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'Abren puerta para que uribistas se salgan de la U'

Una sentencia del Consejo de Estado abre la puerta para que militantes de partidos de la Unidad Nacional puedan participar en las elecciones de 2014 en nombre de grupos significativos de ciudadanos.

Felipe Morales Mogollón
21 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Óscar Iván Zuluaga y Álvaro Uribe, líderes del Puro Centro Democrático.
Óscar Iván Zuluaga y Álvaro Uribe, líderes del Puro Centro Democrático.

Tomada la decisión de hacer del Puro Centro Democrático un proyecto electoral de cara a 2014, los uribistas “purasangre” que hoy militan en algunos de los partidos de la Unidad Nacional del presidente Juan Manuel Santos afrontan una encrucijada: ¿cómo abandonar esas filas para irse al lado del expresidente Álvaro Uribe sin ser acusados de doble militancia o sin tener que renunciar a sus actuales curules en el Congreso?

Consultas van y vienen. El Puro Centro Democrático tendrá listas para el Senado y la Cámara de Representantes y buscará avalarse a través de firmas, escenario que precisamente le abriría la puerta a más de uno para “fugarse” del santismo al uribismo. ¿La razón? Una sentencia del Consejo de Estado —proferida el 17 de enero de 2012, en torno a la pérdida de investidura del representante a la Cámara Luis Enrique Dussán— señala que la doble militancia se concibió “como una figura asociada solamente a movimientos o partidos políticos y no respecto de grupos significativos de ciudadanos”.

Según ponencia de la entonces magistrada Ruth Stella Correa, hoy ministra de Justicia, “la vocación de permanencia en un solo partido o movimiento político es el presupuesto de la misma como instancias naturales de decisión política con vocación de permanencia. Lo cual, por supuesto, no caracteriza a los grupos significativos como manifestación política de la voluntad popular eminentemente coyuntural”.

El fallo les permitiría a senadores como Juan Carlos Vélez Uribe y Manuel Enríquez Rosero, y representantes como Miguel Gómez Martínez —los tres del Partido de la U— salir a recoger firmas en nombre del Puro Centro Democrático para aspirar al Congreso en 2014. Así mismo se aplicaría para los inconformes progresistas que están en el Polo Democrático.

Sin embargo, como de argumentos jurídicos se trata, hay que tener en cuenta también la sentencia C-490 de la Corte Constitucional —sobre el examen que le hizo a la Ley 1475 de 2011 o Reforma Política—, la cual extendió la prohibición de la doble militancia a los miembros de un partido político con personería jurídica que se quieran inscribir por un movimiento significativo de ciudadanos.

Conceptos encontrados de dos altos tribunales que entraría a dirimir el Consejo Nacional Electoral (CNE), el cual tiene la facultad de revocar la inscripción de candidatos. De hecho, ya en las últimas elecciones regionales se tomaron decisiones de este tipo. Por ejemplo, se revocó la inscripción del candidato Carlos Héctor Caicedo a la alcaldía de Zarzal (Valle), acogiendo el argumento de la Corte Constitucional. Sólo que en ese momento no existía la jurisprudencia del Consejo de Estado.

Para el expresidente del CNE Guillermo Mejía Mejía, en este “choque de trenes” primaría el planteamiento del Consejo de Estado por una razón: “Una decisión de revocatoria de inscripción, que es un acto administrativo, puede ser demandada sólo ante el Consejo de Estado, órgano límite en materia electoral, del cual ya se conoce su línea jurisprudencial”. Según Mejía, esa sería la ventana de los militantes inconformes de un partido para generar un “transfuguismo de facto”.

Así lo entiende el senador Vélez: “Aseguran que no podemos inscribirnos por un grupo significativo de ciudadanos, pero el Consejo de Estado dice lo contrario. No entiendo por qué nos quieren obligar a estar en la U si nosotros ya no queremos. Creo que lo que es realmente democrático es que uno defienda las banderas políticas con coherencia y las mías las conoce todo el mundo. Ahora, si no puedo irme de la U, no se me acaba el mundo y habrá otros escenarios políticos donde siga defendiendo las banderas de la seguridad”, dijo.

Queda esperar la movida del santismo. Es claro que la posición del Gobierno está en contra de esa posibilidad. Cabe recordar que en su discurso ante la Asamblea Nacional de la U, en octubre pasado, el presidente Santos pidió no convertir a la colectividad en un “partido desechable, que cuando no nos gusta lo que se decide o no se le hace caso a los caprichos de unos cuantos, cambiamos el partido por otro”. Fue cuando pidió hundir un proyecto que cursaba en ese momento en el Congreso y que pretendía avalar el transfuguismo.

Por Felipe Morales Mogollón

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