El debate electoral en la frontera con Venezuela

Seis candidatos buscan ocupar el primer cargo de un departamento que hoy está en el ojo del huracán por cuenta del conflicto fronterizo con Venezuela, el contrabando y la inseguridad.

Marcela Osorio Granados
27 de agosto de 2015 - 10:40 p. m.
Ramón Elí Támara. / William Villamizar. / Judith Maldonado. / Milla Patricia Romero. / Juan Carlos García-Herreros.
Ramón Elí Támara. / William Villamizar. / Judith Maldonado. / Milla Patricia Romero. / Juan Carlos García-Herreros.

La crisis fronteriza entre Colombia y Venezuela, que en las últimas semanas ha tenido su punto de desarrollo en Cúcuta, ha puesto sobre la mesa el debate acerca de una de las problemáticas más fuertes de Norte de Santander. En un escenario con los ánimos caldeados, cobra relevancia el futuro político de un departamento en el que hay mucho en juego de cara a los comicios regionales del próximo 25 de octubre.

La baraja de candidatos que se disputan el máximo cargo del departamento es bastante amplia y deja ver que las coaliciones en torno a figuras destacadas o maquinarias políticas fuertes no cuajaron esta vez. Un fenómeno similar al de hace cuatro años, cuando el gobernador electo, Édgar Jesús Díaz, de extracción conservadora, se lanzó por firmas con su movimiento Un Norte Pa’lante, rechazando el aval de otros partidos.

Esta vez la pelea será entre seis aspirantes con trayectorias particulares. Llama la atención, por ejemplo, el caso de los hermanos William y Giovanny Villamizar Laguado, que se enfrentarán en las urnas ondeando las banderas de la U y del Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia (Aico), respectivamente. La candidatura de William Villamizar, quien fue gobernador entre 2008 y 2011, por el Partido Conservador, tuvo algunos tropiezos en el arranque e incluso se llegó a especular que su aspiración se caería por una presunta inhabilidad, pues la Contraloría lo investiga por irregularidades en los convenios firmados para el Ecoparque San Rafael durante su administración. Además, en su pasado pesa el hecho de que fue suspendido del cargo dos semanas antes de terminar su mandato, por el manejo irregular de recursos en el Fondo de Calamidades.

Aun así, Villamizar consiguió el respaldo del Partido de la U y de los liberales, de quienes ha sido cercano pues el año pasado apoyó la candidatura al Senado de Andrés Cristo, hermano del actual ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. Con semejante respaldo, para muchos fue una sorpresa que su hermano, Giovanny Villamizar, decidiera enfrentarlo y lanzarse al ruedo apoyado por Aico, entre otras cosas porque no tiene trayectoria política y ha estado vinculado siempre al sector privado como ingeniero civil.

Con William Villamizar en la Unidad Nacional, los conservadores —que hace ocho años lo habían respaldado— decidieron apostarle a un candidato que le hiciera suficiente contrapeso. El ungido fue Juan Carlos García-Herreros, quien resultó favorecido en una encuesta realizada por la colectividad, en la cual participaron varios precandidatos.

Sin embargo, a pesar de haber sido el ganador, los contendores de García-Herreros no quedaron satisfechos e incluso decidieron no acompañarlo durante la proclamación oficial de su candidatura. La división en las toldas conservadoras fue tal que uno de los precandidatos, Martín Martínez Valero, presentó una tutela —que ya fue fallada a su favor— para conocer los detalles de los datos arrojados por la encuesta, pues, según cree, el proceso no fue trasparente.

La ruptura en el interior del conservatismo en la región ha llevado a que algunos estén planteando la necesidad de buscar una coalición con la candidata del Centro Democrático, Milla Patricia Romero Soto, una uribista consagrada que aspiró el año pasado al Senado y ha trabajado de la mano del expresidente y ahora senador Álvaro Uribe. La posibilidad de una unión no es tan descabellada y más si se tiene en cuenta que detrás de García-Herreros está el respaldo de los congresistas Juan Manuel Corzo y Juan Carlos García Gómez, congresistas conservadores, quienes en 2014 apoyaron al Centro Democrático y a Óscar Iván Zuluaga en la campaña a la Presidencia de la República.

El abanico de posibilidades se completa con la candidata de la Unión Patriótica y el Polo Democrático, Judith Maldonado, y el de la Alianza Verde, Ramón Elí Támara Rivera. La primera tiene a su favor que, aunque no ha ocupado cargos públicos, ha recibido varias distinciones por su trabajo en temas de derechos humanos, desplazamiento y paz, lo que le ha asegurado reconocimiento en varios sectores sociales.

Támara, por su parte, ha sido un reconocido líder sindical del departamento y se ha destacado por su trabajo como diputado en 2008 y por su labor como docente. De hecho, recientemente estuvo vinculado en asesorías sobre temas de educación con la Alcaldía de Cúcuta, que administra su copartidario Donamaris Ramírez-París Lobo. Su fortaleza estaría precisamente en la consecución de votos en la capital nortesantandereana, donde la Alianza Verde ha consolidado una gran fuerza política.

Pero, más allá de los vericuetos políticos y ante la coyuntura actual del país, lo único que queda claro es que quien llegue a ocupar el máximo cargo del departamento tendrá que darles prioridad a las problemáticas subyacentes que hoy tienen a Colombia y Venezuela en un encendido conflicto fronterizo. Contrabando e inseguridad por la presencia de bandas emergentes al servicio del narcotráfico son los temas urgentes que requieren medidas inmediatas para aliviar a corto y mediano plazo la difícil situación humanitaria de los centenares de colombianos que hoy tienen un futuro incierto.

Por Marcela Osorio Granados

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