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Alcaldía de Bucaramanga, entre el voto en blanco y la indecisión

De los cuatro candidatos solo uno sale favorecido en los más recientes sondeos. Sin embargo, no la tendrá fácil pues el voto en blanco va en aumento y le lleva varios puntos de ventaja.

Marcela Osorio Granados
31 de agosto de 2015 - 10:03 p. m.
Carlos  Ibáñez. / Rodolfo Hernández. / Sergio Isnardo Muñoz. / Jhan Carlos Alvernia. - Fotos: Vanguardia Liberal
Carlos Ibáñez. / Rodolfo Hernández. / Sergio Isnardo Muñoz. / Jhan Carlos Alvernia. - Fotos: Vanguardia Liberal

Si las elecciones para la Alcaldía de Bucaramanga se realizaran hoy, en la capital santandereana el voto en blanco se alzaría con una victoria contundente. El particular panorama quedó reflejado en la última encuesta realizada por la firma Gallup, según la cual el 49,5 % de los bumangueses votaría en blanco en los comicios regionales del próximo 25 de octubre. La cifra representa un aumento de más de 12 puntos respecto a los resultados arrojados en mayo pasado, cuando el 36,8 % de los encuestados se mostró a favor de dicha alternativa.

El fenómeno no es ajeno a la política de la ciudad. En las elecciones de autoridades locales de 2011, por ejemplo, los sondeos previos mostraban un 15 % de favorabilidad para el voto en blanco, que finalmente alcanzó tan solo un 7,79 %, es decir, 17.806 de los 242.575 sufragios válidos. La experiencia pasada reflejó un descenso importante del voto en blanco en los meses anteriores a la cita en las urnas, un escenario que en esta ocasión no se ve tan claro, aun cuando la iniciativa no cuenta con una campaña promotora que la nutra. A eso se suma, además, el porcentaje de ciudadanos indecisos que aún no saben a quién le entregarán su voto y que conforma el 23,4 % de los 600 consultados.

Las explicaciones pueden ser varias. Quienes conocen las movidas de la política regional atribuyen el hecho, en parte, al desgaste ciudadano frente a las últimas administraciones, que no han salido muy bien calificadas. De hecho, la aprobación de la gestión del actual alcalde, Luis Francisco Bohórquez, ha caído en los últimos tres meses en medio de reclamos ciudadanos por temas relacionados con la movilidad, el impuesto predial y críticas por irregularidades en contratación.

El otro factor determinante en la escalada del voto en blanco es el poco entusiasmo que despierta en los bumangueses la baraja de candidatos. El que más posibilidades tiene para llegar a la alcaldía registra tan solo 29,4 % de intención de voto, aunque muy por encima de los otros tres aspirantes. Se trata del liberal Carlos Ibáñez, alcalde de Bucaramanga entre 1996 y 1998, quien además cuenta con el respaldo de un sector del Polo Democrático y la Alianza Verde. Sin embargo, en su contra juegan dos cosas. Ibáñez no solo es visto como el continuismo de su copartidario Francisco Bohórquez, sino que además es la llave del cuestionado candidato a la Gobernación de Santander Didier Tavera, también avalado por el liberalismo. A eso se suma que, pese a la histórica tradición liberal de Bucaramanga, la ciudad no tiene espíritu reeleccionista y los electores prefieren entregar su voto a figuras que renueven la política regional.

La candidatura de Ibáñez cuenta con el respaldo del actual gobernador, Richard Aguilar, con quien trabajó durante tres años como secretario del Interior, y hace unas semanas se le sumó el excandidato a la Alcaldía Jaime Vargas Mendoza, avalado por la Alianza Social Independiente (ASI), quien finalmente declinó su aspiración. Aunque Vargas era la ficha en Bucaramanga del exgobernador condenado por parapolítica Hugo Aguilar (padre del actual gobernador) y contaba con su maquinaria política, le había apuntado también a conseguir el respaldo financiero de su hermano, el destituido exalcalde Fernando Vargas, quien terminó cerrándole las puertas para unirse a la campaña de Ibáñez. Con la adhesión de Jaime Vargas a la campaña de Ibáñez, el coronel Hugo Aguilar se quedó sin una fórmula en la capital que le ayudara a sumarle votos a su candidato a la Gobernación, Carlos Fernando Sánchez, inscrito por el movimiento Santander en Serio, liderado por el coronel.

En la carrera por la alcaldía a Ibáñez lo sigue, muy de lejos, el candidato del Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Sergio Isnardo Muñoz, quien en las encuestas solo tiene el 8,3 % de intención de voto, aunque creció cuatro puntos respecto a la medición de mayo pasado. Pese a contar con el respaldo de un sector cercano al gobernador Richard Aguilar, en cuya administración trabajó como secretario de Planeación Departamental, su candidatura no tiene mucha fuerza y el MAIS sigue siendo muy débil como estructura política en el departamento.

En los últimos dos puestos de la contienda se ubican el candidato del Partido de la U, Jhan Carlos Alvernia, y el empresario Rodolfo Hernández, quien se inscribió por firmas. Alvernia no ha logrado calar en la opinión pública y hay quienes aseguran que perdió varios puntos después de conceder una entrevista al periódico Vanguardia Liberal en la que dejó ver su falta de experiencia y quedó muy mal parado.

Hernández, por su parte, tiene el respaldo de un importante sector económico de la capital santandereana. Las primeras encuestas lo posicionaban como uno de los más opcionados para llegar a la Alcaldía, pero su candidatura se fue desinflando y los sondeos recientes lo muestran con muy poca intención de voto. Se dice que parte de su caída se debe a que recibió el guiño del expresidente y senador Álvaro Uribe, quien le entregó el respaldo del Centro Democrático, un espaldarazo que si bien le ayudó a ganar adeptos, no cayó tan bien en ciertos sectores de la opinión.

Planteado el panorama, lo que queda claro es que a pesar de la experiencia de algunos candidatos y las maquinarias políticas que los respaldan, ninguno ha logrado atraer la opinión del electorado, que se muestra insatisfecho y para el que temas como la movilidad, la inseguridad y la informalidad del desempleo necesitan acciones rápidas y eficientes. Faltando menos de dos meses para las elecciones, la tarea para los candidatos será lograr revertir la tendencia actual y convencer a los inconformes e indecisos para quitarle peso al voto en blanco, el único ganador del momento.

Por Marcela Osorio Granados

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