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La cruzada de Sudarsky contra el clientelismo

Propone modificar el sistema electoral hacia un sistema mixto en el que 60% de las curules al Congreso serían elegidas por distritos de cerca de 450 mil habitantes.

Alfredo Molano Jimeno
27 de febrero de 2013 - 05:28 p. m.
La cruzada de Sudarsky contra el clientelismo

Como una medida para enfrentar la politiquería, la burocracia y el clientelismo político, el senador por el Partido Verde, Jhon Sudarsky, insisitió, esta vez mediante una carta enviada al presidente Juan Manuel Santos, en la necesidad de implementar un sistema electoral mixto, como funciona en México, Alemania, Italia o Venezuela, por mencionar algunos. La propuesta, que el año pasado fue hundida en la Comisión Primera de Senado, consiste en que las tres quintas partes del Congreso sean elegidas por distritos uninominales, es decir, por votaciones regionales en distritos de más de 450 mil habitantes. El otro 40% de las curules seguirían siendo elegidas con el sistema electoral actual.

Sudarsky inicia su carta expresando su apoyo a las políticas del presidente Santos, en especial en lo que tiene que ver con el proceso de paz entre el gobierno y las Farc y alaga el intento por “resolver los problemas de fondo del país”. A renglón seguido advierte: “Estoy convencido de que cualquier cambio que el país quiera emprender se verá truncado o aminorado por la forma en que nuestro sistema político es funcional al clientelismo, el cual es determinado por el sistema electoral. Este reproduce costumbres políticas que no le permiten a la estructura del Estado modernizarse y afecta cuestiones tan centrales para nuestro cambio cualitativo, por ejemplo, el desarrollo rural y un cubrimiento universal de la educación”.

Y continúa: “No es posible lograr el progreso de nuestro país y de todas sus regiones si no cambiamos el modelo actual de gobernabilidad, un esquema institucional que corta la relación entre sociedad y Estado al forzar que las relaciones entre ciudadanos y la política sean mediadas por relaciones clientelistas”. 

En cuanto a la cobertura en educación, la cual utiliza como ejemplo del clientelismo, Sudarsky explica que las burocracias regionales impiden que los propósitos de ampliación del sector educativo lleguen a su objetivo y explica que en el 2010 la cobertura nacional en educación media era del 79%, pero que la realidad sobre el cubrimiento de este derecho en zonas rurales apenas alcanzaba el 48%. Según el parlamentario Verde –afín al sector mokusiano-, la meta del gobierno para el cuatrienio es llegar al 91% de cobertura nacional, pero las medidas que se han tomado en las regiones hacen difícil alcanzarla. “No llegar a el cubrimiento universal llevaría a un aumento de un millón de jóvenes adicionales sin bachillerato completo en el cuatrienio, por encima de los 15.5 millones de colombianos mayores de 20 años sin él y con ello no tener acceso a mejores oportunidades para salir de la marginalidad”, escribió al primera mandatario.

“La explicación oficial sobre estos resultados en el caso rural es la deserción escolar; pero encontramos que al menos en aquellos departamentos donde la situación es más grave, el problema responde a la cooptación de las secretarias de educación por políticos que hacen uso de ellas para el pago de favores políticos y asegurar su permanencia en el Congreso. Encontramos que por ejemplo en un departamento como el Cauca no hay deserción sino falta de colegios: no hay suficientes colegios de los cuales desertar. ¿Qué responsabilidad han asumido los políticos de estas regiones? ¿Quién los llama a rendir cuentas?”, se lee en la carta.

Y vuelve arremeter Sudarsky: “Los políticos tradicionales practican la captura de diferentes instituciones del Estado, las cuales son utilizadas bajo una lógica de reproducción clientelar, sin atender a las responsabilidades para las cuales fueron creadas en principio, como es el caso de las secretarias de educación. Se genera con ello un persistente círculo vicioso, donde las instituciones políticas se convierten en obstáculos para superar la pobreza. Por este tipo de situaciones el Estado colombiano continua manteniendo su carácter neopatrimonial, donde cada político se apropia de unas rentas administrativas, contratos, puestos, aún el reconocimiento mismo por los programas implementados por el gobierno, a los que logran acceso privilegiado para lograr la gobernabilidad”.

A la vez que insiste en su propuesta sobre la adopción del sistema electoral mixto, propone fomentar el concepto de acontabilidad en la cultura política. Lo cual consiste en institucionalizar la efectiva y real rendición de cuentas por parte de instituciones y toda clase de funcionarios públicos. Para Sudarsky el sistema electoral mixto busca crear “medidas efectivas para promover mayor participación en la política nacional, regional y local de todos los sectores, incluyendo la población más vulnerable, en igualdad de condiciones”.

Y Concluye: “Creo sinceramente que el sistema mixto resuelve fundamentalmente algunos de los problemas centrales de nuestra sociedad, a decir la omnipresencia del clientelismo y la corrupción al permitir que los políticos tengan que responderles a sus electores y se cree la transparencia cuya ausencia enerva a todo el mundo y mina la legitimidad de nuestro sistema político, particularmente al Congreso de la República, el cual ha sido claramente cuestionado durante los últimos años por sus resultados y las actuaciones de una porción importante de sus miembros”.

Por Alfredo Molano Jimeno

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