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La ignorancia, vital para la democracia

Investigadores de la Universidad de Princeton llevaron a cabo un experimento para explicar el papel que cumplen los individuos desinformados en la toma de decisiones.

Redacción Vivir
19 de diciembre de 2011 - 08:17 p. m.

Parece una noticia difícil de creer: los individuos desinformados son vitales para la democracia. Al parecer, gracias a ellos, el poder que intentan ejercer las poderosas minorías se diluyen y se mantienen bajo control.

El estudio que respalda tal aseveración fue publicado nada más y nada menos que en la prestigiosa revista Science, firmado por un grupo de investigadores de la Universidad de Princeton que combinaron modelos matemáticos y computacionales con experimentos de toma de decisiones entre animales.

“La visión clásica es que los individuos desinformados y desinteresados permiten la proliferación de puntos de vista radicales. Encontramos que este no es el caso”, apuntó Iain Couzin, profesor del área de biología evolutiva en Princeton. Por el contrario, demostró que aún una pequeña minoría de “despistados” cumple el rol de compensar el apasionamiento de otro grupo por dominar. Además, los desinformados contribuyen a que se alcance una decisión apoyada por la mayoría con más facilidad.

Sin embargo, esto no quiere decir que una masa acrítica y sin norte sea siempre buena. Los investigadores explicaron que los beneficios que ofrecen tienen un límite. Si el número de desinformados es muy alto, se pierde la coherencia del grupo.

En los experimentos llevados a cabo por el grupo de Princeton se utilizaron peces dorados, una especie que suele asociar el color amarillo a recompensas de comida. Lo que hicieron los investigadores para probar la hipótesis, fue entrenar grupos más grandes de peces para seguir el color azul, mientras a grupos más pequeños se les permitía seguir su instinto. Cuando se mezclaban las dos poblaciones, la poderosa minoría que seguía el color amarillo terminaba por guiar a la mayoría. Pero las cosas cambiaron cuando se introdujeron poblaciones de peces sin ningún entrenamiento. En ese instante, los que seguían el color amarillo comenzaron a perder poder.

¿Es posible extrapolar estos resultados a los humanos? Donald Saari, professor de matemáticas y economía de la Universidad de California dijo al portal Sciece Daily que es posible encontrar paralelismos entre estos comportamientos animales y lo que sucede con los mercados y la política. Cualquier analista económico o activista político ha vivido en carne propia lo difícil que resulta convencer a las masas de consumidores y votantes.
"Los resultados me provocaron muchas preguntas y sugieren otra forma de pensar sobre lo que observamos en las dinámicas de grupo”, apuntó Saari.

A través de experimentos computacionales y modelos matemáticos, el grupo de científicos pudo reforzar estos datos observados en los grupos de peces y que permiten extrapolarlos a humanos. “Los cálculos indican que durante el proceso de toma de decisiones, todos los individuos tienen una tendencia a seguir el punto de vista predominante, y los individuos opinadores son más resistentes a esa presión social”, explicó Couzin.

Esa renuencia a irse con la mayoría es precisamente la que puede manipular la percepción general. En cambio, los individuos desinformados, al no conocer esas opiniones suelen inclinarse por las tendencias numéricas.

Quizás los resultados del estudio de Princeton le ayuden a entender mejor las últimas y las próximas elecciones.

Por Redacción Vivir

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