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En busca del río Meléndez que Cali se tragó

Después de ganar en 2011 una acción popular para devolverle la salud a la fuente hídrica, la comunidad se fue de excursión al afluente para exigir a las autoridades que cumplan lo ordenado.

Jorge Manrique Grisales*
05 de abril de 2016 - 11:14 p. m.
Para la comunidad, el fallo de la justicia significa la posibilidad de recuperación del río Meléndez, y por eso apareció mencionado en los carteles que acompañaron la excursión a la parte alta del afluente. / Jorge Manrique Grisales
Para la comunidad, el fallo de la justicia significa la posibilidad de recuperación del río Meléndez, y por eso apareció mencionado en los carteles que acompañaron la excursión a la parte alta del afluente. / Jorge Manrique Grisales

Empapado con la lluvia que cayó ese domingo de marzo en Cali, Fernando Alvarado, jura que cuando tenía ocho años recogía agua cristalina del cauce del río Meléndez que por aquel entonces pasaba por los predios de la actual sede sur de la Universidad Católica. Hoy tiene 55 años y desde el día anterior compró varias latas de cerveza y gaseosa que empacó en un balde de pintura repleto con hielo con la esperanza de venderlas a los participantes en un paseo a la cuenca alta del río de su infancia.

La cita era en la iglesia del barrio Meléndez. Allí bajo la inclemente lluvia que rompió de tajo los días soleados del fenómeno de El Niño en la capital del Valle del Cauca, el profesor de física de la Universidad del Valle Álvaro Ramírez explicó, con voz pausada, las posibilidades de un río que con los años se fue perdiendo entre los asentamientos irregulares y el asfalto de la ciudad.

En primer lugar, dijo que de los ríos que bajan de los Farallones de Cali y se internan en la ciudad, el Meléndez es el que tiene más posibilidades de recuperarse y prueba de ello era la excursión que habitantes y líderes de la Comuna 18 realizarían ese día para comprobar el estado de este afluente en su parte alta.

Aguas bajo tierra

El docente aseguró que el Meléndez se interna en algunos tramos bajo la tierra. “Sabemos que el río está pasando de superficial a subterráneo y esas aguas no se han inventariado a pesar de que se tiene idea de dónde está pasando este fenómeno”, explicó.

El riesgo –agrega el profesor Ramírez- radica en que sectores subnormales de la ciudad, como los barrios Palmas Uno y Dos y la Choclona, pueden sufrir deslizamientos de tierra por la acción de esas aguas subterráneas.

Con esta idea de peligro nos subimos a uno de los tres buses marcados con carteles, en los que se podía leer: “Festival por el río Meléndez. Fallo 0038”. Todo porque la comunidad decidió movilizarse ese día no sólo para disfrutar de las aguas que un día eran diáfanas a su paso por la ciudad, sino también para recordar que gracias a una acción popular el Juzgado Segundo Administrativo de Cali ordenó, el 13 de diciembre de 2011, que el municipio y las autoridades ambientales debían ejecutar, en el plazo de un año, las obras necesarias para preservar el “derecho al goce del medio ambiente” en sectores subnormales asentados en la cuenca del Meléndez.

El mismo fallo ordena a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) aprobar “El plan de manejo del río Meléndez” en un plazo de seis meses. Hasta ahora, nada de esto se ha cumplido, según dijo José Ignacio Sierra, uno de los demandantes.

Un adolescente impetuoso

Los buses salieron del perímetro urbano y siguieron por una carretera en regular estado que se interna en los Farallones de Cali, la gran reserva natural de la capital del Valle. La lluvia seguía golpeando los cristales de las ventanillas y después de una hora de camino los vehículos se detuvieron en el corregimiento de Villa Carmelo.

Los organizadores de la excursión, junto con los miembros de la Defensa Civil, guiaban a los asistentes por una trocha desde donde se podía escuchar el río. Cruzamos un puente de madera y abajo se podía ver la corriente vigorosa que chocaba contra las piedras. Aquí el Meléndez es un adolescente impetuoso que rebosa de buena salud a pesar que su caudal en esta parte ya ha sufrido una disminución del 40%, debido a la bocatoma del Acueducto de la Reforma que surte de agua a los sectores de ladera de la Comuna 18.

Por momentos la lluvia amainaba y esto abría espacio para que los líderes le explicaran a la comunidad lo que implicaba haber ganado la acción popular que obliga al municipio y a las autoridades ambientales a restituir las márgenes del río Meléndez y velar por su buena salud.

La gran prueba del estado del río se dio cuando varios se despojaron de su ropa, empapada por la lluvia, y se lanzaron a las aguas transparentes que jugueteaban por entre las piedras antes de formar un charco que se hizo irresistible para los bañistas.

En medio de la comprobación de la “recuperabilidad” del río, los líderes de la comunidad, el profesor Ramírez, un miembro del sindicato de Emcali, y algunos estudiantes de Comunicación de la Universidad Javeriana armaron una pequeña tertulia bajo la lluvia para tratar de visualizar acciones concretas en procura que el río regrese.

El río que se fue

El recuerdo de los paseos de olla y los recorridos en neumáticos persiste en la memoria de algunos. “Yo recuerdo que de niños íbamos al Meléndez y bajábamos en neumático. Lo maluco era tener que coger de nuevo el neumático cuando llegábamos a uno de los charcos y volver a subir a pie para lanzarnos nuevamente… Pero valía la pena por lo bueno que uno pasaba”, recuerda Rodrigo Ramírez.

Sin embargo, la historia del río ha cambiado dramáticamente en los últimos 50 años. La ciudad se trepó a la montaña y comenzó a invadir su ronda. Asentamientos humanos comenzaron a llenarlo de basura, y actividades agrícolas desviaron su cauce para regar sembrados de caña en el pasado. “Los asentamientos en las orillas del Meléndez han sido un proceso político de los últimos tres alcaldes de Cali que permitieron la invasión de una zona de riesgo no mitigable”, advirtió el profesor Ramírez.

De nada ha valido la declaratoria del cerro La Bandera como zona de conservación. La violencia en los campos y en las ciudades sigue llevando desplazados a las márgenes del Meléndez y Emcali sigue permitiendo la conexión de los alcantarillados directamente al río.

Hoy el río recibe la descarga de caños como el de Nápoles, en la carrera 80, y continúa moribundo hasta el canal sur de la CVC donde ingresa mansamente a su mortaja de cemento en compañía de sus hermanos Cañaveralejo y Lilí, para terminar su existencia convertido en un caño que desemboca en el río Cauca de donde se capta el agua que consume el 80 por ciento de los caleños.

Luego de la charla, los paseantes siguieron disfrutando del río y del fiambre de gallina que algunas familias empacaron. Este era el momento propicio para que Fernando Alvarado anunciara el cargamento de cerveza y gaseosa que llevaba el balde con hielo que trajo desde Cali: “Tomen o me las llevo”, gritaba. En una de las pausas reiteró con algo de nostalgia: “Lástima… Así era el río de donde sacaba agua cuando era niño…”.

*Docente de la Universidad Javeriana Cali

Por Jorge Manrique Grisales*

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