Con pocas expectativas, vuelve la mesa de Quito

Las delegaciones de paz del Eln y el Gobierno se sentaron de nuevo en la mesa e iniciaron un segundo ciclo de diálogos, en el que se espera se establezca la hoja de ruta para la puesta en marcha de los acuerdos alcanzados al cierre de la primera etapa.

Redacción Polítca
17 de mayo de 2017 - 03:47 a. m.
El presidente Rafael Correa, ayer en un desayuno con las delegaciones de paz. / Cortesía
El presidente Rafael Correa, ayer en un desayuno con las delegaciones de paz. / Cortesía

Ataques a policías y militares, secuestros, atentados contra oleoductos y casos de desplazamiento en zonas en conflicto como Chocó. Si algo dejó claro el Eln en el último mes –durante el receso en los diálogos de la mesa de Quito– es que si bien no es una guerrilla de las mismas dimensiones de las Farc, cuenta con la capacidad suficiente para seguir alterando el orden público en varias regiones del país. De hecho, de acuerdo con un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), para finales de abril la cifra de acciones armadas en las que el Eln había estado involucrado ascendía a 83.

Un incremento de acciones bélicas que según los expertos tiene como propósito presionar para concretar un cese bilateral al fuego mientras surten las negociaciones de paz; sin embargo, el jefe de la delegación del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, ha dejado claro que el tema será abordado cuando haya desescalamiento del conflicto, pues el cese debe ser un punto de llegada y no de partida.

Con ese panorama como telón de fondo, las delegaciones de paz del Eln y el Gobierno se sentaron de nuevo ayer en la mesa e iniciaron un segundo ciclo de diálogos, en el que se espera se establezca la hoja de ruta para la puesta en marcha de los acuerdos alcanzados al cierre de la primera etapa, relacionados con la decisión de la guerrilla de someterse al Derecho Internacional Humanitario (medida que para el Gobierno incluye la obligación de renunciar al secuestro) y con la implementación del desminado humanitario.

Y así lo aseguró ayer la delegación de paz que lidera Restrepo, al explicar en Quito que durante el tiempo en que la mesa no sesionó, el trabajo se concentró en escuchar a las poblaciones más afectadas por la violencia atribuida al Eln y que “haciendo eco de estas voces, pero sobre todo por la convicción que asiste a esta delegación y al presidente de la República de consolidar una paz estable y duradera, llegamos a este segundo ciclo con el ánimo y la decisión de lograr acuerdos concretos de desescalamiento y de protección de la población civil a la luz del Derecho Internacional Humanitario”.

La apertura de la nueva ronda, que durará seis semanas, se dio con un desayuno en el Palacio de Carondelet, encabezado por el saliente presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien no solo deseó que las negociaciones culminen de forma exitosa, sino que sostuvo que su país y el gobierno del presidente electo, Lenín Moreno, “siempre los recibirán con los brazos abiertos”.

La etapa que comienza también será fundamental para abordar el tema de la participación de la sociedad civil en la mesa de diálogos, que es uno de los ejes centrales de la negociación, pues de ella depende que lo pactado en Quito tenga respaldo popular. “Aspiramos a que en esta ronda que vamos a iniciar podamos avanzar en meterle gente al diseño de la participación, de cómo van a participar todos los sectores de Colombia en esto y también a que avancemos en los primeros acuerdos de carácter humanitarios inmediatos”, manifestó hace unos días Pablo Beltrán, jefe de la delegación de paz del Eln, en una entrevista con la agencia Prensa Rural.

Por Redacción Polítca

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