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El fin de Colombia Humanitaria

El presidente Juan Manuel Santos dio ayer por clausurado Colombia Humanitaria, el programa creado para hacer frente a los estragos causados por el fenómeno de La Niña.

Redacción Política
30 de agosto de 2014 - 02:59 a. m.
La reconstrucción total de Gramalote terminaría en 2015. / Presidencia
La reconstrucción total de Gramalote terminaría en 2015. / Presidencia

A juicio del mandatario, la experiencia mediante la cual se canalizaron cerca de $5,3 billones para las víctimas de la ola invernal de 2010 y 2011 fue un “hito en materia de coordinación entre lo nacional y lo local y entre actores públicos y privados”.

De acuerdo con el presidente, las entidades territoriales y nacionales ya han desembolsado el 93% de los recursos para proyectos de mitigación y asistencia humanitaria. El dinero fue administrado por ministerios, entidades del orden nacional, 29 gobernaciones y más de mil alcaldías.

Durante los cuatro años de ejecución se aprobaron 9.000 obras de rehabilitación y mitigación, la mitad ejecutadas directamente por gobernadores y alcaldes, según afirmó el Gobierno. Se trata de medio millar de acueductos y alcantarillados, cerca de 2.000 vías y más de 4.000 sedes educativas rehabilitadas o construidas como espacios temporales. También fueron intervenidos cinco aeropuertos, y el Ejército adquirió dos kilómetros de puentes temporales para superar bloqueos viales.

En su balance de los logros de Colombia Humanitaria, Santos sostuvo que de 4.300 obras de rehabilitación que ejecutaron directamente las administraciones locales, “el 98% de esas obras están terminadas”.

En su intervención, el jefe de Estado agradeció a los funcionarios de Colombia Humanitaria y el Fondo de Adaptación, al gabinete ministerial y a la comunidad internacional: 29 países y 10 organismos que hicieron aportes económicos y técnicos para las obras de mitigación. También a su esposa, María Clemencia Rodríguez, quien coordinó el programa.

Santos destacó la creación de la Ley de Gestión del Riesgo y “una institucionalidad reestructurada. El mismo cambio en el lenguaje es transcendental, porque pasar de ‘atender desastres’ a ‘gestionar el riesgo’ indica que nuestros esfuerzos están encaminados a evitar las tragedias y no a reaccionar cuando lleguen. Hoy, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, creada para coordinar el renovado sistema, empieza a capitalizar los aprendizajes”, concluyó.

Por último, el Gobierno sostuvo que la reconstrucción de Gramalote (Norte de Santander), arrasado por la ola invernal, terminará en 2015.

Por Redacción Política

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