“Sin duda es un hito, con una excelente agenda, que cubre todos los aspectos”, afirmó a El Espectador el embajador en la capital estadounidense, Gabriel Silva.
Como ex líder sindical, Garzón tiene la autoridad que nadie más en el Gobierno para hablar a nombre de los trabajadores del país y las violaciones a sus derechos, que, sin duda, han frenado la aprobación del TLC. Por eso es tan importante su reunión con la secretaria de Trabajo, Hilda Solís. Cita que desde hace ocho meses Colombia estaba buscando. Por eso también es tan importante su encuentro con el influyente representante demócrata Sandy Levin, quien visitó Colombia recientemente y cuyo discurso de crítica contra el país ha cambiado desde que Santos llegó al poder.
El Vicepresidente llega en un momento crucial: las preferencias arancelarias se vencen este 12 de febrero, el futuro del TLC sigue incierto y es casi seguro que el Plan Colombia sufra un descalabro sin precedentes desde que comenzó en 2001. Con la salida del general Jim Jones del Consejo de Seguridad Nacional, Colombia perdió a un aliado importante que le hablaba a Obama al oído, por lo cual su reunión de una hora el viernes con el vicepresidente Joe Biden adquiere aún más trascendencia de la obvia. Lo mismo su cita con la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Al tiempo que se conoce el informe anual de derechos humanos de Human Rights Watchs, Angelino Garzón dará conferencias, escuchará a representantes de la comunidad colombiana y en el Congreso se reunirá con líderes de ambos partidos. En un momento tan incierto para Colombia, el Gobierno tiene fe en la visita. “El resultado va a ser un fortalecimiento de los objetivos de Colombia y empezar una nueva era en las relaciones bilaterales”, concluyó Silva.