“Declinaría con gusto al cargo”: Weildler Guerra, gobernador (e) de La Guajira

Afirma que su departamento podrá estar tranquilo porque su cargo no tiene sello político. Aceptó el encargo por responsabilidad con su región, pero admitió que no es fácil asumir esa tarea en medio de la crisis de corrupción que vive.

Lorena Arboleda Zárate
24 de febrero de 2017 - 11:09 p. m.
El gobernador (e) Weildler Guerra se reunirá con el Gobierno Nacional la próxima semana para evaluar las medidas  especiales en  La Guajira. / Cortesía.
El gobernador (e) Weildler Guerra se reunirá con el Gobierno Nacional la próxima semana para evaluar las medidas especiales en La Guajira. / Cortesía.

¿Cuál es su diagnóstico de la crisis que vive La Guajira?

La Guajira vive varias crisis que, indudablemente, se entrelazan. La primera tiene que ver con la institucional, que es la cooptación del Estado a favor de intereses privados. Una crisis que ha terminado en el encarcelamiento de muchos funcionarios y eso ha creado desesperanza entre la gente. La mayoría de los guajiros son gente honesta y trabajadora, pero se asocia al departamento con el cliché de la corrupción. Hay que poner orden y administrar los recursos de La Guajira con eficiencia y cero corrupción. Las otras crisis son humanitaria y económica, que se hacen evidentes con la muerte de los niños wayuus. Es un tema multicausal y más profundo. La economía indígena atraviesa una de sus peores crisis. Hay una serie de demandas del nuevo wayuu que antes no necesitaban los antepasados. Finamente, los programas nacionales de alimentación deben ser reenfocados. Tenemos que fortalecer la productividad indígena, porque la ayuda meramente asistencialista desestimula el ánimo productivo. (Lea: La Guajira: una metástasis previsible).

¿Cuáles son las medidas más urgentes para enfrentar la crisis?

Tenemos que cambiar el modelo asistencialista por uno que estimule la producción de las huertas, de la pesca y de todas las actividades productivas. Debemos convocar a las autoridades indígenas para que con ellas enfrentemos todo esto y fortalecer la economía wayuu a través de una especie de soberanía alimentaria. Además, debemos crear zonas de pesca artesanal y capacitar al personal médico. Por supuesto, debe haber un control grande de los recursos públicos para evitar la captura de rentas por parte de agentes que operan este tipo de proyectos.

Siendo usted guajiro, ¿qué opinión le merece la tesis de que esta crisis ha sido producida por la corrupción?

La crisis nutricional, por ejemplo, no ha sido únicamente producida por la corrupción, pero sí hay que combatir este fenómeno, porque hay que garantizar que los recursos lleguen con cero corrupción y alta eficiencia. No podemos ver la corrupción como factor único, porque opera sobre la economía estatal, pero no sobre la economía indígena. Para darle un caso, los pescadores indígenas no tienen la misma capacidad de pesca que un pescador industrial, y allí el problema no es de corrupción, sino de falta de garantías en materia de recursos.

Se ha hablado de que usted es cercano a José María Ballesteros, hoy cuestionado por presuntas irregularidades en un contrato sobre investigación del dengue en el departamento. ¿Qué relación ha tenido usted con el exgobernador y con su familia?

Si usted me pregunta que si conozco a los gobernadores y exgobernadores de La Guajira, la respuesta es sí. Los conozco porque son de mi ciudad y ésta es muy pequeña, pero no fui secretario de Asuntos Indígenas de José María Ballesteros porque, para la época, es decir, entre 1991 y 1994, él seguramente estaba terminando su secundaria. Soy un hombre independiente y detrás de mí no hay ningún sello o partido político.

Es decir, los guajiros pueden estar tranquilos con usted a cargo del departamento…

No busqué este puesto y quiero ser claro en eso. Cuando el presidente Santos me llamó, iba rumbo a Canadá como profesor invitado. Y si no es por esa llamada y por la situación extraordinaria de La Guajira, habría dicho que no. Para mí es un cáliz de amargura. Si hubiese otro ciudadano voluntario para ser gobernador, con gusto declinaría y me quedaría investigando temas relacionados con la naturaleza, leyendo libros, conversando con investigadores colegas. He sacrificado hasta mi sueldo y lo he desmejorado. Es decir, para mí esto es un sacrifico, pero por mi tierra lo hago y tengo que dar lo mejor de mí. De manera que los guajiros pueden estar tranquilos. 

Por Lorena Arboleda Zárate

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