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En el drama del vicepresidente Garzón

Montserrat Muñóz, la esposa y mano derecha de Angelino Garzón, relata cómo sobrevivieron a un año de graves enfermedades y desilusiones políticas.

Montserrat Muñóz
29 de diciembre de 2012 - 09:01 p. m.
Tras la isquemia cerebral que tuvo en junio, el vicepresidente Angelino Garzón se recupera con un diagnóstico favorable. / El Tiempo
Tras la isquemia cerebral que tuvo en junio, el vicepresidente Angelino Garzón se recupera con un diagnóstico favorable. / El Tiempo

Con este testimonio, quiero mostrar que la base de la recuperación de Angelino ha sido gracias a la constancia, la disciplina y a la fortaleza que tiene y que sigue manifestando día tras día. Él se muestra como es ante la opinión pública, para ser un referente de que sí se puede salir adelante después de un accidente cerebrovascular; esto con la ayuda de los médicos, terapeutas, y siguiendo las indicaciones que ellos le dan.

Él asiste puntualmente a las terapias en el Centro de Recuperación de la Universidad de La Sabana, esto le ha permitido relacionarse, no solamente con sus terapeutas, sino con otros pacientes que han vivido episodios similares o accidentes automotrices. Además de compartir, él ve sus avances, resultados, y también ellos ven los de Angelino y se dan ánimo recíprocamente.

Allí él les manifiesta a cada uno de los pacientes que la base de su recuperación es la constancia y la disciplina en cada una de las terapias, esto mismo pasó en las sesiones de radioterapia en el Centro de Oncología del Hospital San Ignacio de la Universidad Javeriana. La verdad es que él es un ejemplo de recuperación motriz, y a todas las personas que le han ayudado, no tengo sino palabras de agradecimiento.

En este período de recuperación, Angelino no ha dejado de cumplir con sus funciones como vicepresidente de la República y constantemente ha manifestado su compromiso con los más pobres, incluyendo a las personas en condiciones de discapacidad, señalando que un discapacitado no es un incapacitado.

Los dos, respecto a nuestro estado de salud, no pensamos en el pasado, sino en el presente, lo encaramos tal como es, con sus alegrías y tragedias, sin ocultar para nada nuestra situación de salud, siendo muy receptivos a las oraciones, a todos los consejos y opiniones de buena voluntad, que lo único que buscan es que continuemos mejorando. A todos ellos y ellas les decimos que el Dios de los cielos y el Señor de los Milagros de Buga los ha escuchado.

En agosto de 2010, fue operado de urgencias en la Clínica Shaio, una operación de corazón abierto en la que le colocaron cinco puentes. Él estaba en un proceso de recuperación, en octubre del mismo año caminaba una hora diaria, eso equivalía de 7 a 9 kilómetros. Pero en junio 18 de 2012, le dio el accidente cerebrovascular que lo afectó en su capacidad motriz, discapacidad de la que aún se está recuperando con la colaboración de los terapeutas de la Universidad de La Sabana. Tres meses después, a principios de octubre, le informaron que tenía un tumor canceroso de carácter microscópico a la altura de la próstata, eso lo obligó a someterse a 38 sesiones de radioterapia de manera diaria en el Hospital San Ignacio de la Universidad Javeriana.

Un momento difícil fue cuando a mediados de octubre de este año fui operada para que me extirparan un cáncer, un riñón y parte de la vejiga; fue complicado, porque así como asegura Angelino, soy su centro, su izquierda y su derecha, cada uno es un punto de apoyo muy grande para el otro.

En lo personal, la situación que hemos vivido nos ha afectado, me ha dolido la falta de bondad y solidaridad de algunas personas, que cuando mi esposo se estaba muriendo en lo único que pensaban era en cambiar el cargo de vicepresidente; a todas esas personas les recomiendo que lean el libro Un ataque de lucidez de Jill B. Taylor, doctora en neuroanatomía.

Mi esposo está vivo gracias al conocimiento científico de los médicos tratantes de la Clínica Shaio y de la EPS Sanitas, y vive gracias a la solidaridad de nuestra familia, de su hija Ángela Sofía Garzón, de su hijo Nicolás Garzón y también del equipo de la Vicepresidencia, del Gobierno Nacional y del personal de seguridad de la Policía Nacional, entre ellos los enfermeros.

Somos plenamente conscientes de que nuestra prioridad en este momento es la mejoría total de nuestra salud y para que al presidente Juan Manuel Santos le vaya muy bien hasta el 7 de agosto de 2014, en su salud y en su gestión como presidente de la República de Colombia.

Por Montserrat Muñóz

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