'La gente teme denunciar a los corruptos'

Aunque oficina bajo su mando ha destapado casos de corrupción, acepta que no hay política anticorrupción. Rafael Merchán dice que lucha contra ilegalidad debe hacerse desde los colegios.

Camila Zuluaga
16 de septiembre de 2014 - 06:40 a. m.
Rafael Merchán,  director de la Secretaría de Transparencia.
Rafael Merchán, director de la Secretaría de Transparencia.

En tiempos en que se discute la idoneidad de una reforma tributaria y la existencia de un déficit fiscal de US$12,4 billones, la principal reacción de los ciudadanos es decir que estarían dispuestos a pagar impuestos si no se los robaran y se perdieran en corrupción. Por esta razón, El Espectador habló con el secretario de Transparencia, Rafael Merchán, encargado desde el Ejecutivo de dar los lineamientos para que se genere en el país una política pública que erradique ese tipo de prácticas.

¿Qué investigaciones viene adelantando usted en la Secretaría de Transparencia?

La Secretaría de Transparencia fue creada a finales de 2011 con la función de asesorar al presidente en la formulación de políticas públicas relativas a la corrupción. Hay muchas acciones aisladas, pero se necesitaba una oficina con cierto nivel político que pudiera orientar las acciones de las distintas entidades, y en ese sentido la Secretaría de Transparencia ha venido trabajando temas de política pública con bastante éxito. En cuanto a política anticorrupción, la secretaría ha hecho mucho. No tenemos facultades de policía judicial, lo único que hacemos es que cuando tenemos información sobre un posible caso de corrupción la recopilamos y ponemos en conocimiento de los organismos de control y de la Fiscalía.

Sin embargo, usted ha sido eficiente en dar a conocer casos de corrupción. ¿Qué tan fácil es ejercer esa función siendo una entidad adscrita a la Presidencia?

Muy difícil, entre otras cosas porque la gente en Colombia tiene miedo de hacer públicas las denuncias. Por mi oficina pasan diariamente muchos empresarios, funcionarios que me cuentan de las irregularidades que conocen, pero que tienen miedo a judicializar y llegar al fondo de estos casos. Ese, entre otras cosas, es el éxito que hemos tenido en el caso de la UNP, que aparte de un gran material documental que hemos podido recopilar, tenemos fuentes humanas que han estado dispuestas a contar qué era lo que pasaba allí.

Y en cuanto a independencia, ¿qué tanto afecta a las denuncias el hecho de estar ligados a la Presidencia?

En los casos en que nos hemos metido, que han sido bastante sonoros, ni el presidente, ni ningún ministro o alto funcionario me ha pedido nunca que me abstenga de mirar algún caso por miedo a consecuencias políticas. Siempre he tenido autonomía y el máximo respaldo en casos tan complejos.

Estamos empezando un nuevo gobierno y hay expectativa por los cambios que falta hacer en diferentes cargos. ¿Hasta cuándo se queda usted en la Secretaría de Transparencia?

Ahí viene la frase de cajón: lo que diga el presidente. Pase lo que pase, estoy tranquilo porque creo que hemos cumplido una buena labor, pero es él quien decide.

¿Hasta cuándo se quiere quedar?

Evidentemente hay un desgaste natural, pero este es un tema que me apasiona y en el cual todavía quedan muchas cosas por hacer.

Pero ¿ya le han dicho algo?

No. Por eso digo que lo que decida el presidente; más con todos los cambios que ha habido recientemente en Presidencia.

Ya que habla de los cambios en Palacio, ¿en qué afecta esa reestructuración a la Secretaría de Transparencia?

Nosotros dependíamos de la Secretaría General y ahora dependemos del Ministerio de la Presidencia, es decir, del doctor Néstor Humberto Martínez; antes dependía de María Lorena, ahora de él.

Con la llegada de Néstor Humberto Martínez, ¿se ha dicho que algo va a cambiar dentro de su cargo?

Todo ha sido muy acelerado, no hemos tenido tiempo de sentarnos a pensar en el tema, pero imagino que en los próximos días lo haremos.

¿Le gustan los cambios dentro de la Presidencia y el cambio de jefe?

Todavía falta ver los resultados. Hasta ahora se está terminando de armar el muñeco. Sobre el doctor Martínez, tengo una relación de vieja data, el mayor respeto profesional y una muy buena relación personal.

En los últimos ránquines sobre corrupción, Colombia ha bajado en posiciones. ¿Por qué estamos peor en corrupción si oficinas como la suya trabajan en erradicarla?

Le doy otro dato: en el índice de competitividad, que tiene como una de sus variables la corrupción, estamos muy mal ubicados. Se les pregunta a los empresarios cuál es el principal obstáculo para hacer negocios en Colombia y sigue siendo la corrupción, por encima de la infraestructura, la seguridad jurídica y otros tantos temas. Esto obedece a muchos factores; en primer lugar, a que no contábamos con una política anticorrupción.

¿Quiere decir que este es el primer gobierno que tiene una política anticorrupción?

Claro que ha habido acciones puntuales de todos los gobiernos, pero como Estado nos ha faltado hacer un planteamiento de largo plazo, mirar los aspectos preventivos y sancionatorios. Toda la literatura sobre corrupción nos dice que puede haber un círculo vicioso o virtuoso. Si la gente ve que hay corrupción e impunidad, se desmotiva a denunciar. Ese círculo es muy difícil de romper y crea una sociedad más tolerante a la corrupción.

Por eso mismo, en ese sentido, ¿ustedes qué han hecho?

El granito de arena que hemos puesto es a través del Conpes anticorrupción, que se aprobó en diciembre pasado y ayuda a la coordinación de más de 20 entidades para los próximos cuatro años, tanto en temas preventivos como en tema de controles y sancionatorios. Además de eso, emprendemos distintas acciones a largo plazo.

Sin embargo, ¿no le preocupan los índices de corrupción que tenemos en el país?

No les tengo miedo a los índices, porque están mostrando una realidad y uno no puede negarla. En la medida en que usted destape más escándalos de corrupción, va a bajar más en esos índices, porque la gente percibe que hay más corrupción. Un ejemplo crítico es la cultura de la ilegalidad. Aquí el sistema educativo está totalmente desligado de los temas preventivos de generar en los estudiantes amor y respeto por lo público y las normas.

¿Y se ha estructurado algo con el Ministerio de Educación para empezar a cambiar esta cultura desde los colegios?

Claro que sí, es una de las acciones preventivas del Conpes. Se lo comenté informalmente a la doctora Parody y estamos esperando que termine sus empalmes para retomar el tema.

Hablando de los empresarios, ¿hay más corrupción en el sector público o en el privado?

No habría corrupción si no existiera quien da y quien recibe, esto es de dos caras. Detrás de un hecho de corrupción hay una empresa que se está beneficiando, lo que pasa es que el más visible es el funcionario.

¿Y ustedes han hecho algún trabajo con la empresa privada?

Si, hemos hablado con muchos gremios y empresarios y tienen la intención de plantear unas políticas mucho más proactivas frente al tema. Además, desde la Secretaría queremos implementar, antes de finalizar el año, un proyecto que traemos de Brasil, que se llama Registros Proética, y que consiste en que las grandes empresas hagan un sistema de autoevaluación para que miren qué tan altos son sus estándares de lucha contra la corrupción.

‘Hay material incriminatorio contra privados’

¿En el escándalo reciente de la UNP qué papel jugaron los privados en ese cartel de corrupción?

Hasta ahora solo hemos podido establecer quiénes eran los funcionarios de la UNP que estaban involucrados. El capítulo que queda por abrirse es el rol que jugaron las empresas. Lo que sí le puedo adelantar es que el material al que tuvimos acceso y que ya conoce la Fiscalía es bastante incriminatorio sobre el papel que jugaron las empresas privadas.

¿Usted ha hablado con las empresas contratistas de la UNP en el proceso de investigación?

Les envié una carta diciéndoles que lo mejor era que colaboraran y pudieran brindar toda la información que tengan sobre la UNP. Si les pidieron dineros o si hubo empleados de ellos que actuaron mal sin ellos saberlo.

¿Qué les respondieron?

Ninguna acepta su responsabilidad y dicen que están haciendo investigaciones internas.

‘No es cierto que el fiscal haya pedido mi cargo’

Hace unas semanas, en un blog de la revista Semana se publicó que el fiscal Eduardo Montealegre había pedido a presidencia que a usted los sacaran de su cargo. ¿Es eso cierto?

No tengo nada que agregar distinto a que no es cierto que el fiscal como tal haya pedido mi cargo.

¿Entonces por qué se publicó eso?

No lo sé… No sé cuáles habrán sido las fuentes, pero que el fiscal haya pedido mi cabeza, hasta donde yo tengo entendido, no es cierto.

¿Usted ha tenido contacto con el fiscal?

Mi interlocutor es el vicefiscal.

¿Qué es lo más difícil de estar en la Secretaría de Transparencia?

Alguna vez le respondí a una colega suya que lo único que coleccionaba desde que estaba en la Secretaria eran enemigos, es lo único que uno termina dejando aquí. Si uno se mete en esos cargos es a sabiendas de que va a pisar muchos callos, pero uno no puede aceptar este cargo si quiere quedar bien con todo el mundo.

Por Camila Zuluaga

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