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Si no es Uribe...

Si antes de la liberación de los secuestrados la mayoría de los colombianos repetiría su voto por Álvaro Uribe Vélez, el histórico operativo generó una verdadera euforia por el Presidente. La popularidad de Uribe Vélez antes y después de la Operación 'Jaque' en la Gran Encuesta Nacional, contratada por El Espectador. Para ver los resultados completos pulse aquí.

Élber Gutiérrez
06 de julio de 2008 - 12:15 p. m.

El ascenso en la popularidad y la intención de voto del presidente Álvaro Uribe, tras el exitoso rescate de 15 de los secuestrados de las Farc, es apenas obvio. La pregunta es si esto lo impulsará o no a buscar otros cuatro años de mandato.El ascenso en la popularidad y la intención de voto del presidente Álvaro Uribe, tras el exitoso rescate de 15 de los secuestrados de las Farc, es apenas obvio. La pregunta es si esto lo impulsará o no a buscar otros cuatro años de mandato.

La encuesta de Ipsos-Napoleón Franco permite dibujar algunos de los escenarios políticos que el Presidente debe estar evaluando en busca de respuestas a este interrogante. La encuesta de Ipsos-Napoleón Franco permite dibujar algunos de los escenarios políticos que el Presidente debe estar evaluando en busca de respuestas a este interrogante.En el primero, Uribe arrollaría a sus contradictores, pero para que esto ocurra debe tramitarse primero la reforma que levante la prohibición constitucional que lo inhabilita. Dado que también tiene mayorías en el Congreso, es posible que lo logre, aun cuando la bancada de gobierno ya no parece tan cohesionada como en la elección anterior. Varios de los ministros también quieren ser presidentes y uno de ellos -el Mindefensa, Juan Manuel Santos, creador del partido uribista más votado en las elecciones de Congreso- comenzó a marcar en las encuestas. Germán Vargas Lleras, otro líder de la coalición de gobierno, se retiró del Congreso para preparar su aspiración.

En el segundo, con un Uribe fuera de competencia, comienzan a notarse las sorpresas. La primera es que el candidato más votado sería el ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo, quien comenzó su campaña con recorridos por 22 ciudades -así empezó Uribe- y tiene una intención de voto del 12%. El segundo lugar lo ocuparía Santos, con un 10%. La diferencia entre Fajardo y el Mindefensa es que la intención de voto del primero parece más consistente, dado que días antes del operativo de rescate de los secuestrados tenía 15%. La de Santos es consecuencia directa de la euforia por la acción militar, pues antes de ésta apenas llegaba al 5%.

A continuación vienen el ex alcalde Antanas Mockus (6%) y el congresista Gustavo Petro (5%). Después vienen 10 presidenciables entre embajadores, congresistas, ex alcaldes y ministros, todos por debajo del 4%.

¿A qué se debe que los miembros de la baraja no despeguen en las encuestas? No es que no haya candidatos, ni que les falten méritos. La misma encuesta señala que el 52% de los consultados cree que aparte del Presidente hay líderes capaces de sacar el país adelante. Y el 50% está de acuerdo con que se escoja candidato único de oposición para que se enfrente con el Jefe de Estado. Paradójicamente, el 48% de los encuestados dice que no votará si Uribe no está entre las opciones. Sus resultados, especialmente en la lucha contra las Farc, lo mantienen en luna de miel con la opinión, más allá de lo que la gente piense sobre su responsabilidad en la crisis política.

Que Uribe goce de alta popularidad, quiera ser candidato o tenga mayor respaldo popular por cuenta de sus golpes a las Farc no es malo. Pero que su ascenso en las encuestas coincida con la pérdida de confianza en las instituciones es un dato que invita a la reflexión.

Los encuestados se mostraron divididos en torno a su apoyo al Jefe de Estado o a la Corte Suprema de Justicia, y aunque aseguraron estar enterados sobre la crisis política, mantienen entre las instituciones con mayor favorabilidad a los partidos uribistas -los más salpicados por la parapolítica- y más del 40% cree que la Corte está atacando a Uribe o metiéndose en donde no debe en el caso de la yidispolítica.

Otro dato curioso es que mientras nueve de cada diez encuestados dicen tener una imagen favorable del Mandatario, el 48% sostiene que quienes se enfrentaran a él en unas posibles elecciones no tendrían suficientes garantías, y que por ende las votaciones no serían justas. Más aún, el 27% considera que se está volviendo un dictador.

De la mano de Uribe crecieron las Fuerzas Militares y mejoró la percepción que se tiene sobre Estados Unidos. Por oposición a aquel, cayeron al sótano de la impopularidad los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Nicaragua, la senadora Piedad Córdoba y las Farc. Todos los ex presidentes se rajaron y los partidos políticos perdieron con Uribe y con los líderes de movimientos independientes.

Es como si la evaluación de instituciones y personajes dependiera de su postura frente al Mandatario colombiano. Por eso mismo, aquello que en un momento dado es una garantía de gobernabilidad y un premio a las ejecutorias presidenciales, se convierte en un gran temor para quienes conocen los problemas que genera la dependencia en una persona más que en el funcionamiento de las instituciones. Entonces se reactiva la inquietud: Y si no es Uribe...

Por Élber Gutiérrez

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