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Barajando de nuevo la campaña

El equipo reeleccionista, ahora en cabeza del expresidente César Gaviria Trujillo, hizo un mapeo electoral y busca con las bases regionales movilizar a los votantes. La meta: enfrentar la abstención y ganar el respaldo Verde y del Polo.

Redacción Política
01 de junio de 2014 - 02:00 a. m.
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El lunes siguiente a las elecciones presidenciales comenzó el mano a mano. Las campañas de Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, enfocadas en las votaciones del 15 de junio, se la juegan por el todo o nada. El primer paso fue buscar alianzas con los candidatos que quedaron atrás, con los barones electorales de las regiones o con generadores de opinión. Como quien dice, es el turno de la filigrana política, los ajustes de estrategia y los últimos movimientos en ‘ataque y defensa’.

En términos del presidente Juan Manuel Santos, llegó el momento de echar a andar la “locomotora electoral de la Unidad Nacional”. Para ello hubo cambios administrativos en la campaña reeleccionista. Algunas funciones del gerente Roberto Prieto le fueron otorgadas al expresidente César Gaviria. Una situación que se replicó en las regiones, donde asumieron el liderazgo políticos acostumbrados a hacer proselitismo. La consigna es “ponerse las botas y untarse de barro para llegar a la gente”.

El segundo ingrediente del cambio de estrategia es el presupuesto. La queja generalizada en las regiones es que no llegó el dinero para ‘movilizar’ votos. Entre otras acciones, se autorizó la publicidad en medios locales, en los cuales la pauta brilló por su ausencia para la primera vuelta. Además, para enfrentar el abstencionismo, los santistas tienen claro que “hay que sacar a la gente a votar. Desde ya se contrató el transporte porque hay zonas que son del santismo y, aunque ganamos, hay que aumentar la diferencia”, dijo un parlamentario de las entrañas de la campaña reeleccionista.

La Unidad Nacional sabe que no puede perder en zonas donde la base de gobernadores, alcaldes, concejales y diputados es propia. En las reuniones de campaña se hizo un fuerte llamado de atención porque el Centro Democrático logró impactar en su primera elección sin tener una base política fuerte y apoyándose en los miembros del Partido Conservador y el sector del Partido de la U que se mantiene fiel al uribismo. Ahora se dice que el santismo quiere aprovechar el 80% de estos cargos que son ocupados por los partidos de la coalición de Gobierno.

Por ejemplo, el presidente del Senado, Juan Fernando Cristo, no puede permitir que nuevamente les gane el Centro Democrático en Norte de Santander. La idea es pasar como mínimo de 105 mil votos a 250 mil. En Santander, Horacio Serpa tiene la obligación de ‘sacar’ a sus electores. Ahí también perdieron por cerrado margen y la meta es pasar de 170 mil a 300 mil votos. Hasta el candidato a la Vicepresidencia, Germán Vargas Lleras, tendrá que demostrar que suma: aunque en Atlántico y su capital, Barranquilla, Santos estuvo por encima, el gran vencedor fue el abstencionismo. En la campaña se preguntaron: ¿si es el fortín de los Char y la alcaldesa, Elsa Noguera, es de Cambio Radical, por qué el abstencionismo fue de casi el 80%?

Por su parte, los Gaviria (Simón y César) tienen una labor difícil: enfrentar a Zuluaga en el Eje Cafetero. En los departamentos de Risaralda y Caldas los reeleccionistas fueron ‘barridos’ y esa es una zona en la que esperan que la influencia, en especial del expresidente César Gaviria, recorte la distancia de casi 100 mil votos. En La Guajira y Sucre, donde el Partido Liberal le negó el aval a Francisco Kiko Gómez y a Julio César Guerra, respectivamente, no cayó bien la llegada del exmandatario como jefe de campaña y tendrán que limar esas asperezas.

Antioquia fue el ‘capítulo negro’ de la campaña de Santos. El presidente-candidato quedó tercero, con 286.745 votos y Zuluaga casi lo triplica (obtuvo 663.632). Aunque era un resultado previsible por ser la tierra del expresidente Uribe, para los miembros de la campaña reeleccionista la derrota no fue contundente y, dicen, en segunda vuelta será otro el resultado. En la campaña uribista, por su parte, el tema se ve con optimismo. Los aportes del empresariado paisa han sido jugosos para ella y, tras la alianza con Marta Lucía Ramírez, las cuentas les dicen que obtendrán cerca de un millón de votos en ese departamento.

Como planteó el senador Roy Barreras, “lo que está ocurriendo es que no había entusiasmo, todos sabían que habría segunda vuelta. Cuando asomaron las orejas de zorro de Zuluaga, la gente se movilizó, se asustan ante la propuesta autoritaria, que nos señala como comunistas ateos, que sabotea el proceso de paz y, sobre todo, que miente de forma descarada”.

Otro frente de batalla del santismo es echar mano de los abstencionistas y capturar los apoyos de los verdes y del Polo Democrático, con el argumento de la paz. Incluso, se habla de acuerdos con los barones electorales del Partido Conservador. “La llegada de Gaviria dinamiza mucho la campaña y despierta mucho interés en la clase política. Ya están llegando muchos sectores que en primera vuelta no estuvieron con nosotros, gente de centro, de izquierda, conservadores y líderes de opinión. Estoy muy optimista”, dijo Augusto Posada, gerente de la campaña de Juan Manuel Santos en Antioquia.

Lo cierto es que la primera de las tres semanas que separan ambas elecciones presidenciales estuvo marcada por la discusión alrededor del proceso de paz con las Farc en Cuba. El lunes, el candidato del uribismo arremetió contra la mesa de negociación y advirtió que el 8 de agosto, un día después de posesionarse, suspendería la mesa de diálogos. Santos, por su lado, insistió con vehemencia en que los colombianos deben apoyar la paz dándole su voto. Sin embargo, cuando el juego de las alianzas se barajó y Marta Lucía Ramírez ingresó a la campaña de Zuluaga, el uribismo pasó de un no rotundo a la negociación a proponer una paz con condiciones.

Un viraje que dio para que el jefe de Estado tildara como “cínica” la postura de Zuluaga y dedicara gran parte de sus esfuerzos a blindar el proceso de negociación en La Habana. A media semana instaló el Consejo Nacional de Paz, un espacio creado por el expresidente Samper en 1998 y que ahora el presidente relanza con el objetivo de “meterle gente a la paz”. Al evento asistieron algunos de quienes hoy emergen como nuevos escuderos del proceso: el exalcalde Antanas Mockus, el expresidente Samper, la exsenadora Piedad Córdoba, el senador Iván Cepeda y parte del llamado petrismo.

Incluso, la excandidata presidencial del Polo, Clara López, se hizo presente, aunque Santos no consiguió la foto con ella. La realidad muestra que la Dirección de la colectividad dejó en libertad a sus militantes y se dividió en dos bloques: los del voto en blanco y la abstención, que lidera el senador Jorge Robledo, y los que prefieren la reelección en defensa de los diálogos con las Farc para el fin del conflicto, encabezados por Cepeda.

Por Redacción Política

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