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Constituyente: vuelve y juega

Aunque el presidente Santos dijo que no busca reformas en beneficio propio, sería el mecanismo para asegurar la continuidad de sus políticas.

El Espectador
22 de abril de 2013 - 09:00 p. m.
Santos aclaró que no quiere reformas en beneficio propio.   / Presidencia
Santos aclaró que no quiere reformas en beneficio propio. / Presidencia

Descartada la prolongación del período del presidente Juan Manuel Santos a seis años por la vía de una reforma constitucional ‘express’, el Gobierno estaría comenzando a ambientar otro camino que le otorgue más tiempo de cara al proceso de paz con las Farc de La Habana. Según conoció El Espectador, en círculos cercanos a la Casa de Nariño ha vuelto a considerarse la idea de una Asamblea Constituyente, no sólo para refrendar los eventuales acuerdos con la guerrilla, sino también para garantizar el apoyo y la continuidad de las políticas de paz en escenarios como el Congreso de la República.

Ayer, en carta al presidente del Senado, Roy Barreras, el jefe de Estado reiteró que si bien está convencido de la conveniencia de la tesis de no reelección presidencial con períodos más largos y coincidentes con los de los otros mandatarios regionales y locales, reconoció que se equivocó al pensar que su propuesta tendría buen recibo en la opinión pública y los sectores políticos del país, incluyendo la oposición, pues “no implicaba la prórroga automática de mi mandato sino que, en cualquier caso, demandaría el concurso del pueblo colombiano a través de elecciones”.

“Como soy el primero en considerar que el país lo que necesita son iniciativas que nos unan en lugar de dividirnos, considero que sería inconveniente dar trámite en el Congreso, en este momento, a cualquier iniciativa de esta naturaleza y que se debe dejar tan necesario debate para después de elegido el próximo gobierno”, le dijo Santos a Barreras. De paso, enfatizó que dicha idea no fue pensada en beneficio propio y negó los rumores que se escuchan en los mentideros políticos en torno a la necesidad de mantenerse en el poder, bien sea por dos o por cuatro años más: “Quiero aprovechar la oportunidad para aclarar que esta discusión nada tiene que ver con el proceso de paz”.

Pero quiéralo o no, es claro que la realidad política del presidente Santos está ligada a los diálogos con las Farc. Y en la misma carta a Roy Barreras se dan luces de la premura que tiene el Gobierno cuando asegura que sigue pensando “que para ser exitoso este proceso debe durar meses y no años” y que el equipo negociador que encabeza Humberto de la Calle viajó ayer a La Habana “con precisas instrucciones de avanzar con mayor celeridad en los acuerdos que allí se discuten”. Y es frente a este panorama que ha vuelto a mencionarse la opción de la constituyente, sabiendo que también es un riesgo, pues como se dice, se sabe cómo comienza, pero no cómo termina.

En los círculos cercanos al presidente se calibran los pros y los contras. El mismo Santos ha dicho que será el pueblo colombiano el que refrendará los eventuales acuerdos a que se llegue con las Farc, y ha descartado que el mecanismo para ello sea la constituyente: “Que se borren de la mente esa posibilidad que eso va a ser así”, dijo en enero pasado. Pero en ese momento también reconoció que una constituyente era “para otra cosa”. Y ésta podría ser, por ejemplo, para evitar que las fuerzas de la Unidad Nacional se desequilibren con la llegada de un gran número de congresistas del Centro Democrático, incluyendo al expresidente Álvaro Uribe.

Mejor dicho, la constituyente sería el camino para establecer, dado el caso, una circunscripción especial de paz que les dé participación política a personas sin antecedentes jurídicos o para ampliar el período del Congreso y del mismo presidente por dos años más, aplazando elecciones. Como la del 91, podría hacerse entre febrero y julio de 2014 e incluir también la eliminación de la reelección inmediata. Sin duda, una apuesta arriesgada que se debe analizar con cabeza fría y no al calor de la coyuntura política y mucho menos de lo que digan las encuestas.

Para Horacio Serpa, exconstituyente en 1991, el problema de ese mecanismo es que no sabe cómo va a quedar conformada y cómo va a quedar redactada. “El actual estatuto constitucional cuenta con las herramientas para avanzar en acuerdos con la paz, participación política, todo lo que se debe avanzar. Si se convoca a una asamblea constituyente, no se sabe cuál va a ser el talante de la nueva constitución. Lo correcto es que en época preelectoral no se hagan reformas que tengan que ver con elecciones. El presidente Santos ya tiene la vía libre para la reelección y yo estaría de acuerdo con que la busque por el fuerte compromiso que tiene con la paz”, enfatizó.

Por su parte, el expresidente Ernesto Samper es de los que creen que en el país hay un gran desorden institucional, teniendo en cuenta que los períodos de los funcionarios que son elegidos popularmente y otros —como el procurador— no coinciden. En este sentido, si bien se refiere es a la posibilidad de igualar a seis años los períodos de todos los funcionarios elegidos por votación popular y no a la convocatoria a una constituyente, es una razón a tener en cuenta para alimentar la discusión. Ya se sabe también que las Farc miran con simpatía esa fórmula, como mecanismo para refrendar los posibles acuerdos a los que se llegue en Cuba. Lo cierto es que la idea está dando vueltas y que el Gobierno sabe que debe caminar con pies de plomo, después del tropezón que significó hablar de reelección por dos años, que para muchos no es otra cosa que la prórroga del mandato Santos.

Por El Espectador

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