cocaína y la heroína, así como la introducción en el mercado de por lo menos 40 tipos de drogas nuevas, hacen que el problema sea aún más complejo por lo que el desafío de los gobiernos está en determinar qué tipo de tratamiento es más adecuado para los consumidores de las sustancias.

En 20 años de experiencia en temas de drogas, ¿tiene alguna fórmula sobre cuál debería ser el camino más apropiado para abordar ese tema en Colombia?
El problema de la droga tiene varias dimensiones, pero si hablamos sobre el consumo, por ejemplo, es altamente dinámico, cambia entre una población específica y otra. Ese es el caso de Europa, que tuvo una ola de consumo de heroína entre los 60 y 70. En EE.UU. hubo, en cambio, una ola de consumo de cocaína en los 80 y 90. Pero en la última década se ha demostrado que el consumo en esas poblaciones, la europea y la estadounidense, ha migrado hacia las metanfetaminas y las drogas sintéticas. La cuestión es que se cambió la preferencia de la droga.

¿Las encuestas de consumo arrojan un panorama certero? ¿Colombia las realiza?

Cada país debe monitorear el consumo por medio de esta técnica, para conocer cuál es la tendencia de consumo y por cuáles drogas hay preferencia en la población. Colombia tiene encuestas muy regulares. Pero justo ahora estamos en ese proceso en el país con el gobierno nacional. La última encuesta que se realizó fue de 2008 y, en términos generales, el consumo era medio, no era tan alto. Pero sí había una tendencia al crecimiento. En Europa entraron el año pasado más de 40 tipos de drogas nuevas al mercado. Entonces están cambiando la fórmula de producción en los laboratorios para vender algo que técnicamente no es ilícito. Es un desafío muy grande para las autoridades de salud, pues tienen que determinar qué tipo de tratamiento es más adecuado para este uso.

¿Qué piensa de las medidas que ha implementado la administración distrital, encabezada por el alcalde Petro, para suministrar dosis controladas de cannabis a usuarios de bazuco? ¿Esto está a tono con la legislación?

Cualquier tipo de intervención que se haga en salud debe tener una base científica sólida. No se usa a la gente para experimentos. En este caso, utilizar cannabis como tratamiento para alguien que tiene una dependencia problemática de cocaína, no tiene sentido. Por eso, en conjunto con la administración, visitamos España para conocer las experiencias del país ibérico en ese sentido. El tratamiento adecuado para un dependiente químico varía de acuerdo al tipo de sustancia que consume. Usar una droga para tratar la dependencia de otra, en mi experiencia, no es lo apropiado.

¿Cuál es la postura de la Onudc frente a la posibilidad de que Uruguay regule el consumo y la distribución de la marihuana, teniendo en cuenta que esto va en contraposición a sus políticas?

Esta iniciativa es claramente opuesta a la convención de 1961 de las Naciones Unidas. Pero todavía tenemos que analizar esa situación porque hay una tendencia hacia la legalización de esa droga, cuando es para fines de tratamiento médico o para regular el consumo. Holanda tiene una política interesante porque se vende de manera legal, pero no se sabe cómo entra este cannabis a la tienda. Esa entrada es ilegal, pero después se vende en los coffee shops de manera legal. Hay una contradicción. Tenemos que reconocer que las sociedades son dinámicas, y si hay cambios, debemos saber cómo ajustarnos.

Según Santiago Londoño, secretario de Gobierno de Antioquia, la reducción de cultivos de coca en ese y otros departamentos se debió al incremento de la minería ilegal en la región a mano de grupos armados. ¿Cómo tapar un hueco sin destapar otro?

Primero, hay que reconocer que no en todas las regiones se puede hacer minería ilegal. El precio del oro, que en los últimos años ha estado muy elevado, resulta ser una de las razones. Sin embargo, tenemos que anotar que todavía hay coca en Chocó, Cauca, etc., pero es un foco de atención que está poniendo el crimen organizado. Es claro que estamos frente a otro problema relacionado: el lavado de activos, oriundo del tráfico de cocaína, se mezcla con la venta de oro y minería ilegal. Claro, es un negocio que resulta ser eventualmente más rentable y, además, el narcotráfico puede llevar a una sentencia de extradición, mientras que la minería ilegal no.

ijunca@elespectador.com

Por Isabel Junca

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