A pocas minutos de la liberación de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y la ex parlamentaria Consuelo González de Perdomo por parte de las Farc, un clima de esperanza se vuelve a respirar en el país.
Al mismo tiempo, crece la expectativa de cuál será el siguiente paso para poner fin al drama de los políticos, militares, tres contratistas estadounidenses y el resto de los secuestrados en poder de ese grupo guerrillero. De ahí que todos los caminos y miradas apunten a cómo consolidar el anhelado acuerdo humanitario, que pretende la liberación de 45 secuestrados y 500 guerrilleros de las Farc presos en cárceles del país.
Aunque el camino es largo y repleto de obstáculos, en esta ocasión, a diferencia de situaciones anteriores, por primera vez en muchos años hay un hecho concreto de paz: las Farc, unilateralmente, decidieron dejar en libertad a tres de sus rehenes. Un gesto que si bien fue ofrecido como desagravio al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y a la senadora Piedad Córdoba, representa para Colombia la apertura de una ventana hacia la internacionalización del conflicto, que se traduciría en el acompañamiento de países amigos en un eventual proceso de diálogo con las Farc.
Todas las fronteras ideológicas, representadas en ONG, la oposición, analistas del conflicto, la Iglesia Católica y los familiares de los secuestrados, coinciden en que la liberación de los tres rehenes es uno de los hechos más significativos del año, pensando en la posibilidad de que esta vez se pueda avanzar hacia el hasta ahora esquivo intercambio humanitario. Otros, más optimistas, plantean que es un buen augurio para que se retome la agenda de paz suspendida en febrero de 2002, durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana, que pretendía poner fin al conflicto armado con una de las guerrillas más antiguas del mundo.
Los pasos
En medio de los esperanzadores hechos y anuncios de solidaridad internacional, ¿cuáles serían los caminos reales para llegar al acuerdo humanitario?
Sin duda, el inicio depende de que se de una segunda liberación, tal como había anunciado el presidente Chávez al finalizar el año pasado.
Pero otros analistas del conflicto ven poco probable esa segunda fase de liberaciones. "Estoy casi seguro de que no habrá otra liberación sin despeje, porque Manuel Marulanda lo que hizo fue un reconocimiento a los presidentes Nicolás Sarkozy y Hugo Chávez, y a la senadora Piedad Córdoba", destacó el sociólogo Alfredo Molano.
Sin embargo, la citada segunda liberación de rehenes se podría afianzar con la intención de Chávez de reunirse con el secretariado de las Farc en la zona del Caguán, siempre y cuando el presidente Uribe lo permita, tal como sucedió con el ingreso al territorio nacional de aeronaves venezolanas.
Rodolfo Sanz, vicecanciller venezolano para Latinoamérica y el Caribe, explicó que "el presidente Chávez está empeñado en conversar con el secretariado de las Farc, específicamente con Raúl Reyes y con Manuel Marulanda Vélez, para discutir en profundidad una salida política al conflicto de Colombia".
¿Despeje?
La otra posibilidad que se abre con la liberación de los tres plagiados es el despeje de los municipios de Pradera y Florida, en el departamento del Valle. Aunque el Gobierno ha sido reiterativo en que no habrá retiro de la Fuerza Pública en ninguna parte del país, sí dejó entrever que se podrían modificar los términos de esa propuesta dejando una zona sin presencia militar y con verificación internacional de 150 kilómetros cuadrados.
Dando por hecho que existan más liberaciones, que el presidente Chávez se pueda reunir con el secretariado de las Farc, que se logré un acuerdo humanitario y que se establezca una zona de encuentro para futuros diálogos entre las partes, el país estaría frente al inicio de conversaciones para buscar el fin del conflicto armado de manera pacífica.
"Creemos que este será el primer paso de un largo camino para resolver los problemas de todos los rehenes, que son muchos, y para lograr una solución definitiva a este conflicto que aflige a Colombia desde hace 40 años", aseguró el asesor de la Presidencia de Brasil para asuntos internacionales, Marco Aurelio García.
Las preocupaciones
Si bien es cierto que hay optimismo y los hechos recientes siembran alguna esperanza, también es de esperar que durante este proceso se presenten obstáculos que modifiquen las expectativas que han surgido en los últimos días.
El primero es que no parece lógico que las Farc quieran sentarse a negociar con un gobierno al que consideran enemigo. A su vez, el Gobierno insiste en no dialogar con grupos terroristas. De igual forma, aún no es claro qué desarrollo tendrán las relaciones bilaterales con Venezuela y es incierto el papel que puedan cumplir países como Francia y el propio Estados Unidos. Tampoco se descarta la continuación de operaciones militares para contrarrestar el protagonismo político que han adquirido las Farc con los últimos sucesos.
En suma, si bien se abrió una puerta para el intercambio humanitario, se requerirá de mucho tacto para comenzar verdaderos diálogos de paz.
Farc dicen estar dispuestas
Por ahora, en un comunicado fechado el pasado lunes ocho de enero, las Farc se muestran dispuestas al diálogo e invitan a los familiares de los secuestrados, al presidente Hugo Chávez y a la senadora Piedad Córdoba a que sigan participando en el proceso.
En una comunicación de cinco puntos, que se acaba de conocer, en la que anuncian previamente la entrega de Clara Rojas y Consuelo de Perdomo y aunque insisten en acusar al Gobierno Uribe de "secuestrar" las pruebas de supervivencia de los demás plagiados dicen que quieren una solución dialogada al conflicto.
"Al presidente Chávez, a los familiares de los prisioneros, a los pueblos del mundo y países amigos, personalidades y simpatizantes del Acuerdo Humanitario, les reafirmamos nuestra disposición a seguir trabajando en ese objetivo y en la solución dialogada del conflicto interno. Los invitamos a continuar adelante en su aporte pacificador y humanitario", señala el mencionado comunicado.