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“El 90% de los acuerdos son propuestas de la ciudadanía”

Desde hoy y hasta el miércoles, 700 asistentes se reunirán en Bogotá para formular propuestas a la mesa de diálogos sobre el fin del conflicto y la refrendación de los acuerdos.

Alfredo Molano Jimeno
08 de febrero de 2016 - 02:16 a. m.

El profesor Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento de los Diálogos de Paz, de la Universidad Nacional, es uno de los organizadores de los nueve foros nacionales y regionales que se han realizado en todo el país para recoger las propuestas de la gente con relación a la agenda de diálogos que el Gobierno y las Farc siguen en el proceso de paz de La Habana. La mesa de diálogos ha llegado a la recta final con la discusión de los dos últimos puntos: el fin del conflicto, que incluye temas como el cese bilateral y definitivo del fuego y las hostilidades, la desmovilización de la guerrilla y la dejación de las armas, y, segundo, la verificación, implementación y refrendación de los acuerdos. Es por esto que la ONU y la Universidad Nacional coordinarán un último foro, entre hoy y el miércoles, en Bogotá.

¿Cómo se ha diseñado este último foro de participación ciudadana sobre los dos últimos puntos de la agenda de diálogos?

Hay que empezar diciendo que la mesa de conversaciones, frente a todos los temas de la agenda, ha tenido como práctica que cuando va a iniciar la discusión sobre uno de los temas nos ha solicitado, a Naciones Unidas y a la Universidad Nacional, la organización de un foro. Faltaban los foros de los dos últimos puntos, que se están discutiendo desde este año: fin del conflicto, y verificación, implementación y refrendación de los acuerdos.

¿Cómo se eligen los asistentes al foro?

El mandato de la mesa es pluralidad y equilibrio en la participación. También se nos ha pedido hacer énfasis en la representación de mujeres y de las regiones. Esto ha implicado la invitación de sectores que no están tan habituados a este tipo de escenarios, como los empresarios, por ejemplo. En esta ocasión tenemos una restricción en el número de asistentes, pues los cupos disminuyeron.

¿En qué cambió?

Normalmente teníamos 1.200 cupos, y en esta ocasión estamos sobre 700. Pero eso no implica que haya sectores que se van a quedar por fuera. El tema aquí no es el número de participaciones. No es una cuestión de mayorías ni de votaciones. Lo importante es que los sectores asistan.

¿Por qué se da ese cambio?

Creo que se da por la reducción del gasto público que el Gobierno está implementando. También porque en este foro el tiempo es más corto, por lo que reducir el número de participantes ayuda a su realización. El número de asistentes está acordado en la mesa y tiene los límites que el fondo de paz del Gobierno, que es quien financia está actividad, trace.

¿Qué otra cosa diferencia este foro de los anteriores?

Las temáticas que se abordan en esta ocasión son muy especializadas. Normalmente, la gente no tiene por qué saber de cosas como el cese bilateral y definitivo del fuego y las hostilidades, o de la dejación de armas, o de la refrendación de acuerdos. Todos son ámbitos técnicos que requieren el concurso de especialistas.

¿Eso implica que en este foro va a haber una importante participación de sectores militares?

Ellos ya han participado en anteriores foros, por ejemplo, en los de víctimas. Y su participación ha sido activa y respetuosa. En este tendrán mucho que aportar.

¿Esa participación de sectores militares implica un reto especial para el foro?

Hemos visto una actitud muy positiva. De mucho interés en participar. Ahora, en este foro, como la hubo tal vez en el de participación política, vamos a tener la presencia de civiles especializados en temáticas puntuales. Por ejemplo, los estudiosos del paramilitarismo tendrán una mesa independiente que va a entregar unas recomendaciones puntuales. La presencia de expertos ayuda a suplir los vacíos de otros participantes en temas particulares.

El foro de víctimas en Cali tuvo un episodio difícil, cuando unos participantes abuchearon a otros. ¿Cómo evitar que esto vuelva a ocurrir?

Ese foro fue especialmente complicado. En ese nos pasó que habíamos sobrecargado de expertos el primer día de trabajo y la gente se sintió excluida, y lo tomamos como una enseñanza. Por eso ahora los paneles han sido distribuidos a lo largo de los tres días. Para que la gente no sienta que sólo va a oír, sino también a hablar. Lo que pasó en Cali también tiene que ver con la polarización que despierta el tema de las víctimas. En esa ocasión hubo un sector que pedía que sólo asistieran víctimas de las Farc. Lo cual es contrario a la petición que nos hizo la mesa de conversaciones, que nos indicó invitar a las víctimas de todos los sectores que han tenido parte en el conflicto armado.

Pero ¿qué le hace pensar que una situación como esa no se va a repetir?

Yo percibo que, dados los avances que ha tenido la mesa de conversaciones, la gente ve que el proceso de paz es irreversible y ha hecho que los sectores que tenían dudas hoy estén metidos en el debate, porque ya se superó la discusión sobre si el proceso va o no. Probablemente, en este foro veamos propuestas acerca de cómo se debe realizar el cese bilateral y definitivo del fuego y las hostilidades. Allí va a haber controversias duras, pero tienen que ser abordadas desde un aspecto técnico.

¿El uribismo ha sido invitado a este evento?

No sólo a este. A todos. Pero a este en particular los hemos invitado, no sólo como participantes, sino como panelistas. Y esperamos una respuesta positiva, porque ellos son un sector que ha sido crítico y necesitamos que participe de la discusión. Tenemos mucha esperanza en que el Centro Democrático participe.

Ese es otro proceso de paz…

Creo que estamos muy cerca de verlos participar del debate y pienso que se debe a esa irreversibilidad del proceso. Hace dos años decían que la mesa no iba para ninguna parte; hoy nadie tiene dudas de que eso va.

Volviendo a los foros, ¿ha visto reflejadas en los acuerdos de La Habana las propuestas que se han llevado a ellos?

Sí, es una de las cosas que más me han sorprendido. El 90% de los acuerdos vienen de las propuestas de la ciudadanía. Lo que a mí me ha mostrado este ejercicio es que la mesa se ha tomado en serio las propuestas de la gente. No ha sido sólo para rellenar el formalismo, sino que le ha dado elementos a la mesa para construir los acuerdos.

¿Qué papel va a jugar el Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz una vez se firme la paz?

Estamos pensando en el posacuerdo. Si la mesa lo considera, podríamos cumplir algunas tareas en el acompañamiento y la verificación de los acuerdos. Pero también estamos discutiendo cómo ayudar desde las regiones donde tenemos sedes: Arauca, Tumaco o Cesar. Le vamos a dedicar mucha fuerza a trabajar, a eso que llaman paz territorial y a la pedagogía de los acuerdos.

¿Cuál ha sido la principal enseñanza que le han dejado estos foros?

Este es el noveno foro y las experiencias que nos han dejado han sido tres principalmente: el trabajo conjunto, la creación metodológica y la capacidad de escuchar a los otros con respeto. Todo esto se logró al crear unas reglas de juego muy puntuales: no hay aplausos ni chiflidos.

Esta semana hemos visto duras tensiones entre el Gobierno y el Eln. ¿Cómo ve el proceso?

Con mucha preocupación, porque estaba esperando el anuncio de instalación de una mesa, y de repente se desencadena toda esa cascada. Preocupa, especialmente, que las diferencias se estén ventilando en público cuando se está en la fase reservada. Hoy hay más confusión que otra cosa.

Pero ¿qué está pasando?

Evidentemente hay un problema, pero hay confusión sobre cuál es el problema. No sabemos cuál es el problema. Supuestamente la agenda está pactada. Entonces las diferencias deben estar en los procedimientos. El principal es dónde se va a conversar. Y quizá tiene que ver con el tema de Venezuela. Un país que ha prestado importantes servicios en el proceso, desde el presidente Chávez hasta Maduro. Pero nadie puede desconocer la situación política de Venezuela. Y en ese campo, se propuso que se iniciaran los diálogos en Ecuador, donde se ha dado gran parte de la fase reservada, y que posteriormente se pueda evaluar un cambio de sede.

¿También se habla de que existen diferencias con la agenda?

Pues, aunque no se ha dicho mucho, sé que hay un problema con un tema muy sensible para el Eln: la participación de la sociedad. No porque no esté consignada en la agenda. El problema parece ser cómo se daría esa participación. Porque muy probablemente este proceso quiera modalidades distintas a las que se han seguido con las Farc. Pero todo esto es un poco especulativo. Lo único que puedo decir es: si las partes tienen un problema para llegar a un acuerdo, por qué no invitan a una institución como la Iglesia católica para que ayude a aproximar las posiciones. Lo lamentable sería que todo este esfuerzo no fructificara en una mesa con el Eln. Pero, aunque hay problemas, espero que esto se resuelva esta semana, antes del 15 de febrero. Sigo teniendo esperanza.

Por Alfredo Molano Jimeno

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