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'Gerlein no puede convertir sus frustraciones en ley general'

El primer legislador gay de Argentina dice que la posición del senador colombiano es retrógrada, discriminatoria y violenta.

Hugo García Segura
29 de noviembre de 2012 - 12:15 a. m.
Osvaldo López es senador del bloque kirchnerista Nuevo Encuentro, en representación de Tierra del Fuego.  / Archivo particular
Osvaldo López es senador del bloque kirchnerista Nuevo Encuentro, en representación de Tierra del Fuego. / Archivo particular

Senador argentino en representación de Tierra de Fuego, Osvaldo López fue el primer hombre en casarse con una persona del mismo sexo tras la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en su país. Lo hizo con Javier Calisaya, su pareja desde 2005 y también su secretario privado. 

Por eso, en momentos en que en Colombia el debate en torno al matrimonio gay atiza con un proyecto de ley de cursa en el Congreso que busca abrir esa puerta y las declaraciones del senador Roberto Gerlein, quien dijo que el sexo homosexual es “sucio y excremental”, López se siente en la obligación de “poner una palabra en estos debates de interés regional sobre derechos fundamentales” y en diálogo con El Espectador, le responde a Gerlein y da sus puntos de vista, aclarando que, ante todo, respeta la libertad de autodeterminación del pueblo colombiano en la toma de decisiones políticas a través de sus instituciones, sin intromisiones ajenas a su seno.

¿Qué opinión le merece las declaraciones del senador colombiano Roberto Gerlein, quien se opone al proyecto que busca aceptar el matrimonio entre parejas del mismo sexo diciendo que el sexo entre  estas es sucio, excremental y asqueroso?

Creo que opina como si hubiera tenido alguna experiencia frustrante, pero lo más grave es que reduce el alcance del matrimonio a una cuestión sexual, cuando es mucho más que eso. Es un acuerdo entre dos personas sobre un proyecto de vida común a partir de la conformación de una familia, que se inserta en la sociedad en todos sus planos: laboral, educativo, profesional y cultural, ejerciendo para ello, incluso, derechos que hacen a la vida íntima que, como afirma la Constitución argentina, están exentos de la autoridad de los magistrados y reservadas sólo a Dios.

Dice el senador Gerlein que el matrimonio tiene como objetivo fundamental la procreación...

Es una opinión. El matrimonio civil surge de la ley, no de la naturaleza, ni de la biología ni de la religión. Tiene los objetivos que le fijan la ley y las personas que deciden contraerlo de acuerdo con la ley. Nadie tiene la obligación de escoger una u otra opción pero, si, todas las personas debemos tener los mismos derechos, con las mismas denominaciones, con prescindencia de nuestra orientación sexual, y sin derecho a injerencias de terceras personas ni del Estado en el plano de la intimidad.

Igualmente, señala que el sexo entre dos mujeres es más aceptable que el que se da entre dos hombres...

Cada uno cultiva gustos y preferencias subjetivos en función de experiencias y circunstancias propias que no pueden ser impuestas a otros ni convertidos en ley general. En el estado actual de la democracia en el Siglo XXI, las diferencias de género ya no deben dar soporte a un trato desigual, que a su vez pueda cimentar discriminación y violencia de género contra las cuales vienen alzándose las sociedades y sus Estados.

Gerlein cita a Gandhi, quien decía que la política formaba parte de la religión, y quien no supiera de este postulado, ni sabía de política ni entendía de religión....

Las afirmaciones dogmáticas censuran el debate que requiere la democracia. La religión se basa en la fe, en la creencia a algo superior al ser humano, perfecto. La política es teoría y praxis humanas, imperfecta por definición. Muchas veces en la historia, la dinámica y la evolución de los pueblos se han visto obstaculizadas por religiones e iglesias, las cuales más de una vez ni siquiera han resistido el test de la coherencia entre lo que profesan y lo que practican. Desde esa resistencia al cambio, incluso sustentada desde la defensa de determinados intereses de clase, hasta se han sostenido situaciones injustas, violentas y genocidas que en modo alguno pueden hallar sustento en supuestos deseos de Dios, en tanto entendamos que Dios es fuente de toda razón y justicia, como también sostiene la Constitución Argentina.

¿Qué piensa de la teoría del senador colombiano de que ser gay es una condición genética?

Es como postular que ser abogado, ser cura, ser político o ser corrupto obedece a predisposiciones genéticas. El positivismo como propuesta científica fue superado por lo menos hace un siglo. Ser gay es una elección de vida que surge de la naturaleza libertaria del ser humano y que existe desde que existe el mundo, aunque por miles de años fuera censurada. Las personas no debemos ser evaluadas por nuestras elecciones vinculadas a la vida íntima, sino por nuestras acciones en la vida pública. Las sociedades albergan en su seno la diversidad, y en democracia es forzoso respetar todas las opciones sin que nadie pueda pretenderse ejemplo que obligatoriamente otros u otras debamos imitar.

¿Qué establece la legislación argentina sobre la unión de parejas del mismo sexo? 

La legislación argentina no establece diferencias en cuanto a los efectos de las diferentes formas de matrimonio. De hecho el régimen de ‘matrimonio igualitario’ prescinde de la consideración de la orientación sexual, del género, y de la identidad de género de los o las contrayentes. Sólo requiere el concurso de dos personas que expresan libremente el consentimiento de unirse en matrimonio y a partir de allí las consecuencias son idénticas para todos los casos en materia de deberes de asistencia, alimento, vivienda, bienes, responsabilidades parentales o patria potestad, filiación, parentesco, herencia, seguridad social, etc.

¿Y cuál ha sido la reacción de la sociedad argentina ante el matrimonio de parejas del mismo sexo?

Hubo sectores minoritarios, congregados por el conservadurismo de derecha y por algunas iglesias, que resistieron el cambio que la mayor parte de la sociedad acompañó. Lograda la reforma, no obstante esas oposiciones, la sociedad toda se fortaleció en la maduración de su vocación de aceptar la diversidad y la libertad de opción por todas las formas matrimoniales y familiares de encarar un proyecto de vida común. Cuando dos años después de la Ley de Matrimonio Igualitario debatimos y aprobamos en el Congreso la ley de identidad de género, que permite a las personas ‘trans’ adecuar su nombre y sus documentos a la percepción del género que asumen en su vida de relación como parte de su identidad -pudiendo incluso acceder a prestaciones médicas tendientes a la adecuación del cuerpo-, muchos que habían resistido la ley de matrimonio igualitario apoyaron o votaron a favor, como signo de esa maduración que de alguna manera fue estimulada o potenciada por la reforma matrimonial anterior.

¿Cree que declaraciones como las del senador Roberto Gerlein podrían acentuar reacciones violentas contra la comunidad gay?

No creo que las declaraciones tengan ese resultado, aunque puedan esconder ese objetivo. Creo que contribuyen a un debate que debe darse con apertura y amplitud, y que no debe evadirse por prejuicios o tabúes. Permite poner en blanco sobre negro lo que piensan y proponen quienes resisten y quienes son permeables a los cambios que demandan las sociedades y los tiempos actuales, como para que el pueblo pueda tomar partido en un debate que debe contenerlo como sujeto protagonista y no como pasivo espectador. A medida que todos y todas vamos saliéndonos del miedo, vamos enfrentándolo, vamos tomando luz, y vamos tomando partido por una u otra posición en pugna, construyendo nuestras propias razones, nuestros propios interrogantes, nuestros propios argumentos y desafíos, vamos impulsando el cambio que mejora la sociedad y fortalece la democracia.

En Colombia, la Corte Constitucional exhortó al Congreso a reconocer los derechos de las parejas del mismo sexo. ¿Cree que las declaraciones de Gerlein lo que hacen es desviar el debate sobre el tema de fondo, que es dicho reconocimiento de derechos?

No creo que desvíe el debate. Creo que toma partido en el debate, aunque desde una posición sesgada, sectaria, retrógrada, discriminatoria y violenta. Alguien que obstaculiza la democrática renovación de una banca parlamentaria ocupándola por 40 años evidentemente defiende desde el miedo un statu quo, el cual sin embargo no puede impedir que el pueblo transforme, porque contradice la esencia misma de la vida del hombre en sociedad, que es dinámica, evolutiva y cambiante. La derecha política y religiosa puede demorar un cambio. Lo que no puede hacer es evitarlo. Es una pena que en esa demora se sostienen situaciones injustas, socialmente excluyentes, en vez de inclusivas, como corresponde en términos de respeto por los derechos humanos, económicos, sociales y culturales, que son derechos universales, reconocidos a escala planetaria desde hace ya más de cincuenta años y que este Senador no debiera ignorar si no fuera por la ceguera que le causa su odio homofóbico ilegal.

¿Cómo está Latinoamérica en cuanto al reconocimiento de derechos para las parejas del mismo sexo? ¿Acaso estamos asistiendo al resurgir de ideas que se oponen a las que proclaman las libertades personales o es usted optimista en que vamos hacia una sociedad de avanzada y progresista?

Soy optimista en cuanto a los avances en materia de inclusión social, de ampliación de derechos, de igualdad de oportunidades, de erradicación de la discriminación y de la violencia de género como componentes de la pacificación y de la cohesión social. Esto no es todo lo que hace falta para ir ‘hacia una sociedad de avanzada y progresista’, donde también hay que seguir trabajando temas como independencia política de los pueblos soberanos que salen de esquemas coloniales e imperialistas; como soberanía económica para poder definir libremente el mejor aprovechamiento de nuestros recursos sin ser sometidos a esquemas de saqueo diseñados por los países más poderosos; como la equitativa distribución de la riqueza para la erradicación de la desigualdad, de la pobreza, de la miseria, del hambre y de la injusticia que aún afecta a muchos sectores de nuestros pueblos; como la integración latinoamericana en el nuevo sistema mundial que nos interpela a ser actores a los bloques continentales más que a los estados-nación. Voces como la del senador Gerlein son, como el último manotazo de ahogado, expresión de facciones minoritarias y violentas que pertenecen a un tiempo y a una cosmovisión superados, y que morirán tratando de resistir un cambio que no podrán evitar porque el nuevo mundo tiene nuevos actores que reclaman para sí el derecho soberano de diseñar el mundo en que quieren vivir.

Por Hugo García Segura

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