“Es hora de los nuevos liderazgos”: Carlos Caicedo

El exalcalde de Santa Marta es otra de las cartas de la izquierda. Propone una revolución ciudadana, pacífica y democrática, para quitarles a las élites el poder. Habla de defender el Acuerdo de Paz y no descarta alianzas con movimientos afines.

Hugo García Segura.
29 de julio de 2017 - 05:11 a. m.
“Es hora de los nuevos liderazgos”: Carlos Caicedo

Oriundo de Aracataca, abogado, exalcalde de Santa Marta y exrector de la Universidad del Magdalena, Carlos Caicedo fue uno de los impulsores de la Séptima Papeleta, hizo parte de las listas de la Unión Patriótica para la Constituyente de 1991 y, como militante de la Corriente de Renovación Socialista, en 1994 fue vocero nacional en el proceso de paz entre esos sectores del Eln y el Gobierno.

Su lucha contra la dirigencia política del departamento, en la que parte de ella terminó condenada por nexos con los paramilitares, le ha traído amenazas e incluso una medida de aseguramiento en 2006, en un proceso por el supuesto delito de peculado por apropiación a favor de terceros, que terminó con su absolución en 2011. Hoy Caicedo recoge firmas para ser candidato presidencial independiente, a nombre del movimiento Fuerza Ciudadana, convencido de que es la hora de los nuevos liderazgos.

¿Por qué meterse en ese berenjenal de la disputa presidencial?

Porque tenemos dos Colombias: una pobre, que es la de las regiones y que necesita tener voces que la representen, y la que ha sido gobernada, saqueada e inmoralmente administrada por las élites. Yo vengo de esos sectores a los que les ha tocado partirse el lomo para salir adelante y queremos trabajar por modificar esas condiciones de inequidad, de desigualdad, de asimetría que existen en todo el país.

En un país de maquinarias políticas y de voto amarrado, ¿cómo hacer que la gente se sume a su causa?

Haciendo lo que siempre hemos hecho: hablando con ella. Así lo hicimos para poder hacer transformaciones en la universidad y en la Alcaldía, después de estar cinco años injustamente privados de la libertad por enfrentar a los parapolíticos. Probamos nuestra inocencia y salimos a hablar con la ciudadanía, sin tener de nuestro lado a un solo dirigente de junta de acción comunal, ni ediles, ni concejales, ni diputados, ni congresistas, ni maquinaria, ni recursos. La gente se conectó con nuestra propuesta, gobernamos enfrentando a las élites y lo hicimos con éxito, hasta el punto que ello permitió continuidad, pues el actual alcalde de Santa Marta pertenece a nuestra corriente. Estamos recorriendo los pueblos del Caribe y el país y ahí lo que encontramos es pobreza, pero también sed de justicia social.

Claro que una cosa es ganar una alcaldía y otra la Presidencia…

Por eso hablo de hacer una revolución ciudadana, pacífica y democrática. Hay que levantar a la gente, que está cansada. Una revolución de las mayorías contra la inmoralidad, el desgobierno, el saqueo de las élites. Estamos recogiendo firmas no solo para validar nuestra candidatura, sino también para decir que sí hay opción, pero para eso toca desprenderse de las ataduras de los políticos de siempre, que son los que roban y dilapidan. La indignación hay que convertirla en un cambio positivo para el país.

¿Usted les cree a las encuestas? Porque por ahora no aparece en ellas…

Muchas encuestas son pagadas y manipuladas y en muchas solo incluyen algunos nombres y la gente se pronuncia solo por esos nombres. También se hacen en pocas ciudades. Nosotros, como digo, queremos representar a esa Colombia que precisamente nunca es tenida en cuenta, que está cansada del abandono y el olvido. La meta es recoger dos millones de firmas y confiamos que en ese proceso emerja nuestro nombre en las encuestas.

¿Estaría abierto a hacer alianza con personas o movimientos afines a su ideal político?

Podríamos converger entre distintas opciones y posibilidades siempre que haya afinidad en torno al cambio positivo que demanda Colombia. El país necesita establecer nuevas prioridades en su agenda pública y a mi juicio lo primero es la generación de empleo. Lo que digo es que hay que cumplir el Acuerdo de Paz para dar paso a cuatro apuestas productivas importantes, y la primera es convertir a Colombia en una potencia turística. Quien dice que quiere hacer trizas el Acuerdo, lo que está haciendo trizas es la oportunidad de generar dos millones y medio de puestos de empleos. Lo segundo, como una ganancia de la paz, poner a producir el campo, con una reforma agraria con innovación, tecnología y conocimiento. Lo tercero, generar una industria nacional fuerte, y en cuarto lugar, a través de la innovación y la creatividad de nuestros jóvenes y su emprendimiento. Ahora, esa convergencia tiene que darse desde la ciudadanía, que lo que espera es que alguien defienda de verdad sus derechos.

O sea, el escenario electoral de 2018 va a ser definitivamente entre los que defienden la paz y los que no...

Lo que pienso es que la gente está cansada de los mismos y de las élites, que tienen distintos movimientos y candidatos, pero al final de cuentas representan lo mismo. Tienen una que otra diferencia de enfoque, frente a coyunturas, por ejemplo, como la paz. Pero en materia económica son lo mismo. Ellos nunca van a establecer tributación progresiva a los grandes capitales, a los más ricos, que es lo que permite que el estado tenga suficiente para hacer redistribución e inversión social. No lo van a hacer, porque ellos representan a los dueños de las élites económicas. Ellos no van a tocar el poder de las familias tradicionales que han acumulado el control de la tierra. No van a romper con las concesiones nacionales que se les han entregado a los grandes contratistas. Para ellos, como está hoy el país, está bien. En los últimos 80 años han sido los mismos políticos nacionales aliados con unos cuantos políticos regionales. Por eso hablamos de producir un cambio positivo y si uno mira lo de las encuestas, se puede ver que, si se suman todas las tendencias de las llamadas candidaturas alternativas, se marca una mayoría.

¿Será verdad eso de que el uribismo arranca con un plante de mínimo cuatro millones de votos?

Sin duda tiene un electorado muy fuerte, que han logrado acumular o potencializar a través de procesos de polarización. Esa es su estrategia: lograr introducirle a la gente miedos. La política puede hacer dos cosas: o inspirar a la gente, llenarla de esperanza, trabajar por los sueños de las personas, o llenarla de miedo, manipularla, utilizarla. Y yo soy de aquellos que han trabajado toda su vida en torno a la esperanza, en convertir sueños de las personas en realidades, en beneficios y oportunidades. Es la hora de las nuevas generaciones y de los nuevos liderazgos.

Por Hugo García Segura.

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