El porqué de Álvaro Uribe en la Comisión Séptima

Muchos esperaban que el exmandatario llegara a la Comisión Primera del Senado, pero prefirió dar la batalla en un tema en el que es especialista: la reforma a la salud.

Redacción Política
18 de julio de 2014 - 09:30 a. m.
El porqué de Álvaro Uribe en la Comisión Séptima

La Comisión Primera del Senado es considerada la más importante de la corporación. Es la encargada, entre otras cosas, de las reformas constitucionales, las leyes estatutarias, la organización territorial, los reglamentos de los organismos de control, las normas generales sobre contratación administrativa, del notariado y registro, y de las estrategias y políticas para la paz. Por eso, y a pesar de que en los últimos años no ha faltado quien diga que su nivel ha decaído,  a ella siempre llegan los políticos de mayor peso, reconocimiento y recorrido.

Una muestra de su importancia y de los debates serios y profundos que en el pasado se dieron en esta célula legislativa se dio precisamente en el primer gobierno de Álvaro Uribe. De dicha comisión hacían parte entonces Germán Vargas Lleras, Gustavo Petro, Darío Martínez, Carlos Holguín Sardi, Roberto Gerlein, Carlos Gaviria, Rafael Pardo, Antonio Navarro, Jesús Ignacio García y Eduardo Enríquez Maya. Todos conocedores del tejemaneje de la política nacional.

Por eso, era lógico pensar que el ahora senador Álvaro Uribe tuviera una curul fija en esta comisión especialmente ahora que arranca el segundo mandato del presidente Juan Manuel Santos y se anuncian reformas a través de actos legislativos y proyectos claves como la firma de un acuerdo de paz con las Farc. Sin embargo, el exmandatario ha pedido ser designado en la Comisión Séptima, en cuyas funciones se encuentra tratar los temas de seguridad social, salud, vivienda, economía solidaria, el Estatuto del Servido Público, las organizaciones sindicales, recreación y deportes, y los asuntos de mujer y familia, entre otros.

Es claro que la llegada del uribismo al Congreso implica un nuevo escenario político. Y como ya lo advirtió el también senador electo del Centro Democrático José Obdulio Gaviria, la intención es proponer un paquete grande de iniciativas, como la de la reforma a la salud, un asunto que ha sido neurálgico para el gobierno Santos y en el que Uribe es experto navegador. Al fin y al cabo, fue su nicho cuando se desempeñó como congresista e incluso fue el ponente de la dichosa Ley 100, en 1993. “Ya hay proyectos que están comenzando a dar puntos; todo el tema de la salud ya fue estudiado. Ese asunto tendrá un vocero principal, que será el expresidente Álvaro Uribe en la Comisión Séptima, y cada uno de los temas ya comienza a cuajar en las comisiones”, dijo Gaviria.

Lo que se avizora es que la Comisión Séptima será el campo de lucha política entre santismo y uribismo, y que la reforma a la salud será el eje de la discusión. En el primer tiempo del gobierno Santos, nunca se pudo sacar adelante la tan mentada reforma estructural a ese sector y el proyecto ordinario que cursaba en el Congreso se hundió. Incluso, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, ha reconocido que en la nueva iniciativa que se piensa presentar hay dos aspectos por resolver: el control de los recursos y de la información del sistema, y un fondo que solucione la crisis financiera del sector. Una discusión no de poca monta.

Y ahí estará Uribe cargado de tigre y siguiendo los lineamientos definidos esta semana en los mismos estatutos del Centro Democrático: “Somos el partido que representa la alternativa y claramente la oposición en Colombia, haremos una oposición constructiva desde el Congreso de la República, haciendo un seguimiento para que el Gobierno cumpla cada una de sus promesas, defendiendo proyectos de ley que corresponden a nuestros compromisos adoptados a lo largo de la campaña”, según dijo Óscar Iván Zuluaga, excandidato presidencial y hoy presidente de la colectividad uribista.

Ahora, si hay algo cierto es que tratándose de Álvaro Uribe, así esté en la Comisión Primera, en la Tercera o en la Séptima, su protagonismo dará de qué hablar. Y también es claro que a los partidos de la Unidad Nacional les tocará designar senadores expertos y buenos oradores para hacerle contrapeso en los debates que se vienen. Y seguramente, esas grandes reformas que se plantean y ese pulso uribismo-santismo terminará desviando irremediablemente los debates, como el de la salud, hacia la arena ideológica, que en el caso del Gobierno podría implicar serias dificultades a la hora de buscar resultados. Como quien dice: soldado avisado no muere en guerra.

 

Por Redacción Política

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