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Las candidatas del norte del Cauca

En siete de los 12 municipios de una región que ha sido epicentro de la guerra y que hoy es vista como clave para el posconflicto hay diez mujeres aspirando a ser alcaldesas.

Hugo García Segura
11 de septiembre de 2015 - 03:23 a. m.

Históricamente, el norte del departamento del Cauca ha sido epicentro del conflicto que desde hace más de cinco décadas padece Colombia. La confrontación armada entre las Fuerzas Militares y las Farc se ha desarrollado en gran parte de la cordillera Central o en sus faldas, en las zonas urbanas y rurales de municipios como Toribio, Corinto, Miranda, Caloto, Santander de Quilichao, Buenos Aires, Suárez, Padilla, Puerto Tejada, Villa Rica, Jambaló y Caldono. Los análisis sugieren que la zona hace parte de la retaguardia de la guerrilla, pues le permite asegurar la movilidad hacia el Pacífico, clave para el tráfico de drogas y armas, así como recuperar la comunicación con lugares estratégicos de asentamiento, como el sur de Tolima y Huila.

Además de la presencia subversiva, confluyen en ella otros actores armados, como las bandas criminales (bacrim), el narcotráfico y la delincuencia común. Por otra parte, según un estudio de la Fundación Ideas para la Paz, en la actualidad existen dos factores que han cobrado importancia respecto a los indicadores de violencia en la región: el desarrollo de megaproyectos y la minería. “En las zonas urbanas de Santander de Quilichao y Puerto Tejada, ubicados sobre la vía Panamericana, se registran expresiones de violencia común y organizada que no necesariamente están asociadas al accionar de las bandas criminales y que también contribuyen a la violencia”, dice el informe.

De hecho, de cara a un eventual acuerdo de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc en La Habana, Naciones Unidas definió hace poco 125 municipios del país como “los del posconflicto”, 20 de ellos en el Cauca y nueve en su zona norte. La clasificación se hizo basándose en los parámetros de “análisis de municipios de mayor prioridad según la presencia de las Farc, las acciones armadas con participación de esa guerrilla, desarrollo y pobreza, necesidades humanitarias y capacidades locales”. La idea es que en estas localidades se priorice la intervención, no sólo del Estado, sino de la misma comunidad internacional.

Serán los nuevos alcaldes —los que se van a elegir el próximo 25 de octubre— los encargados de liderar desde lo local ese proceso, con una particularidad: en siete de esos municipios del norte del Cauca que han sido el corazón de la guerra y que apuntan a ser pilotos del posconflicto, hay 10 mujeres como candidatas: Lucy Amparo Guzmán (Partido Liberal), en Santander de Quilichao, María Liliana Ararat (Partido Liberal), en Caloto; Briceida Rodríguez (ASI y Partido Conservador), en Caldono; Flor Ilva Tróchez (MAIS), en Jambaló; Amanda Aguilar (Partido Liberal) y Ana Celix Gómez (la U), en Padilla; Alicia Castillo (MAIS) e Indira Gómez (Coalición Programática y Política), en Puerto Tejada, y Yamilet Lasprilla (ASI) y Jenny Nair Gómez (Partido Liberal), en Villa Rica.

Un reto que ellas están dispuestas a asumir como agentes de la reconstrucción en esa transición hacia la paz. “Para Santander de Quilichao, el posconflicto es una gran oportunidad para generar desarrollo, en lo rural, en lo social y en lo económico. Las actuales generaciones han crecido en el marco del conflicto y, con la paz, las nuevas van a hacerlo en otro escenario, que implica otro tipo de opciones de vida. Y si hay alguien que ha sido más vulnerado en el conflicto han sido las mujeres. Por eso, acabar el conflicto para ellas es sacar la guerra, no sólo del territorio, sino de sus cuerpos”, dice, por ejemplo, Lucy Amparo Guzmán.

Para la candidata liberal, poder hacer visible esa problemática de género —sumada en muchos casos a haberse quedado viudas, haber sido abusadas sexualmente o haberse visto afectadas directamente en sus familias— les da a las mujeres la sensibilidad de trabajar para generar un nuevo comienzo y un nuevo país, y fortaleza a la hora de pensar en dirigir un municipio. “Para el norte del Cauca, las mujeres somos una posibilidad real de construcción de paz. Las mujeres estamos llamadas a liderar la paz de Colombia”, agrega.

Por su parte, Indira Gómez, aspirante a la Alcaldía de Puerto Tejada, cree que los hombres ya tuvieron su oportunidad como gobernantes y la situación de los municipios de la región no mejoró. “Somos mujeres decididas y comprometidas. Todas estamos muy opcionadas y queremos llegarle con nuestras propuestas a la gente humilde y hacer inversión social, porque cada día la situación es mas difícil”, señaló.

De paso pidió que Puerto Tejada fuera incluido como uno de los municipios del posconflicto, listado en el que no aparece. “El Cauca será fundamental para superar la guerra y nosotros somos un corredor estratégico. Puerto Tejada tiene problemas de pandillas, de pobreza, de microtráfico. Llegó la hora de que las mujeres asumamos el liderazgo”, concluyó Gómez. Ahora, lo claro es que, si bien el ser mujer no es sinónimo de buenos gobiernos, lo cierto es —como lo dice Natalia Reyes, investigadora de la MOE— que se trata de “un grupo con el potencial para proponer puntos de vista renovados en la política y en la manera de solucionar problemas”. Un tema clave pensando en términos de consolidar la paz.

Por Hugo García Segura

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