Las negociaciones que estaban adelantando los representantes de los campesinos con el ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán; el ministro del Interior, Fernando Carrillo; y el secretario jurídico de la presidencia, Aurelio Iragorri, fueron suspendidas después de que el presidente Juan Manuel Santos, en alocución presidencial, ordenara que sus altos funcionario debían volver desde Tunja a Bogotá hasta nueva orden.
Entonces, el clima tenso se tomó la sede de la Arquidiócesis de Tunja. Estupiñán abandonó el lugar mientras los negociadores de los campesinos le pidieron a Carrillo que regresaran a la mesa. A la par, los agricultores manifestaron su inconformidad por lo que ellos sintieron, fue una acusación directa del jefe de Estado, en donde se les dejaba a ellos como la parte que, en una negociación, no quería negociar.
Indagaron cuáles eran las razones para que los vincularan y se hablara de infiltración de Marcha Patriótica. Y la respuesta fue: un centenar de panfletos de Marcha Patriótica circularon en las protestas de este jueves, donde se exigía que el paro nacional agrario sólo debería ser levantado hasta tanto el gobierno renegociara los tratados de libre comercio.
Pero de nuevo, timbró el teléfono y la orden para los ministros fue contundente: regresar a Bogotá hasta tanto los campesinos, en una declaración pública, anuncien que levantarán todos los bloqueos reportados en las áreas rurales del país.
A esta hora, los líderes de los campesinos están reunidos votando entre sí para tratar de que los ministros no regresen a Bogotá y las negociaciones se queden en el limbo.