“El Gobierno no comparte el transfuguismo”: Guillermo Rivera

El ministro del Interior, Guillermo Rivera, no cree que el uribismo logre desbarajustar las mayorías en el Congreso para apoyar los proyectos pendientes en la implementación de la paz y dice que Cambio Radical seguirá siendo un aliado clave.

Alfredo Molano Jimeno/ Lorena Arboleda Zárate
22 de julio de 2017 - 09:00 p. m.
 El ministro del Interior, Guillermo Rivera, es el encargado de enfrentar la etapa más dura del Gobierno en el Congreso. / Mauricio Alvarado
El ministro del Interior, Guillermo Rivera, es el encargado de enfrentar la etapa más dura del Gobierno en el Congreso. / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

Se instaló la legislatura 2017-2018, la última para el gobierno Santos, en la que se deberán dejar sentadas las bases de la paz con un Congreso concentrado en la contienda electoral y con una Unidad Nacional desgastada. ¿Cree que van a sacar adelante esto?

Esta semana almorcé con los voceros de las bancadas de Senado y Cámara de los partidos de la Unidad Nacional y de los que, aun sin ser de la coalición, han venido acompañándonos en la implementación del Acuerdo de Paz. Todos expresaron su deseo, a nombre de sus partidos, de seguir apoyando la implementación. Por eso estamos confiados en que vamos a lograr las mayorías para la aprobación de las reformas y nuevas leyes.

¿Quizá la reconfiguración del gabinete es la oportunidad para poner ministros que tengan ascendencia sobre los congresistas?

Es prioritario culminar la implementación de los acuerdos y esa es una responsabilidad que no solamente tiene el ministro del Interior. Es de todo el equipo de gobierno. A mí me corresponde la mayor tarea en la medida en que tengo que estar al frente de la agenda legislativa, pero mis colegas saben de la importancia de culminar con éxito la implementación normativa del Acuerdo de Paz y todos van a estar ayudando en esa tarea.

Se le oye muy optimista, pero la verdad es que el semestre pasado, que fue un paseo en comparación con el que viene, fueron muy pocas las iniciativas que pudieron sacar adelante...

Cuando el Gobierno empezó las conversaciones con las Farc nadie creía que se podría lograr un acuerdo. Cuando se logró, muchos dudaban que las Farc dejarían las armas. Hoy tenemos Acuerdo de Paz, las Farc dejaron las armas y este Gobierno ha demostrado que logra resultados en medio de las dificultades. Aun siendo el último año de mandato y empezando el debate electoral, vamos a sacar con éxito las iniciativas de la paz. Estoy seguro de que, no obstante lo complejo que es este momento, tenemos el suficiente ascendente sobre las bancadas para lograr la aprobación de estas iniciativas. El Congreso no va a ser inferior a este desafío.

¿No teme que el uribismo tome fuerza y desbarajuste las mayorías?

No creo que lo logre. Tenemos las mayorías de la Unidad Nacional y los partidos que han venido apoyando el proceso de paz. Esos congresistas se van a mantener en esa línea. Un cambio de posición tan drástico como dejar de apoyar el Acuerdo y convertirse en oposición los deslegitimaría frente a la opinión pública.

¿Sus cuentas incluyen a Cambio Radical?

Uno de los coordinadores ponentes del acto legislativo que creó la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) fue el representante Rodrigo Lara, de Cambio Radical, quien hoy es el presidente de la Cámara. Él ayudó mucho a impulsar ese proyecto y en el almuerzo de esta semana reiteró su compromiso con la paz. Otros congresistas de ese partido también han ayudado a impulsar la JEP. Cambio Radical va a ser un aliado muy importante.

Pero el director de Cambio Radical, Jorge Enrique Vélez, ha sido bastante crítico…

Prefiero hablar de lo que veo en el Congreso y de lo que hacen senadores y representantes.

¿No resulta paradójico que los nuevos presidentes de Senado y Cámara sean de los dos partidos que han sido más reacios a apoyar el Acuerdo de Paz? ¿No da temor?

Para nada. Efraín Cepeda y Rodrigo Lara han sido aliados permanentes de la implementación del Acuerdo de Paz. Lara es el miembro de Cambio Radical más destacado en apoyar la paz. Incluso dice, con mucho orgullo, que una ley de tierras es un asunto de convicción, y eso nos da tranquilidad.

¿No le preocupan las divisiones en la U, el partido del presidente Santos, donde hay sectores promoviendo un artículo en la reforma política para permitir el transfuguismo y así irse al Centro Democrático?

No puedo opinar sobre lo que ocurre dentro de un partido político en específico, pero en general, el Gobierno no comparte el transfuguismo porque la actividad política tiene que ser seria. Cuando un ciudadano vota asume que está votando no solamente por una persona, sino por el partido y las ideas que defiende. Así que trasladarse a otra organización política constituye un engaño para el elector. Esperamos ser lo suficientemente persuasivos para evitar que esas ideas tomen fuerza.

¿A qué le apuesta el Gobierno en esta legislatura?

El Gobierno tiene claras su prioridades en esta legislatura. Primera, a la ley estatutaria de la JEP, porque a finales de septiembre el Comité ya habrá elegido a los magistrados que la integrarán y queremos que puedan empezar a trabajar cuanto antes. Además, el 1° de agosto las zonas veredales se convertirán en zonas de reincorporación, y para esa fecha estará claro cuántos de los miembros de las Farc han sido objeto de la amnistía de iure y cuántos tendrán que acogerse al sistema de justicia transicional.

¿Y la reforma política?

Es nuestra segunda prioridad para lograr una paz estable y duradera. Se necesita una organización electoral más independiente y moderna, así como un sistema electoral que relegitime las instituciones de origen popular. Por eso esa reforma es tan importante. Enfrentar el debate electoral de 2018 con las reglas actuales es un suicidio institucional. Es necesario contar con unas nuevas reglas de juego que garanticen un mayor control a la financiación de las campañas políticas y una organización electoral independiente.

El Centro Democrático quiere derogar o modificar varios decretos presidenciales relacionados con el Acuerdo de Paz, ¿es posible?

Esas iniciativas son inconstitucionales porque el Congreso ya aprobó una reforma que señala que todas las instituciones del Estado deben cumplir de buena fe el Acuerdo de Paz. Y que dice, además, que durante ocho años no podrán ser modificadas las normas que lo implementen. Es decir, eso va en contravía del Acuerdo y de la misma Constitución.

¿Cómo ha visto las posiciones del exembajador Juan Carlos Pinzón en torno al Gobierno y a la paz?

Son respetables, pero no puedo negar que nos han sorprendido. Esperábamos una posición distinta, aunque entendemos su aspiración política. Eso sí, este Gobierno ha venido afrontando con éxito a quienes siempre se nos han opuesto y a quienes han ido tomando distancia.

¿Y cómo afrontar el silencio del exvicepresidente Vargas Lleras alrededor de la paz? Se sabe de una reunión con el presidente Santos en la que no consiguieron su compromiso con el Acuerdo…

Si contamos con los congresistas de Cambio Radical para aprobar las iniciativas de implementación de la paz, el Gobierno se siente tranquilo.

¿Y si Vargas Lleras gana la Presidencia y quiere borrar lo pactado?

Le respondo lo mismo frente a las propuestas del uribismo: el Congreso aprobó una reforma constitucional que señala que todas las instituciones están obligadas a cumplir los acuerdos.

¿Le preocupa el discurso de polarización, odio y profundas divisiones en el debate político?

Una sociedad no puede vivir odiándose. Las diferencias no pueden ser razón para odiarse. En el Ministerio del Interior estamos preparando una terapia “contra la piedra”, que significa promover el diálogo para superar los odios. Vamos a ir a las universidades, a los barrios, a sitios donde sintamos que la gente tiene “piedra”, para promover un diálogo terapéutico que permita superar ese odio. Las diferencias no tienen por qué conducirnos a eliminar moralmente al otro. Por fortuna, en Colombia la eliminación física de las personas es cada vez menor. Lástima que haya venido creciendo la eliminación moral del otro. Eso es lo que tenemos que combatir con diálogo.

Otro tema que preocupa es el asesinato de líderes sociales y la ausencia del Estado en las regiones de las que salieron las Farc…

Estamos llegando a esos territorios. Bernardo Cuero fue el último líder de víctimas asesinado en Malambo (Atlántico). Ya el autor material de ese homicidio fue capturado y se le formularon cargos. Lo mismo ocurrió con el joven que estaba en Tumaco ayudando a construir un puente de diálogo para lograr el sometimiento a la justicia de una banda criminal. El autor material de ese homicidio también fue capturado. El grupo élite de la Policía ya fue creado y va a trabajar de manera prioritaria en los puertos de Tumaco y Buenaventura. La Fiscalía está dando resultados en materias de capturas, pero, por supuesto, nos hace falta más.

Pero hace pocos días, por ejemplo, mataron a Ezequiel Rangel, otro importante líder en el Catatumbo…

Desafortunadamente se cuentan los nombres de las personas que han sido asesinadas, pero no los de las personas que protegemos todos los días. Eso también hay que verlo en una perspectiva más amplia. Hay que valorar que la tasa de homicidios en Colombia es la más baja de los últimos 40 años, que hay una inmensa cantidad de líderes protegidos, y que la Fiscalía, en cuestión de semanas, captura a quienes atentan contra los líderes sociales.

El discurso del presidente Santos el jueves pasado dio a entender que sigue dispuesto a buscar una reconciliación con el expresidente Uribe, ¿lo ve posible?

Como dijo el presidente, eso le convendría no solamente al país sino a la vejez de ambos. Es decir, que logren un diálogo para que, aun en medio de las diferencias, exista un trato cordial.

Por Alfredo Molano Jimeno/ Lorena Arboleda Zárate

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