"Es un insulto a Colombia": embajador sobre discurso de Uribe en Atenas

El embajador de Colombia ante el Reino Unido, Néstor Osorio, precisó los motivos de su rechazo al discurso contra Colombia del senador Álvaro Uribe, en Atenas, durante la celebración del foro mundial citado por la organización Concordia.

Cecilia Orózco Tascón
11 de junio de 2017 - 02:04 a. m.
 “No permitiremos abusos como el que acaba de ocurrir en Atenas. Los denunciaremos”, insiste el embajador Néstor Osorio. / Cortesía Cancillería
“No permitiremos abusos como el que acaba de ocurrir en Atenas. Los denunciaremos”, insiste el embajador Néstor Osorio. / Cortesía Cancillería
Foto: CESARCARRION

El embajador de Colombia ante el Reino Unido, Néstor Osorio, precisó los motivos de su rechazo al discurso contra Colombia del senador Álvaro Uribe, en Atenas, durante la celebración del foro mundial citado por la organización Concordia. Dejando de lado el estilo indirecto de la diplomacia, el embajador afirmó que las palabras del expresidente fueron lamentables y que el derecho a la oposición política debe ejercerse con decoro y responsabilidad.

Usted tiene una larga carrera como diplomático y como representante de organizaciones colombianas privadas en el exterior. Nunca se le ha conocido una palabra o un gesto de más. Por eso, su reacción de molestia ante la intervención del expresidente Uribe en Atenas llamó la atención. ¿Cree que fue descomedido con el país y que hizo daño?

Tengo la firme convicción de que un exjefe de Estado tiene el deber moral de anteponer los intereses de la nación a sus diferencias políticas y personales, particularmente en foros internacionales. Lo que hizo el expresidente, en Atenas, no fue disentir de una posición del Gobierno, sino presentar a Colombia como un país en donde impera el crimen y en el que no se puede confiar. ¿Qué ganamos cuando el senador les advierte a los empresarios extranjeros que este no es un lugar para invertir? ¿Cómo contribuye su discurso a mejorar el bienestar de los colombianos cuando lo que se necesita es mayor inversión y más respaldo de la comunidad internacional? Es lamentable que el exmandatario, en su ánimo de atacar al presidente Santos, termine empeñado en una campaña de desprestigio de Colombia en los principales foros del mundo.

¿El ejercicio de la oposición no incluye esa libertad, aunque se ejerza de manera desmedida?

El ejercicio de la oposición en una democracia como la nuestra es sagrado y está garantizado. El Gobierno lo ha aceptado sin ningún reparo. Pero una cosa es la oposición en su medio natural, dentro del país y, otra, la información a la comunidad internacional y la desinformación, no sobre el Gobierno, sino sobre la nación. En su intervención, el senador no mencionó al Ejecutivo, sino que se refirió a Colombia, específicamente.

El doctor Uribe mencionó cifras en su intervención, algunas de las cuales, según dijo, son oficiales. A su juicio, ¿cuáles son falsas, tergiversadas o exageradas?

Decir que las únicas dos áreas de la economía que crecen son el narcotráfico y la minería ilegal es completamente falso. Esa afirmación se cae con un solo ejemplo: en el primer trimestre de 2017, el sector agropecuario creció 7,7 %, y sólo el sector agrícola, 11 %. Es un insulto a Colombia decirle al mundo que nuestra economía está fundamentada en el narcotráfico y el crimen. El senador asegura que se desmantelaron los incentivos para la inversión extranjera, y que por lo mismo se cayó la inversión. Si usted revisa las cifras del Banco de la República, notará que, el año pasado, la inversión extranjera directa bruta en Colombia fue de US$13,5 billones, el doble de los US$6,4 billones de 2010, último año del gobierno Uribe. Aun si no tenemos en cuenta la venta de Isagén, la inversión extranjera, el año pasado, fue de US$10,2 billones, significativamente mayor al dato de 2010. Colombia tiene hoy la tasa de inversión más alta de América Latina y somos el país de la región al que las calificadoras de riesgo le han mejorado más su posición.

El expresidente también aseguró que se acabaron las asociaciones que él dejó entre entidades públicas y empresas privadas para desarrollar grandes proyectos…

Él dijo que en Colombia es prácticamente imposible hacer asociaciones público-privadas. La remito al más reciente informe de Ifrascope, un observatorio independiente de la prestigiosa revista The Economist y el BID en el que califican a Colombia como el mejor país de Latinoamérica para desarrollar asociaciones público-privadas (APP). El Departamento de Planeación Nacional tiene 618 proyectos en el registro único de APP.

En todo caso, ese no es el debate ni la base de mi protesta. Las cifras se pueden discutir. Lo inaceptable es su campaña de desprestigio al país.

A propósito, en el video que el propio senador publicó cuando intervenía en el foro de Atenas y pese a unos pocos aplausos al final, las personas que estaban al lado del expresidente se veían un poco incómodas (ver web). ¿Qué reacciones hubo después de que él terminara?

Para la gran mayoría de los asistentes, entre ellos 500 griegos, fue un poco sorprendente que alguien a quien se presenta como expresidente de Colombia interviniera para hablar mal de su país. Observé incredulidad por lo que se escuchaba de boca de quien lo decía. Terminada la sesión, algunos importantes participantes se me acercaron para manifestarme su asombro por lo que acababa de suceder. También me felicitaron por mi intervención.

Pero el doctor Uribe sugirió que tenía que responder a su discurso…

Mi intervención se refería al tema central del panel, esto es, al desarrollo sostenible y, concretamente, a los objetivos del desarrollo sostenible y al papel del sector privado, aliado con el sector público, para apoyar la inversión que permita la implementación de esos objetivos que fueron adoptados por Naciones Unidas, en 2015. Mi presencia en el foro se debió a que cuando yo era embajador en Naciones Unidas, además de haber representado al país en el Consejo de Seguridad, en el año 2013 presidí el Consejo de Política Económica y Social (Ecosoc), que orientó las negociaciones que permitieron la transición de los objetivos del milenio, en objetivos de desarrollo sostenible, tema en el cual Colombia cumplió un papel preponderante como promotor de propuestas e iniciativas (ver parte superior pág., siguiente).

Usted mismo ha dicho que la oposición tiene derecho a criticar. Entonces, ¿descalifica más que el contenido, el escenario?

El senador Uribe, como cualquier otro colombiano, tiene todo el derecho de criticar. Pero una cosa es ese derecho y otra muy diferente es la pertinencia del escenario que se escoge para ejercerlo y el tipo de argumentos que se utilizan. Cuando la crítica se convierte en una campaña de desprestigio del país en el exterior utilizando información falsa, imprecisa o exagerada, ¿en dónde queda la responsabilidad que recae sobre él, como jefe de Estado que fue?

¿Cree que la condición de exjefe de Estado les impone más prudencia a quienes tuvieron ese honor, y que ellos tienen mayores restricciones en el ejercicio de ciertas libertades que las del resto de los colombianos?

Una persona que ha sido honrada con el voto popular para ser el primer mandatario del país asume unas responsabilidades que van más allá de las legales e institucionales. Como he dicho, la defensa, promoción y respaldo al país son un deber moral. Esto no excluye el derecho a ejercer la oposición, pero con el decoro debido y en las instancias apropiadas. Como embajador de la nación, para mí es intolerable que un expresidente se pavonee por el mundo para denigrar de Colombia.

¿Admite que el gobierno Santos tiene una “maquinaria publicitaria manipuladora”, como lo sostiene el jefe del Centro Democrático?

Lo que Colombia tiene es un servicio exterior serio y profesional, cuya única motivación es la promoción de los intereses nacionales en el exterior. Tenemos una “maquinaria” efectiva para atraer más inversión y turismo que beneficie a millones de colombianos con más y mejor empleo, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades técnicas. Tal como en su época, su cancillería y sus embajadores defendieron al gobierno Uribe, así lo hacemos ahora con el gobierno Santos, con inmenso orgullo y convicción.

¿Por qué se le dio la palabra al senador Uribe inmediatamente después de usted?

Según entiendo, en su calidad de exjefe de Estado, el senador es miembro de un consejo asesor de la Organización Concordia. Por lo mismo, es invitado permanente a todos sus eventos y puede intervenir en cualquiera de los paneles de discusión. Eso no tiene nada fuera de lo común. Lo que llama la atención es que utilice el escenario de un panel de discusión que no era sobre Colombia, sino sobre la implementación de la Agenda de Desarrollo Sostenible en el mundo, para presentar al país como un paraíso del crimen y un territorio hostil a la inversión extranjera.

Se podría pensar que la exposición del expresidente no fue espontánea. Parecía preparada y calculada, y no es raro porque hace parte del modo de actuar del exmandatario. ¿Cree que está en desarrollo una estrategia internacional en contra del gobierno Santos y del Acuerdo de Paz por parte del uribismo?

Es evidente que esta es tan sólo una muestra de una campaña internacional de desprestigio de Colombia que lidera el senador Uribe. Grave, porque se hace con información falsa, imprecisa o exagerada.

Está claro que esa estrategia incluye la irrupción abrupta en los escenarios internacionales para contrarrestar el aplauso del mundo por el Acuerdo de Paz, e incluso, por el Premio Nobel. ¿El cuerpo diplomático nacional está preparado para enfrentar esa dificultad? Quiero decir que esto que le pasó a usted, muy seguramente les sucederá a todos los embajadores con mayor frecuencia cuanto más se acerquen las elecciones de 2018.

Ya ha ocurrido en el pasado y la responsabilidad del servicio exterior colombiano es divulgar los logros que se han obtenido, solicitar los apoyos requeridos y desmentir las informaciones falsas, como lo hicieron los embajadores de las administraciones Uribe cuando lo creyeron necesario. Nuestra estrategia es muy clara: vamos a defender los intereses nacionales y -como lo acabo de hacer- no permitiremos abusos como el que acaba de ocurrir en Atenas. Los denunciaremos.

La explicación más reiterativa del senador es que sus afirmaciones en el foro de Atenas son las mismas que ha hecho en el país y que el mundo se entera de todo por la rápida difusión de las informaciones en las plataformas digitales.

Repito: hay una importante diferencia entre el debate nacional y su comunicación por diferentes medios, y una gestión cuyo propósito sea la de presentar una imagen negativa del país ante una audiencia internacional. Y también reitero: esa gestión, en cabeza de un exjefe de Estado, resulta francamente lamentable. Apelo a la cordura y hago un llamado a poner los intereses del país por encima de las diferencias políticas y personales. Áreas como la seguridad nacional o la política exterior deben estar blindadas frente a su explotación con fines políticos internos.

Usted también fue blanco de las críticas del expresidente. Él replicó un trino en que la pregunta era: “¿El embajador Osorio representa al país o a su amigo Santos?”. Y agregó una frase, un poco maligna, de un artículo del portal Las dos orillas: “Desde que Santos llegó a la Presidencia en 2010, ha tenido presente el nombre de su amigo quien además fue cuñado suyo, Néstor Osorio”. 1. ¿Se siente descalificado para ser embajador por tener nexos de amistad o de familiaridad con el jefe de Estado? 2. ¿Cómo responde este tipo de ataques?

No hay muestra más clara de la falta de argumentos que recurrir al insulto y a la descalificación personal. Llevo 40 años defendiendo los intereses del país en múltiples instancias internacionales, como la Organización Internacional del Café, la Organización Mundial de Comercio, las Naciones Unidas, incluyendo el Consejo de Seguridad y el Consejo Económico y Social, y ahora ante el Reino Unido.

En época de los dos gobiernos Uribe, es decir, de 2002 a 2010, ¿cuáles actividades profesionales desarrolló usted?

Desde el 1° de marzo de 2002 hasta octubre de 2010 fui el director ejecutivo de la Organización Mundial del Café (OMC) hasta cuando tuve el honor de ser nombrado por el presidente Juan Manuel Santos como embajador de Colombia ante Naciones Unidas. Para llegar al cargo de la Dirección Ejecutiva de la OMC fue elegido y reelegido por más de 80 países productores y consumidores del grano. Desde allí promoví y defendí a los cultivadores de Colombia y también fui emisario de más de 50 naciones productoras de café, en la promoción y consumo de este producto. Desde esa posición también estaba, como es claro, defendiendo los intereses nacionales.

¿Qué sabor le queda de este episodio? Suponga que le llegarán otros ataques personales.

Este episodio refuerza mi convicción, ejercida por más de 40 años, sobre la defensa que he hecho de los intereses del país. No se trata de una discusión personal, sino del buen nombre de Colombia.

“El daño consiste en promover una mala imagen de Colombia”

Usted conoce bien el poder de los foros internacionales y sus efectos ¿Cree que la descalificación de Uribe al Estado colombiano, tendrá consecuencias negativas para todos?

Indudablemente hace daño pero el respaldo a la Nación por parte de la comunidad internacional pública y privada, es sólido. Es ingenuo pensar que organizaciones internacionales de la talla y seriedad de la OCDE, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional o las calificadoras de riesgo, dependan de la opinión de una persona. De otro lado, esos organismos, que han reiterado en múltiples ocasiones su voto de confianza en Colombia, son serios, tienen la capacidad de realizar sus verificaciones, de evaluar y de tomar decisiones no porque un gobierno se los diga sino porque los hechos así se los indican y también porque los pueden verificar.

Pero, entonces, ¿el daño, más que económico, es político, según su criterio?

Los dos: político y económico. El daño consiste en crear dudas sobre las capacidades del país, en desterrar a los posibles inversionistas y en promover una mala imagen de Colombia.

Contraste entre los dos discursos

La organización Concordia realiza cumbres anuales desde el año 2011 con el fin de reunir a líderes actuales y antiguos dirigentes, con ejecutivos de las principales multinacionales para propiciar asociaciones público privadas que encuentren soluciones a problemas comunes del mundo, por ejemplo, el combate al extremismo, la “inversión en la juventud” y el desarrollo sostenible. Este fue el tema central del foro de Atenas que acaba de concluir y en el que se encontraron el embajador Osorio y el expresidente Uribe. Mientras el exmandatario se refirió a la situación interna de Colombia, según él la ve, un asunto que no tenía nada que ver con el objeto de la reunión, el diplomático aludió al sector cafetero – del cual es experto -, para enfatizar en las desventajas de los productores del grano, en los países que lo poseen. Aseguró que, en términos monetarios, el precio del café es hoy igual al de hace 25 años. Resaltó que mientras el consumo se ha incrementado a una rata del 2%, por año, lo precios continúan siendo muy bajos. Advirtió que la misma situación de desnivel económico se vive en otros mercados agrícolas. Apeló a la responsabilidad social de la cadena productiva más rica para compensar a la parte menos favorecida antes de que se precipite una delicada crisis de contracción.

 

Por Cecilia Orózco Tascón

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