“Es patético lo que ocurre en el Congreso”: Sergio Fajardo

El candidato de Compromiso Ciudadano está recogiendo firmas por todo el país para avalar su aspiración presidencial y asegura que la reforma política es una obligación para el 2018.

Alfredo Molano Jimeno - Twitter: @AlfredoMolanoJi
19 de octubre de 2017 - 04:44 a. m.
El exalcalde de Medellín Sergio Fajardo es candidato a la Presidencia por Compromiso Ciudadano. / Archivo El Espectador
El exalcalde de Medellín Sergio Fajardo es candidato a la Presidencia por Compromiso Ciudadano. / Archivo El Espectador

¿Cómo va la coalición con Claudia López y Jorge Robledo?

Desde Compromiso Ciudadano venimos recogiendo nuestras firmas. Los Verdes y el Polo tienen escogidos sus candidatos. Yo debo tener las firmas para poder ser candidato presidencial. En eso vamos avanzando muy bien. Nuestra fortaleza son los equipos de trabajo. Son voluntarios en todo el país, gente de convicción y entusiasmo. Ya llevamos cerca de 500.000 firmas, todavía hay que conseguir un poco más, pero estamos organizados, animados y conectando muy bien con toda Colombia. En noviembre, Compromiso Ciudadano cumple 18 años de vida política. Y seguimos recorriendo el mismo camino en la actividad política, que es: físicamente en la calle, con las personas, conmigo como candidato, escuchando y conversando con la gente. En este proceso de recoger firmas he estado en Buenaventura, Manizales, Pereira, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, San Andrés, Providencia, Medellín, Bogotá, en Santander de Quilichao, Popayán, Ibagué, Arauca, Bucaramanga, Cúcuta, Pamplona, Chinácota. Un largo recorrido que continuará. Y en cada uno de estos lugares nos reunimos con estudiantes, profesores, empresarios, etc. Estoy concentrado en eso, al tiempo que construimos nuestra propuesta política recogiendo lo que hemos construido en estos años. Y Claudia López y Jorge Robledo están en su proceso. Lo que hemos establecido es un grupo de compromisarios que están conversando sobre cómo construir un programa conjunto que nos permita resolver las inquietudes, las diferencias que podamos tener, y sobre todo están discutiendo dos aspectos: la posibilidad de hacer una lista conjunta para el Congreso. Lo que pasa es que esto está empantanado por la incertidumbre de la reforma política y determinar un mecanismo de selección de la persona que representaría la alianza. Hay mucha incertidumbre en términos políticos. Estamos esperando la reforma política y la claridad sobre cómo adquirir la personería jurídica. Pero no hay nada. Es patético lo que ocurre en el Congreso, pero en medio de esas incertidumbres estamos avanzando.

¿Usted cree que en esta coalición caben personas, como Humberto de la Calle o Gustavo Petro?

El primer punto es que seamos capaces nosotros tres de hacer esta coalición. No me pongo a especular, porque si no hemos consolidado esta, a qué horas me voy a preocupar de otras personas. Soy matemático y no puedo dejar de pensar que los procesos se dan paso a paso. Si logramos esta, veremos qué pasa.

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Ya que habla de la reforma política, ¿hasta qué punto es necesaria para el proceso electoral de 2018?

Es muy necesaria, porque un movimiento como el nuestro, que es la expresión de la independencia, que ha construido una propuesta política, hemos gobernado, en ese contexto es importante una reforma que nos permita hacer tránsito a partido y que nos digan cómo podemos hacer coaliciones, porque para hacer una lista al Congreso nos tocaría salir a recoger firmas para presentarla. La oposición a esto es una forma de debilitar a los movimientos minoritarios, y de las voces que puedan aparecer en la política.

El presidente de la Cámara, Rodrigo Lara, dice que usted, Claudia López, y Humberto de la Calle necesitan la reforma política para concretar una alianza de izquierdas, comunistas y exguerrillas, ¿qué responde?

A palabras necias, oídos sordos. No oigo ese tipo de cosas. Le hablo de la reforma política, que es una obligación, no un capricho, además porque la crisis de la institucionalidad en Colombia es dramática. La gente no le cree nada a nadie, ni a los partidos, ni al Congreso, ni al Gobierno. Eso es un costo dramático para una sociedad. Entonces este tipo de actuación, desde la política, desde lo público, desde el Congreso, lo único que hace es aumentar el desprecio que tiene la ciudadanía por esas instituciones.

Los congresistas no se han dado cuenta del malestar que hay con ellos, la indignación con la corrupción, el agotamiento con la política, el cansancio con la polarización, el desprecio por el manejo de lo público. Aun así, Lara es el presidente de la Cámara y tiene en sus manos los avances legislativos…

El único problema que veo allí es que los vamos a cambiar, vamos a romper esa forma de hacer la política y de entender lo público. Por eso estamos acá. Ellos verán cómo responden, cómo actúan y con quién se alían.

Usted es uno de los pioneros de los movimientos significativos de ciudadanos, y ahora resulta que hasta Vargas Lleras, fundador de Cambio Radical, se presenta por firmas. ¿Cómo interpreta es fenómeno?

Yo tengo un principio: no dedico tiempo ni energía a hablar de los otros. Cada quien responde por su comportamiento. Mi propósito diario es ser coherente en mi ejercicio personal y político. Hablo de romper con la polarización, de hacer política de forma distinta. Lo que hagan los otros no me concierne. Y por ese camino vamos a ganar. Y ese desprecio por los partidos obedece al cansancio de la ciudadanía con las formas tradicionales de hacer política, porque están asociados con lo peor del manejo de lo público.

Es evidente la metástasis del sistema judicial, y cada vez es más clara la relación con la política, ¿cómo enfrentar la corrupción?

Empiezo por lo que no es. Se nos pretende vender la idea de que para resolver el problema de la corrupción se necesitan nuevas leyes. Esa es una manera de no ver las raíces del problema, que tienen que ver con una decadencia ético-política. Ahora los más corruptos de los corruptos encabezan la lucha contra la corrupción. Por supuesto que necesitamos leyes, pero ya las hay, lo que pasa es que no se cumplen. La esencia de la lucha contra la corrupción es la manera como se llega al poder. En las campañas políticas se determina la corrupción, porque es ahí como se define la manera de gobernar. Mejor dicho: pagan para llegar, llegan a robar. Hay está el clientelismo, y su corrupción. Se juntan unos personajes a hacer una empresa y apoyan a un candidato, ese candidato gana y tiene que pagarles el apoyo, y pagan con puestos y contratos, y sólo falta un elemento para que todo sea perfecto: impunidad. Ese es el mapa de la corrupción.

El ejemplo del “Ñoño” y Musa es ese. Los que los apoyaron tienen que recibir un pago por hacerlos ganar, y les dan puestos y contratos, y para garantizar la impunidad pues están los magistrados que les ayudaron. Ese es el esquema.¿Pero cómo se combate?

Primero es cómo se llega al poder. Ni un peso por un voto, y así, si usted gana, a nadie le debe nada. Y se gobierna con transparencia. Ni un puesto ni un contrato a un concejal, un diputado o un congresista. Y no le estoy hablando en abstracto, porque yo ya goberné. Si se hace esto, desaparecen la mermelada, los “ñoños” y los musas. Así que, si ganamos diferente, gobernamos diferente.

¿Y cuál sería su propuesta de financiación de las campañas?

Hoy hay unas leyes de financiación. Las empresas pueden aportar. Eso es legítimo. Ahora, el problema no es si la plata la aportan las empresas o el Estado, es la plata que ingresa sin que se vea, sin cumplir las reglas, el problema es ético. Si es transparente y se sabe quién y cómo aportó, no vamos a tener este problema. Así que el tema es cumplir las reglas, las leyes, porque si la financiación es pública por ley, pero igual meten cajas con plata por detrás, entonces no resolvimos el problema. Vea la dimensión de la trampa en Colombia, Odebrecht es un ejemplo de plata escondida. No es que fueran aportantes transparentes, es que metían plata escondida. Todo el que participa en una elección tiene que rendir cuentas sobre la plata de los aportantes, pero hasta el día de hoy, nadie ha dicho que violó los topes de campaña. Todos dicen haber cumplido la ley y lo juran cuando se van a posesionar, pero ¿cuántos hicieron trampa para llegar? Por eso, en el mundo político se habla de qué ser senador vale tantos miles de millones. Esa plata se utiliza para comprar conciencias. La corrupción es una empresa criminal más difícil de combatir que el narcotráfico y la guerrilla.

Entonces, ¿cómo se reconstruye la ética en este país?

Con nuevas personas. Por eso estamos en estas, porque quienes educan a la sociedad son los políticos, los que estamos en lo público. Yo soy un educador. Soy un profesor por definición, por eso creo que debo dar ejemplo. Gobernar es educar.

La campaña presidencial anterior estuvo salpicada por escándalos judiciales, y la que viene será peor, y a usted ya lo empapeló un contralor…

Los corruptos combinan todas las formas de lucha. Todas. Y una de esas formas es inhabilitar a personas a través de acciones seudolegales. He respondido por todas mis actuaciones. No se imaginan lo que me han buscado por decir lo que digo. Somos una gran amenaza para esos corruptos. Y en ese momento más, porque somos la alternativa para gobernar. Va a haber un cambio. La Ola Verde fue el abrebocas de lo que viene. Entiendo que me digan guerrillero, paramilitar, corrupto. Y he sido respetuoso de las autoridades, en 18 años de vida pública solo hay un caso al que me he referido y es el del contralor de Antioquia por la forma como él ha actuado. Ha sido irresponsable en el manejo de información, siempre ha buscado que se diga que Fajardo está investigado. Del señor se sabe muy bien cuáles son sus condiciones. Yo respondo por lo que me toque, pero espero un juicio justo, imparcial y transparente. Viene una campaña muy sucia contra nosotros porque representamos una trasformación.

¿Qué piensa de lo que ocurrió en Tumaco?

El peor obstáculo que tiene el proceso de paz es la incapacidad del Gobierno de hacerlo funcionar. Lo ocurrido en Tumaco era una situación previsible y el Gobierno no fue capaz de articular una respuesta institucional. Es una falla dramática en nuestro país. Tumaco es el ejemplo del fracaso. Y eso es más importante que los debates de la JEP, de si las Farc van al Congreso, la paz en los territorios es la principal preocupación que tengo con el proceso de paz. Este error es tan grave como la falta de pedagogía sobre lo acordado, el presidente de la República no hizo el esfuerzo de contarle a los colombianos los acuerdos. Y lo grave es que cuando lleguemos a la Presidencia nos va a tocar un proceso de paz deteriorado por la incapacidad del Estado para implementarlo, y las dificultades serán más grandes que las que hay hoy. La manera como se ha manejado el proceso de paz ha aumentado las disidencias. El problema de la paz no está en el Congreso, sino en los territorios.

Por Alfredo Molano Jimeno - Twitter: @AlfredoMolanoJi

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