Dos años de la mesa, cuatro de proceso

El 19 de noviembre de 2012, en La Habana (Cuba) se instaló la mesa de diálogos entre el Gobierno y las Farc.

Alfredo Molano Jimeno
16 de noviembre de 2014 - 03:38 a. m.
El 20 de noviembre de 2012 se tomó esta fotografía de la primera sesión de diálogos en la mesa de La Habana. / AFP
El 20 de noviembre de 2012 se tomó esta fotografía de la primera sesión de diálogos en la mesa de La Habana. / AFP

El 7 de agosto de 2010, el presidente Juan Manuel Santos recibió de la mano de Álvaro Uribe el destino de Colombia. Ese día, en su discurso de posesión, dejó dispersas las pistas de lo que sería su política bandera. Paz, paz, paz, repitió más de 20 veces. Por la razón o por la fuerza, amenazó. El conflicto armado estaba al rojo vivo. Las Fuerzas Armadas habían matado en combate a Raúl Reyes y al Mono Jojoy, miembros del Secretariado de las Farc. La guerrilla respondía. Decenas de uniformados seguían secuestrados. Las voces que pedían solución negociada eran impopulares y marginales.

En sus primeros meses de gobierno, Santos insistió en que el país necesitaba desarmar espíritus y construir consensos. Unidad Nacional, pidió. Cuando empezaban los rumores de que Uribe estaba molesto, Santos radicó el proyecto de ley de víctimas. Ahí puso las patas de la mesa de diálogos. El proyecto traía un articulo que disgustó al exmandatario: el reconocimiento del conflicto armado. Por esos días, según Daniel Coronell, el empresario Henry Acosta había iniciado labores como facilitador. El 2010 terminó entre trinos del expresidente Uribe y el mantra de Santos de no caer en la pelea.

2011 transcurrió entre noticias de guerra y comunicados de las Farc pidiendo mesa de diálogos. En septiembre, el senador Roy Barreras radicó un proyecto denominado Marco Legal para la Paz. La iniciativa prendió las alarmas. Los uribistas denunciaron que Santos tenía intenciones de entregar el país a la izquierda. Barreras argumentó que era la manera de darle seguridad jurídica a la Fuerza Pública. La ampliación del fuero militar se colgó de la iniciativa. El 4 de noviembre, el presidente anunció que había asestado un golpe militar sin precedentes a las Farc: la muerte de Alfonso Cano, máximo comandante de la guerrilla.

El mando de la organización insurgente lo tomó Rodrigo Londoño Echeverry, alias Timochenko y en sus primeras cartas públicas habló de diálogos, cese de hostilidades e intercambio humanitario. En los albores de 2012, las noticias de diálogos empezaron a correr. El 12 de enero, a través de una carta Timochenko dio indicios de que algo estaba ocurriendo. Pidió instalar una mesa de diálogos y “retomar la agenda que quedó pendiendo en el Caguán’. Días después este diario confirmó los contactos en La Habana entre delegados del Gobierno y de las Farc.

Santos lo negó e incluso afirmó que , a pesar de que “las llaves de la paz no estaban en el fondo del mar”, aún no se podían utilizar porque la guerrilla no había dado muestras de paz. Entonces, el 23 de febrero de 2012, las Farc anunció la proscripción del secuestro extorsivo y la liberación de los últimos 12 secuestrados en su poder. Sin que la mayoría lo supieran, ese día, en total secreto, empezó en La Habana la fase exploratoria del proceso de paz y el 26 de agosto quedó listo el acuerdo general para la terminación del conflicto.

En septiembre, el presidente Santos lo dio a conocer y anunció la instalación de la mesa de diálogos. Todo ese mes, los titulares de prensa giraron en torno a dónde se iba a iniciar el proceso y quiénes serían delegados. El 18 de octubre, en Oslo (Noruega) el mundo supo que la paz de Colombia estaba en camino. El 19 de noviembre se inició formalmente la mesa de diálogo y se cerró 2012. Antes se acordó que la sociedad enviara propuestas y en diciembre quedó listo el primer tema de debate: desarrollo agrario.

Entre enero y mayo de 2013 se confeccionó ese acuerdo. Sesiones que incluyeron la visita de un grupo de congresistas y la llegada de un grupo de nuevos jefes insurgentes, como Pablo Catatumbo, miembro del Secretariado. Entonces se inició la discusión sobre participación en política. Segundo semestre de 2013, tiempo de fuertes tensiones en la mesa de diálogos. En septiembre se radicó en el Congreso una iniciativa para plantear que la refrendación de los acuerdos se pudiera hacer en una fecha electoral. Se presentía la talanquera de la justicia.

El presidente Santos viajó a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York a defender el proceso y pidió flexibilidad para terminar el conflicto más largo del hemisferio occidental. En noviembre se logró el acuerdo de participación política. Entonces entró en juego la campaña electoral y el panorama se volvió turbio. Se alcanzó a plantear la suspensión de los diálogos mientras se realizaban las elecciones, pero no pasó de ser una mala idea. Cayendo el telón de 2013, los equipos de paz reforzaron sus líneas.

Entonces comenzó la discusión del problema de las drogas ilícitas. El 16 de mayo de 2014, días antes de la primera vuelta electoral en la justa presidencial, Farc y Gobierno anunciaron que habían llegado a un acuerdo en el tercer punto: el problema de las drogas ilícitas. Además, una semana antes de la segunda vuelta electoral, en un ambiente polarizado entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, se alcanzó un acuerdo de principios para regir la discusión sobre los derechos de las víctimas.

Ese acuerdo imprimió nuevo aire a la mesa. Se anunció que la mesa recibiría seis delegaciones de víctimas, cada una compuesta por 12 personas . También se determinó integrar una comisión de la verdad histórica y conformar una subcomisión técnica para discutir el fin del conflicto, la dejación de armas, la reinserción de los combatientes y el cese del fuego definitivo. A las voces que afirmaban que no se sabía lo que se discutía y se acordaba en La Habana, las partes respondieron el pasado agosto revelando por completo los borradores de lo pactado.

Hoy la mesa de La Habana está a unos días de cumplir dos años de funcionamiento. De duros debates y tres acuerdos, además de una declaración de principios sobre la metodología para encarar el tema de víctimas y las verdad histórica sobre el conflicto armado. Este martes se iniciará una nueva ronda de diálogos, que incluye la visita de la última delegación de víctimas, mientras el documento encargado a la comisión de la verdad está a punto de ser terminado. Un panorama con retrospectiva para una histórica mesa de diálogos entre el Gobierno y las Farc.
 

 

amolano@elespectador.com

@AlfredoMolanoJi

Por Alfredo Molano Jimeno

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