El Magazín Cultural

El legado de Charles Chaplin: La reinvención

Este 25 de diciembre se cumplen 42 años del fallecimiento de Charles Chaplin. Presentamos un texto sobre su vida y obra escrito por Sandro Romero Rey: "Había una vez un hombrecillo que creció en el teatro de variedades y se hizo adulto, para la eternidad, gracias al cine".

Sandro Romero Rey
25 de diciembre de 2019 - 10:30 p. m.
“Revista Chaplin”, estrenada en 1959 / Cineco Alternativo
“Revista Chaplin”, estrenada en 1959 / Cineco Alternativo

El telón de boca abierto en un escenario es un plano fijo, en colores, cuya diferencia irrepetible con los demás medios es la presencia física de los espectadores frente al público. Charles Spencer Chaplin, nacido en los suburbios orientales de Londres, descubriría muy pronto que el artificio del blanco y negro, de la cámara casi siempre estática en plano general y la velocidad a dieciséis cuadros por segundo, le podrían dar una nueva identidad al humor y, así se llorase, la risa podría salir siempre triunfante. Así nació Charlot, el jocoso vagabundo, víctima de las peores tragedias pero asumidas con el más desopilante humor y las acrobacias más desconcertantes.

Charlot se convertiría en el sello y la marca de un nuevo humanismo. Con ecos lejanos de los melodramas del siglo XIX, Chaplin fue vistiendo con delicadeza a su criatura, hasta convertirla en un sustituto de sí mismo: bombín de perdida aristocracia, bastón de apoyo y de mando, viejos y rotos zapatones, pantalones bombachos y, sobre todo, el fino bigotito que serviría de máscara del bien y cruda parodia del mal en el rostro de Adolf Hitler. Chaplin sabría sacarle, en el futuro, una triunfal ventaja a la molesta coincidencia.

El cine mudo se consolidó universalmente gracias a las comedias producidas en los Estados Unidos. Hasta finales de los años veinte, los cómicos reinaron en las pantallas de todo el mundo y sus héroes se convirtieron en figuras inmensamente populares, al mismo tiempo que eran estudiados y reivindicados por artistas y filósofos. Cuando el “séptimo arte” aprendió a hablar, muchos no resistieron el golpe. La música y los diálogos deberían coexistir con las imágenes y los héroes del silencio murieron en el intento. Todos menos Chaplin. Si bien es cierto que Laurel & Hardy o Buster Keaton sobrevivieron al cambio, es evidente que el único que supo reinventarse con la misma genialidad silente fue Charles Chaplin.

Sin embargo, a pesar de los triunfos de sus nuevos personajes, de sus denuncias políticas o de su desconcertante humor negro, el rey de sus creaciones seguía siendo Charlot (el nombre, por lo demás, es un galicismo, generalmente aceptado, que sólo apareció, en inglés, en la película The Tramp). Es por ello que, cuando reinaba el color en las pantallas y el mundo del cine se consolidaba alrededor de nuevos espectros, los productores decidieron darles una nueva vida a las antiguas historias chaplinescas y se lanzaron, en un ejercicio propio de la época, a resucitar los viejos gags para las nuevas generaciones. Así apareció la posibilidad de ver, en copias restauradas, con nuevos recursos y sonorizaciones modernas, el slapstick convertido en una nueva forma de la dicha. Algunos de los cortometrajes realizados por Charles Chaplin en el período silente del cine norteamericano se encargaron de construir el mito y de consolidar su genio. Años después, su creador reuniría algunos de ellos para convertirlos en piezas recientes, a pesar de que el sonido reinase en las pantallas de todo el mundo. Vida de perros (A Dog’s Life), Armas al hombro (Shoulder Arms) y El peregrino (The Pilgrim) serían resucitadas por el mismo Chaplin para demostrar, con una narración y nueva banda sonora, que sus películas eran universales y atemporales. En las tres películas, el personaje del vagabundo es el inconfundible protagonista. Tras su partida de los Estados Unidos, Chaplin parecía convertirse en un director olvidado. Por esta razón, finalizando la década del 50, desde su exilio europeo, el artista inglés decide recuperar sus viejos personajes y darles un nuevo aliento para las generaciones recientes. El resultado, un tesoro de la risa, el melodrama, la creatividad: lo mejor que la historia del cine puede darles a los seres humanos en cualquier tiempo.

Por Sandro Romero Rey

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar