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Colombia no está lejos de una escasez de alimentos

No obstante que el Gobierno ha insistido en que el país es ajeno a la crisis alimentaria que se vive en gran parte del mundo y que llevó ya a Estados Unidos a racionalizar la venta de arroz, los cerealeros colombianos advierten que esto no es el paraíso y que es angustiante la dependencia que los consumidores tienen de las importaciones de alimentos.

Ana Maritza Villalba Castro
11 de mayo de 2008 - 07:45 p. m.

En entrevista con Elespectador.com, Napoleón Viveros, gerente general de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce), aseguró que si bien en el corto plazo las cosas parecen marchar sobre ruedas, es indispensable que el Gobierno Nacional defina de manera urgente una política agrícola coherente que garantice la seguridad alimentaria en el país.

En los últimos meses el Ejecutivo ha implementado varias medidas que buscan incentivar la producción y el crecimiento del sector agro, como el congelamiento de los precios de los fertilizantes y la entrega de subsidios para varios sectores del campo. Sin embargo, los cerealeros creen que estas disposiciones aún son insuficientes para conseguir un crecimiento acelerado, constante y seguro del sector.

El factor que más preocupa a este gremio es que, aunque hay voluntad política del Gobierno para enfrentar la escasez de alimentos, que aún no toca al país pero que es una problemática latente, el Ministerio de Agricultura no tiene el presupuesto para incorporar una solución efectiva que aminore un eventual desabastecimiento.

A la falta de recursos, se suma la dependencia de Colombia de las importaciones de productos, como maíz, trigo, cebada, soya y fríjol, que en concepto de Viveros "es brutal" y se pueden suplir fácilmente con producción nacional.

"En Colombia hay suficientes tierras que si hoy quisiéramos reemplazar las importaciones de maíz, con sólo un millón de hectáreas adicionales, con un rendimiento estimado del 3,5 por ciento, solucionaríamos la dependencia del mercado internacional", explica Viveros.

Actualmente, Colombia importa 3.400.000 toneladas de maíz al año y 1.200.000 toneladas de trigo y tan sólo produce un millón del primero, que lleva a que l país reciba de manera casi inmediata el alza en los precios internacionales.

Frente a este panorama de casi absoluta dependencia del mercado internacional, los cerealeros instan al Gobierno a que se empiecen a utilizar las tierras existentes en el país de manera adecuada y se organice y se planifique el uso de las mismas para cultivos de alto rendimiento y en ganadería intensiva, pues actualmente las mejores tierras cultivables del país se usan para la ganadería extensiva (cinco o seis animales por hectárea).

Viveros sostiene que de esa manera los inversionistas reciben señales claras de la rentabilidad que genera invertir en el sector agropecuario, ya que el costo de la producción se verá recompensado con unas buenas ganancias a largo plazo.

"La solución a la crisis en Colombia, que es una crisis que aún no estamos viendo pero que se puede venir en cualquier momento, es muy sencilla; es que el Gobierno le diga a los productores: vamos a ofrecerles unos precios que les permitan ver la actividad agrícola como un negocio a largo plazo. Para esto debe establecer una política coherente de buenos precios y de comercialización asegurada; un tratamiento equitativo con los campesinos para recuperar el campo", agrega el gerente de Fenalce.

La dependencia de las importaciones de alimentos no es de ahora. Según Viveros, esa fue una de las consecuencias nocivas que tuvo para el país a apertura económica en la que entró en 1990, de la mano del entonces presidente César Gaviria. A esta situación se sumó el desplazamiento de miles de campesinos que trabajaban en el campo y que garantizaban que Colombia fuera autosuficiente en producción de maíz, trigo y otros granos y cereales.

Otra de las propuestas que hace el gremio cerealero es que para garantizar que en largo plazo el país no va a sufrir un desabastecimiento alimentarios, cuando no haya a quien comprarle, los colombianos deben cambiar los hábitos de consumo como "dejar la dependencia del consumo de pan; si el trigo es tan caro debemos pensar en reemplazar por la arepa otro alimento accesible".

Fenalce cree que el pobre crecimiento que registró el campo colombiano el año inmediatamente anterior, 2,58 por ciento, se repetirá en 2008, situación por la que le insiste al Ejecutivo que no sólo implemente medidas temporales, sino que desarrolle una "política de Estado que dé señales claras para que la inversión vuelva al sector agro". Propuesta en la que el gremio está dispuesta a trabajar conjuntamente con el Gobierno en su diseño y desarrollo.

"El problema de Colombia no es de ausencia de tierras. La frontera agrícola del país es bastante amplia y se puede extender en el Magdalena medio, a los valles interandinos y la Costa Atlántica, pero si no se le garantiza a los inversionistas una rentabilidad de la economía nadie va a invertir en un negocio que alargo plazo lo lleve ala quiebra", concluye Viveros.

Por Ana Maritza Villalba Castro

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