Alcaldía de Tumaco, comicios en posconflicto

Radiografía de la lucha por el poder en la Perla del Pacífico, una historia de coca, corrupción, abandono y asesinatos.

Alfredo Molano Jimeno
22 de abril de 2017 - 09:16 p. m.
Alcaldía de Tumaco, comicios en posconflicto
Foto: NELSON SIERRA

Tumaco, en la Costa Pacífica nariñense, está encendido. No sólo es uno de los municipios con más cultivos ilícitos en el país, sino que en su zona urbana y rural se vive una cruenta confrontación armada. Extorsiones, protestas cocaleras, asesinatos, descuartizamientos, narcotráfico y corrupción forman parte de su día a día. Con un ingrediente adicional: hoy se realizan las elecciones atípicas para elegir a un nuevo alcalde, luego de que María Emilsen Angulo fuera destituida. Y esa lucha por el poder local se siente no sólo en la campaña electoral, sino también en cada río, en cada manglar, en cada rincón del pueblo.

La Misión de Observación Electoral (MOE) ha ubicado al municipio como en riesgo extremo por cuenta de la enorme posibilidad de que haya fraude en los comicios y de que se impongan los intereses de los actores violentos que controlan el territorio. En este contexto, todo parece estar definido a favor de la candidata Sandra Estacio, avalada por los partidos Liberal y Conservador, más la Alianza Verde; pero más importante aún, con la bendición del barón electoral del municipio: el también destituido exalcalde Neftalí Correa, quien había apoyado a Emilsen Ángulo, quien a su vez es cuñada de Estacio. Mejor dicho, el endoso de los votos está asegurado. Asimismo, se dice en voz baja que es bien vista por el uribismo. Y aunque todo el mundo en Tumaco lo expresa, pero nadie lo firma: Estacio es la ficha de quienes se han robado enteramente la administración local y les hace el juego a los sectores oscuros que dominan el puerto.

Del otro lado está el no menos polémico candidato de AICO, Julio César Rivera. Un hombre que ya aspiró en 2015, que estuvo tras la demanda a Ángulo y que cuenta con varios apoyos importantes. De un lado recibe el respaldo de Diego Alexánder Ángulob, quien fue representante a la Cámara y candidato al primer cargo del municipio. Además, hace unas semanas Tumaco vivió el revuelo por la visita del ahora exvicepresidente Germán Vargas Lleras. En esa ocasión, éste dio muestras de su apoyo a Rivera, cuando bajó de su vehículo al alcalde encargado para pedirle al candidato que lo acompañara. Y para completar el panorama, por esos mismos días surgió una denuncia anónima de que Rivera había asistido a una reunión de proselitismo político convocada por los comandantes de las Farc ubicados en la zona veredal de Tumaco. De igual forma, se rumora que tanto Cambio Radical como el Partido de la U lo apoyarán este domingo.

Ante este panorama, la MOE ha hecho un llamado para que las autoridades electorales y la Fuerza Pública redoblen sus esfuerzos para garantizar el buen desarrollo de la jornada electoral atípica N° 29 desde 2015 en el país, y la primera que transcurre en el llamado posconflicto o posacuerdo, que además incluye la existencia de una zona veredal en su territorio. La preocupación de esta organización no es gratuita, ya que según estimativos las elecciones costarán más de $24 mil millones, cuando el promedio de éstas en otros lugares está entre $300 y $500 millones. Esto tiene una explicación técnica: la existencia de dos “tumacos”. Uno rural, donde se encuentra el 45 % del censo electoral y en el que operan 199 puestos de votación de los 214 que estarán disponibles hoy. Otra de las preocupaciones de la MOE tiene que ver con que es tan fuerte el miedo que sienten las comunidades y tanta la infiltración de los intereses oscuros en la lucha por el poder, que todos los observadores serán trasladados del Valle del Cauca y Bogotá.

Hasta ahí nada parece ser especialmente grave, pero lo cierto es que sobre Tumaco parecen haber caído varias maldiciones: el arraigo histórico del paramilitarismo en la zona urbana y el de las guerrillas en el área rural; 20 mil hectáreas de coca; corredores de narcotrafico; minería ilegal; corrupción en la administración local, en la Fuerza Pública y en la Fiscalía; altísimos índices de extorsión; homicidios selectivos; violencia contra líderes sociales; hay bandas criminales no identificadas; hacen presencia el Eln y el clan del Golfo, y hasta aseguró esta semana el fiscal Néstor Humberto Martínez que por sus selvas ronda gente del Cartel de Sinaloa. Y una pequeña muestra de la gravedad del asunto es lo ocurrido en los últimos 15 días.

Por una parte, la entrada de los programas de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, al tiempo que la Fuerza Pública lanzó un agresivo operativo de erradicación forzada. De inmediato se desataron movilizaciones por todas las veredas y corregimientos. Hubo carros quemados, enfrentamientos con la Policía, uniformados retenidos, un muerto y cientos de heridos. Caos total. También, producto de una delación de un narcotraficante que se entregó en Cali a la DEA fueron capturados 16 agentes de la Fiscalía y del CTI que estaban al servicio de los “narcos”. Y para terminar el conteo, de lo que va del mes han sido asesinados dos líderes awas y un indultado de las Farc. Una guerra sin cuartel por controlar este puerto sobre el Pacífico, frontera con Ecuador, que nada en coca, minería, palma y plomo.

“En Tumaco hay más hectáreas de coca que en Bolivia. En alguna medida el fenómeno lo produjo una colonización proveniente del Putumayo y lo profundizó el fracaso de los proyectos de sustitución con palma, que sufrió una enfermedad. Por eso hemos atendido el problema con una oferta de sustitución voluntaria para campesinos y pequeños cultivadores, y la erradicación forzosa para grandes cultivadores. Hemos llegado a acuerdos con más de 10 mil familias y esperamos que la sustitución voluntaria prevalezca, pero no vamos a renunciar a la erradicación forzada. La economía de la coca tiene mucho peso en Tumaco y sería ingenuo pensar que la política escapa a esta realidad”, explicó Eduardo Díaz, director de la Agencia para la Sustitución de Cultivos Ilícitos.

La Defensoría del Pueblo también ha venido registrando con gran preocupación el desarrollo de este conflicto. Ha denunciado la presencia de las Autodefensas Gaitanistas en Barbacoas y otra bacrim que lidera en Bocas de Satinga alias Cuzumbo, un desmovilizado de los paramilitares temido por su afición a descuartizar a quienes desafían su poder. También identificó la disidencia de un mando de la columna Daniel Aldana de las Farc, con un grupo de cerca de 300 milicianos.

“El líder era conocido como Don Y y fundó una banda llamada La Gente del Orden con los milicianos que estaban metidos con la coca y no quisieron acogerse a los acuerdos de paz. Las Farc les entrega a la Fuerza Pública la información para que lo enfrenten, pero aquí la plata de la coca compra muchas complicidades. Al final, las Farc terminan matando a Don Y y se desmoviliza un grupo de 108 milicianos, pero aún quedan otros comandados por el hermano del cabecilla”, detalló una fuente que pidió la reserva de su nombre.

Lo ocurrido con esta disidencia de las Farc es reconocido por el comandante guerrillero Édison Romaña, quien está al frente de la zona veredal de Tumaco. “La situación está muy complicada. Las estructuras paramilitares están ocupando las zonas que dejamos y han impuesto el caos. Los datos que hemos recogido con las organizaciones sociales y que incluso tiene la Diócesis de Tumaco lo dicen todo: 140 personas asesinadas entre enero y la semana pasada; 22 homicidios ocurridos en los últimos ocho días. A Pepe, el guerrillero indultado, lo asesinaron un grupo de ‘paras’ que han matado a ocho personas en seis días. De Tumaco salen 5.000 kilos de coca cada semana, y todo es controlado por grandes narcos de Bogotá y Cali”, le dijo a El Espectador.

Es tan grave el escenario, que el propio vicepresidente Óscar Naranjo lo tiene como una prioridad y trabaja en un plan de atención inmediata e integral para el puerto nariñense. “A la semana de posesionarme viajé a Tumaco para enterarme de lo que ocurre. Allí convergen el crimen organizado, los narcos nacionales e internacionales, una aguda crisis social y falta de presencia institucional. Hay pequeños y grandes cultivadores de coca, por eso creemos en la fórmula de sustitución y erradicación. Estamos construyendo una propuesta de presencia del Estado que garantice los derechos de las comunidades y eso incluye una reorientación del trabajo de la Fuerza Pública para ganar confianza. Tenemos que construir confianza en las autoridades”, enfatizó.

Se espera que esa transformación empiece hoy, cuando los tumaqueños elijan a su nuevo mandatario local por los próximos tres años. Una elección atípica de un municipio sumergido en el caos, donde confluyen todos los actores legales e ilegales de lo que algunos califican como posconflicto, pero que otros prefieren llamar posacuerdo, porque la guerra, al menos por ahora en Tumaco, sigue presente.

Por Alfredo Molano Jimeno

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