:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/kYtBXUNg_WD6mk2tt28QIXc7GA8=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/4ZSWXI6D7FA7RIQHSD6HR6IJF4.jpg)
La tarde del miércoles, la plenaria del Senado concluyó la aprobación en el segundo de cuatro debates del proyecto que establece un nuevo Código de Policía. Esta iniciativa que ha suscitado una ardua discusión sobre el respeto a las libertades de los ciudadanos y que promete un intenso debate ahora en el trámite en la Cámara, incluye varias medidas que han levantado ampolla.
Al margen de la posibilidad de que la Policía pueda “penetrar en los domicilios” sin una orden judicial escrita, o se pueda aplicar el “traslado por protección” a una persona que deambule bajo efectos del consumo de bebidas alcohólicas o sustancias psicoactivas, o se puedan establecer medidas correctivas por parte de los uniformados a quienes “irrespeten o desafíen a la Policía”, hay normas que no por ser de menor índole también pueden pasar a limitar en cierta medida los mecanismos de defensa de los ciudadanos o a castigar igualmente a quienes utilizan armas no letales.
El proyecto aprobado por el Senado incluyó un artículo que pone de manifiesto todos los comportamientos que ponen en riesgo la vida e integridad de los ciudadanos y por lo tanto constituyen un comportamiento contrario a la sana convivencia, razón por la cual deben ser prohibidos o limitados.
En ese sentido, aunque en los últimos años creció la tendencia en el país a tener dentro de las pertenencias armas neumáticas, de aire, de fogueo o de letalidad reducida –como la que empleó contra la Policía el joven Fabián Vargas el pasado 1 de Mayo en la Plaza de Bolívar–, el Código es claro en establecer una prohibición para el porte de estos elementos. (Lea: Fabián Vargas y la sed de revancha)
Y pese a que esencialmente muchas mujeres usan el gas pimienta para su defensa personal ante una situación de peligro, el Código también pasó a su prohibición.
Portar armas neumáticas, de aire, de fogueo, de letalidad reducida o sprays, rociadores, aspersores o aerosoles de pimienta o cualquier elemento que se asimile a armas de fuego, en áreas comunes o lugares abiertos al público donde se desarrollen aglomeraciones de personas o en lugares donde se consuman bebidas embriagantes o se advierta su utilización irregular o se incurra en un comportamiento contrario a la convivencia.
El debate que quedó planteado ahora es cómo establecer una justa medida para limitar el porte de armas no letales –para evitar casos como el de Fabián Vargas– y la posibilidad de que muchos ciudadanos se puedan defender con estos elementos.
Ahora la decisión final frente al nuevo Código de Policía quedó en manos de la Cámara de Representantes donde hay quienes consideran que los tiempos ya no alcanzan, pues quedan apenas siete semanas de legislatura y hay temas esenciales en discusión relacionados con el proceso de paz.